Todos amamos de distintas maneras.
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Capítulo 7
Christopher y Luna caminaban lado a lado, disfrutando del sol de tarde y el aire fresco que golpeaba sus rostros. Él no había planeado nada en particular, solo había tenido el impulso de ir a buscarla, y después de preguntarle a su amigo, por la universidad a la que asistía su prima, no pudo contenerse y fue a hacía donde seguramente ella estaba.
—Tenía ganas de invitarte a un café.—Soltó de repente, sonriendo, para romper el hielo. —Pero me di cuenta de que tú trabajas en uno, y por lo tanto no es una muy buena idea.
Luna se rió. —Tienes razón, a veces necesito alejarme del olor a café en mi tiempo libre, aparte ¿Te cuento un secreto?— Preguntó ella con complicidad, y cuando vio que él asentía, continúo diciendo. — No tolero el café.
—Entiendo.—Christopher sonreía, le gustaba saber más cosas de ella.—Entonces ¿Qué te parece si damos un paseo por el parque?
Luna asintió con entusiasmo. —Me encantaría.
—¿Quieres que te compre un helado?—Luna jamás pensó que se encontraría en esa situación, y en sus sueños más locos. —O lo que tú quieras solo pídeme.
—No te preocupes, acabo de almorzar hace muy poco.—Confesó ella.— ¿Tú has comido ya?— Christopher negó con la cabeza.— Entonces deberíamos ir a un lugar para que puedas hacerlo, hay un pequeño restaurante por aquí cerca, estoy segura de que va a gustarte.
—Está bien, pero solo si me dejas comprarte algo, no quiero comer solo. — Protestó Christopher haciendo un puchero, y Luna sintió que se derretida de amor ahí mismo.
—Me gustaría tomar un jugo de naranja.— Soltó, para complacerlo.
—Genial, vamos. —En su rostro se dibujó una sonrisa de triunfo.
Mientras caminaban, charlaron sobre todo y nada. Christopher se sentía extrañamente cómodo con Luna, como si la hubiera conocido durante años, y él no solía sentirse así con nadie, sentía que podía relajarse, pero al mismo tiempo, esto lo aterraba, nunca le había pasado algo así, y no quería cometer ningún error.
—¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?— Preguntó Christopher, su muestra de interés ponía nervioso al corazón de luna.
Luna pensó por un momento.—Bueno, no es como que tenga mucho tiempo libre la verdad. —Comenzó diciendo. — Pero la verdad es que cuando lo tengo, prefiero quedarme en casa leyendo un libro, o pasando al rato con mis hermanos, no mucho la verdad.
—¿Tienes hermanos?—Christopher quería saber todo de ella.
—Dos. —Luna fingió tener un escalofrío. —a veces son de lo peor, pero bueno, ya me encariñé. —Soltó divertida.—Cuéntame de ti ¿Qué haces en tus ratos libres?
—Estoy igual que tú, no tengo mucho tiempo libre realmente, pero bueno, siempre me las arreglo para poder divertirme un poco.—Luna notó el tono divertido en su voz al decir esto último
—¿Te refieres a que sales de fiesta?—Preguntó curiosa. Sintió un poquito de celos, ella era consciente de que muchas chicas estaban al tanto de la belleza de Christopher, no quería ni imaginarse todas las mujeres que se le acercaban en una noche.
—Sí claro ¿Tú no?—Preguntó él, era un tono relajado.
—Bueno como ya viste voy a la universidad, aquí todos son más grandes que yo. —Respondió. —Mis padres no me dejan asistir, y tampoco es como que tenga muchos amigos.
—¿Y tu amiga y el café?
—¿Qué pasa con ella? —Preguntó luna.
—¿Ella no te invita?— Christopher se sintió un poco mal por Luna, asumió que, ella debía sentirse bastante sola.
—Ella sí está en la preparatoria, pero realmente no conozco a nadie, así que al final el día termino sintiéndome más cómoda en casa.
