¿Qué harías si un día despertaras en un mundo totalmente desconocido?
Andaira, una joven del siglo XXI, despierta en la majestuosa mansión Valois sin memoria y con más preguntas que respuestas. En un reino de magia y misterio, deberá desenterrar los secretos de su pasado y descubrir su verdadero destino. Rodeada de intrigas y peligros, Andaira se encuentra con Kaiden, un valiente príncipe y poderoso general, quien la ayudará a enfrentar las sombras que amenazan su existencia.
A medida que Andaira explora este mundo mágico, se dará cuenta de que su vida está entrelazada con fuerzas antiguas y poderosas. ¿Podrá encontrar su verdadera identidad y salvar al reino de una oscura amenaza?
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Capitulo 7
Debo averiguar más sobre el demonio para no permitir que haga daño a las personas en la mansión. No debo huir; ahora tengo personas que proteger. Le pedí a Anna que consiguiera pantalones y camisetas. Creo que aquí las mujeres no suelen usar este tipo de ropa, pero dijo que lo conseguiría. Al cabo de un rato, trajo un pantalón blanco ajustado, botas altas, una camisa blanca y un chaleco azul marino con botones de oro.
—Anna, ¿dónde lo conseguiste? Dijiste que nunca habías visto este tipo de ropa antes —le pregunté emocionada. Me gustaba, me recordaba a los trajes que se usan para montar a caballo en mi mundo.
Anna sonrió.
—Señorita, tengo algunos contactos que pueden conseguir casi cualquier cosa —dijo con una sonrisa de satisfacción—. Pensé que le gustaría algo diferente y práctico.
—¿También lo confeccionaste? —le pregunté con curiosidad y expectativa.
—Claro que no, señorita —respondió riendo suavemente—. Solo lo conseguí de algunos sastres especializados. Aunque no es algo común aquí, estoy segura de que le quedará perfecto.
—Bueno, no importa —le dije mientras tocaba la ropa que me había traído—. Creo que es increíble. Puedes hacer que las personas luzcan muy bien y se sientan felices.
—Gracias, señorita. Me alegra que le guste —dijo Anna sonriendo—. También me alegra ver que ya no se aleja de los demás.
Sentí que Anna me tenía un aprecio genuino, su mirada expresaba sinceridad. Anna me ayudó a cambiar mi ropa y le pedí que me hiciera una coleta alta. Le pedí que no pusiera adornos en mi cabello, pero insistió en que me harían ver más bonita.
—Un toque sutil, señorita —dijo Anna—, no quiero que se sienta incómoda.
Accedí y me colocó una cinta azul marino, igual que el chaleco. Me miré en el espejo y me sorprendió lo elegante que parecía.
—Está adorable, señorita —dijo Anna sonriendo—. Estoy segura de que todos se quedarán impresionados.
Me sentí confiada y preparada para enfrentar lo que viniera a continuación.
Salí de mi habitación para dirigirme al bosque de Valois. Iba bajando las escaleras del recibidor cuando vi al mayordomo abrir la puerta principal, y ahí estaba Kaiden. Se veía imponente, tan pulcro y atractivo como siempre, pero no quería lidiar con él y sus reproches.
Sus ojos se cruzaron con los míos; sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Su mirada no era como antes; parecía avergonzado, y su cara se puso roja. Desvió la mirada; parecía que no estaba allí para pelear.
Continué bajando las escaleras hasta acercarme a él.
—Su Alteza —le saludé. Tenía que afrontarlo, no podía huir. Si no podía enfrentar a Kaiden, ¿cómo podría desafiar a un demonio?
—¿Qué lo trae por aquí? —le pregunté, pero noté que aún evitaba mirarme—. ¿Viene a ver a mi padre? —pregunté al ver su renuencia a verme. Kaiden aclaró su garganta.
—No, vine a verte —dijo mientras se tocaba el cuello. Desde aquí se veía aún más atractivo; lástima que fuera tan arrogante.
—Bueno, en este momento no tengo tiempo, Su Alteza —le dije—, así que si me disculpa. Pasé a su lado, dejándolo ahí parado.
—¡No!, espera —dijo y me tomó de la muñeca. Yo miré su mano con desagrado; soltó mi mano de inmediato—. Lo siento, por favor, solo dame un momento —dijo. Se veía nervioso. Sus ojos parecían suplicar que lo escuchara.
—Está bien, solo un momento —le dije y comencé a caminar hacia el jardín—. Vamos, hablemos mientras caminamos.
Era un día precioso. Me gustaban las flores y los árboles que había en el jardín, aunque la compañía dejaba mucho que desear; el ambiente era incómodo. Había muchas personas trabajando en el jardín, y las miradas iban dirigidas hacia mí; creo que era por mi ropa. Kaiden se veía muy incómodo, con una mirada de disgusto.
