Con un gran y doloroso problema sobre sus hombros, Flavia es acorralada de nuevo, sin embargo, la gran confusión la sumergirá en un mar de sensaciones y dolor. El amor no siempre es claro, el amor es solo amor.
Como toda madre, su principal deseo es velar por el bienestar de su hijo, aun si tiene que hacer cosas que la degradarían a más no poder. Como aquel contrato que firmó, donde a cambio de salvar a su hijo, tendría que darse como pago. Volviéndose así en la amante de su benefactor.
Una vez acabado aquel acuerdo, ya no tendría nada que hacer como aquel hombre que devoró sin piedad todo su ser; sin embargo, la vida caprichosa tenía preparado otros planes.
¿Podrá su herido corazón tener espacio para volver a creer en el amor?
¿Podrá el destino apiadarse de aquella madre abnegada?
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Cap. 17 Cariño, ¿no vas a saludar a tu padre?
Los Gonsalves enfurecieron y, más aún, los hermanos al escuchar como ella los delataba sin ninguna pena.
—No estás en condiciones de decidir eso, nosotros somos su familia, el niño lleva nuestro apellido, además, es tu palabra contra la nuestra de todo eso que estás inventando —Raúl, el segundo hermano de su ex marido, habló con más furia que suavidad.
Santiago se sentó apoyándose en el respaldo del sillón y dio una mirada fría a todos para declarar.
—Pues no sé a qué apellido se refieren, mi hijo lleva el apellido Flabel, soy su padre legítimo y Flavia es mi esposa, además tenemos dos hijos en común, pero mi campeón es el primogénito —dijo el hombre guapo dejando a todos mudos, pero aunado Katty estaba por reclamar la situación, se escuchó una voz alegre, entró al lugar como un torbellino y más al saber que tenía visita, una en particular.
—Mami, tía Aleida me dijo que… —Saúl ni siquiera prestó atención a los otros visitantes, al ver a Santiago su sonrisa brilló como un sol de primavera.
Santiago al mirarlo se sintió relajado, Saúl era como un bálsamo para su mal genio, bajaba todas sus intrínsecas actitudes.
—Cariño, ¿no vas a saludar a tu padre?, vine por ustedes —dijo Santiago levantando el brazo hacia Saúl.
Saúl corrió como un conejo feliz, más aún por sus palabras.
—Papi, que bueno que nos vamos, ¿hay helados donde nos iremos? —preguntó susurrando, haciendo reír a Santiago, el niño se acomodó a su lado tranquilo, dejándose abrazar por el hombre, Saúl no era nada tímido con Santiago, dejando a Flavia desconcertada, Saúl estaba arrodillado sobre el sillón apoyado en el guapo hombre que lo abraza como un padre cariñoso.
—Sí, debería haber muchos helados, pero lo hablaremos seriamente con mamá, ahora ve a alistarte —dijo Santiago mostrando la puerta con la barbilla, mientras que el niño mira a Flavia expectante.
—Haz lo que dice tu padre —dijo Flavia un poco apenada por eso, aunque sabe muy bien que su hijo se da cuenta de muchas cosas, y ese pequeño bribón se está aprovechando.
Los invitados estaban mudos, no sabían qué hacer, y antes de que reaccionen, el niño salió como una flecha, el ex suegro de Flavia vio al niño con un dolor en el pecho, era su vivo retrato cuando era niño, se parecía a él, y como abuelo le había fallado de la peor manera.
—Saúl, Saúl…, —Katty gritó, pero el pequeño había salido como una flecha.
Santiago dio una carcajada, le parecía cómica la situación.
—Bien, creo que ha quedado establecido que el niño ni siquiera tiene curiosidad por ustedes, mi hijo tiene otras prioridades, y si ha estado estudiando aquí es porque yo lo he permitido, el colegio es excelente, les enseñan grandes valores e integridad, son buenos en sus asignaturas, pero lo que más cultivan es la buena conciencia de los niños, eso es mejor que cualquier colegio caro, además, Saúl está inscrito en el mejor colegio del país, también pasa clases online ahí, para que su nivel no sea afectado cuando volvamos, pero ya que ustedes vienen a molestar a mi niño, pues me los voy a llevar, creo que he hecho mal en alejar a mi familia para cuidarlos y he terminado poniéndolos en más problemas…
Flavia dio un suspiro, quería saber si tomar la decisión del orgullo sería una buena elección, pero ¿Qué era lo más importante para ella?, eso era Saúl, y sus gemelos.
Flavia se fue a hablar con Aleida, Santiago no perdió el tiempo y pidió que lo lleven con los niños, Saúl se pegó a él con rapidez, Santiago se sentó con sus gemelos y Saúl en un sofá en la sala de juegos, estaba muy entretenido mirando a sus querubines, mientras escuchaba a Saúl contarle lo tremendo que eran, haciendo reír al hombre guapo que los miraba a los tres con aprehensión, no quería siquiera que el tiempo pase, ese año será muy corto, definitivamente debía hacer algo para que Flavia no se vaya dentro de un año, que no se lleve a los niños, no entiende cómo su mundo se había girado solo a la existencia de esos seres que parecen ajenos y a la vez tan entrañables.
Mientras tanto, Aleida hace bullying a Flavia, no puede evitarlo, cuando se fue a reunir con él, ella esperaba que no sucumba a sus encantos, pero que llegue casada y desde hace tres años era realmente más de lo que ella había pensado.
—Bien, ahora dime lo que ha pasado, pensé que ese tipo te robaría un beso o tal vez un poco más, pero volverte su esposa de un momento a otro, es realmente hábil, pero que no te haya embarazado también —dijo Aleida entre risas, mientras Flavia la fulmina con la mirada.
—No es lo que piensas, nada de eso, solo que no quiero tener tantos enemigos en mi cabeza, los Gonsalves no son tanto, pero tener a Santiago Flabel reclamando sus derechos de padre me pone nerviosa — dijo Flavia mientras que Flavia asiente.
—Te entiendo, no es fácil, aunque las mujeres tenemos muchos derechos, al final el mundo sigue siendo de los hombres y para los hombres, ahora déjame hacer mis maletas, yo voy contigo, no quiero que ese sujeto crea que puede aprovecharse de ti, no a menos que tú quieras, pero mientras tanto, cuidaré tu honor lo más que pueda, aunque con un hombre como ese, realmente no sé qué tanto se puede cuidar —dijo Aleida entre risas, mientras Flavia rueda los ojos y se dirige a la sala de juegos, debe irse con Santiago y sellar ese tema de los Gonsalves, no los quiere cerca de Saúl, eso sí que no.
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Mientras los Gonsalves, que se habían quedado fuera de nuevo, se debatían si debían entrar y acusar a Flavia de esconder a su hijo de sus abuelos.
Vieron pasar a Santiago por el jardín cargando a dos niños, los bebés estaban tranquilos y Flavia caminaba detrás del hombre tomando la mano de Saúl, quien hablaba como una linda cotorrita con su madre.
Katty quiso acercarse, pero uno de ellos guardias se lo impidió, solo pudo ver algo que la dejó muda, los bebés tenían los ojos como Santiago Flabel y Flavia era la madre, ya que los pequeños rubios, así lo demostraban.
Ellos se dirigían a la casona vivienda, ahí estaban todas las cosas de los niños y de Flavia, Aleida estaba poniendo todo en orden y Gerardo se quedaría viendo todo, su amiga claro que la acompañaría a Flavia para asegurarse de que todo estaba bien, sin saber que la vida no siempre es impredecible.