—Dijo que quería hablar conmigo —le dije, rompiendo el silencio—. ¿Y bien? ¿Qué tiene que decirme? —le pregunté mientras nos deteníamos debajo de un gran árbol, cuya sombra nos proporcionaba un refugio temporal del sol.
—¿Por qué estás usando esa ropa? —dijo mirándome de arriba abajo. Creo que me equivoqué, este hombre siempre quiere pelear.
—¿Eso era lo que quería decirme? —dije con cara de fastidio.
Kaiden carraspeó antes de hablar.
—Yo quería disculparme —dijo con una expresión seria—. Lamento haberte asustado y lastimado. Fui duro contigo y me comporté como un cobarde —se veía realmente arrepentido.
Me tomó por sorpresa; no pensé que quisiera disculparse.
—Está bien, acepto su disculpa —le dije. No ganaría nada si seguía peleando con él—. Pero que no se vuelva a repetir —agregué, mirándolo fijamente para que entendiera que estaba hablando en serio.
Kaiden asintió con la cabeza, su expresión aún seria.
—No volverá a suceder —prometió.
El viento sopló con fuerza, me hizo girar la cabeza, y de repente, Kaiden pasó su brazo por mis hombros y me cubrió con su pecho. Mi corazón se detuvo por un microsegundo y luego empezó a latir con fuerza. Me sentí envuelta en un calor que me hacía sentir segura y protegida.
Levanté mi rostro, y mis ojos se encontraron con los suyos. ¿Cómo podía ser tan atractivo? Ni en mi mundo había hombres tan guapos como él. Su mirada intensa me hizo sentir un escalofrío en la espalda. Su proximidad me estaba volviendo loca.
Kaiden me miró con una expresión que parecía decir "estoy aquí para protegerte", y yo me sentí vulnerable ante su mirada. Mi corazón latía con tanta fuerza que parecía que iba a salírseme del pecho.
—¿Estás bien? —preguntó, su voz baja y suave, y yo solo pude asentir con la cabeza, sin poder articular palabra.
—Sí... sí estoy bien —dije separándome de él, tratando de recuperar la compostura—. Lo siento, debo irme —le dije y sonreí de manera tonta y nerviosa, sintiendo que mi rostro se calentaba.
Kaiden me miró con una expresión de decepción, pero luego se recuperó rápidamente y asintió con la cabeza.
—Está bien, entiendo —dijo, su voz aún suave, pero con un toque de melancolía.
Se apartó de mí y se quedó quieto, observándome mientras yo me alejaba.
—Espera —dijo de repente, y yo me detuve.
—¿Qué? —pregunté, volviéndome hacia él.
Kaiden se acercó a mí y se detuvo a unos pasos de distancia.
—No, no es nada —dijo mirándome. No parecía que se quisiera despedir.
—Entonces, lo veo después, Su Alteza —le dije y continué mi camino al bosque de Valois. Esto no es bueno, ¿qué tiene ese hombre que me hace reaccionar así? Casi olvido que debo encontrar al demonio.
El camino es un poco difícil, pero afortunadamente le pedí a Anna esta ropa, lo que me facilita más el caminar por aquí. Sin embargo, el bosque se siente diferente ahora. Siento como si una energía oscura fuera a consumirlo todo. La paz que solía traerme este lugar ya no está; la luz que entraba por las copas de los árboles ha sido reemplazada por una niebla espesa que apenas me deja ver el sendero.
El aire es frío y húmedo, como si el bosque estuviera respirando un aliento siniestro.
—¡Ahhh! —grité cuando mi espalda golpeó contra un árbol. Y las manos de un hombre me sostenían. No, era el demonio. Sus uñas afiladas atravesaban mi piel, y un poco de sangre empezó a salir de las heridas. El miedo se hizo presente, pero de inmediato recordé a mis padres, Anna y los trabajadores de la mansión, y por alguna extraña razón, también a Kaiden. No me iba a acobardar ahora.
—Te lo dije, cariño —dijo con una voz sumamente aterradora, no era la misma de antes—. Pero estabas teniendo un momento muy romántico con el príncipe —dijo con un tono amenazante. Me sorprendió; así que nos había estado observando.
—¡Suéltame! Ya no te tengo miedo —le dije, aunque mi corazón no paraba de latir por la adrenalina.
—Eso vamos a verlo, linda —dijo, y su sonrisa se hizo más grande mientras se llevaba una de sus uñas a la boca para lamer mi sangre. Los rasgos que antes parecían hermosos se volvieron oscuros.
no lo sé... tal vez estoy paranoica
es fantástica
porque su madre no la sano???
pero me gusta