—Eso es genial de todas maneras.— Exclamó Christopher.— A mí también me gustaría tener hermanos y quedarme con ellos en casa, pero soy hijo único, y mis padres centran toda su atención en mí, así que es más fácil huir de casa por un rato.
—Bueno, ahora ya sabes, cuando quieras huir un rato de tu casa, podemos pasar el rato juntos. —Comentó, muriéndose de los nervios. Ella no era así, nunca se animaba a decir ese tipo de cosas, pero sentía que esta era la única oportunidad, que la vida había acomodado todo para que las cosas se dieran entre ellos dos, y tenía que aprovecharlas.
—Bien, te tomaré la palabra.— Respondió él, con una sonrisa que iluminaba todo su rostro.
—Mira está aquí. —Luna señaló el pequeño restaurante enfrente de ellos, así que, luego de entrar, buscar la mesa más apartada del lugar para poder estar tranquilos, y ordenar algo para que Christopher almorzara, siguieron teniendo una conversación tranquila.
—Quiero saber más de ti. —Comentó él de repente. —¿Qué tipo de música te gusta?
Luna sonrió.—Me gusta todo, desde clásica hasta rock, conmigo puedes escuchar cualquier cosa, unas me gustan más otras me gustan menos, pero me adapto.
Christopher se rió. —Eres una mujer de gustos variados.
Luna se ruborizó ligeramente. —a mí me gusta bromear y decir que soy una mujer con cultura general.
—Siento que no sé nada a comparación tuya.—Expresó él, y Luna se removió un poco incómoda en el asiento, no quería dar esa imagen, no quería hacerlo sentir menos, no quería parecer aburrida, y él pudo notarlo. —Pero me gusta. —Se apresuró a decir. —Siento que contigo puedo hablar de cualquier cosa.
—¿Cómo está tu comida?—Luna cambió completamente de tema. —Espero que este sitio sea de tu agrado.
—Rico ¿Seguro que no quieres nada?—Preguntó llevándose un pedazo de pasta a la boca. —Puedes pedir lo que quieras.
—Segura, estoy bien con mi jugo gracias. —Luna no sabía qué hacer, se encontraba en un estado de indecisión, sin saber qué decir, la inseguridad la invadía, temiendo aburrirlo o parecer aburrida ella misma. Su mayor temor era que él perdiera interés en ella, por lo que se quedó ahí, en un estado de incertidumbre, sin saber cómo proceder. Su mente estaba llena de preguntas y dudas, pero su corazón solo deseaba mantener viva la conexión que sentía con él.
—Oye disculpa si te hice sentir un poco incómoda. —Soltó Christopher. —No quise decirte que eres una cerebrito ni nada por el estilo, solo que bueno, no estoy acostumbrado a que las chicas sean tan inteligentes como tú, y eso sinceramente me gusta, me atrae, no te voy a mentir.
Luna se quedó sin decir ni una sola palabra, él acababa de decir que ella le atraía, había escuchado las palabras "me gustas" saliendo de su boca. Luna no sabía que tenía que decir, ella no sabía que debía responder.
—Perdón, creo que otra vez fui demasiado directo, discúlpame. —Christopher la miraba con un poco de terror en su mirada. —Di algo por favor, vas a hacer que me muera de la angustia.—Soltó, esto último en tono divertido, para tratar de liberar un poquito la atención del momento.
—Tranquilo no tienes que disculparte, es que no supe cómo reaccionar a ese ¿cumplido?—Esto último pareció más una pregunta que cualquier cosa. —Solo me preocupa un poco el hecho de que te parezca aburrida que sea así, digo, sé que no suelo comportarme como alguien de mi edad, no sé mucho de fiestas, ni hago nada tan alocado, yo soy más bien de esas con las que se puede charlar en un parque a las tres de la tarde bajo los rayitos del sol, o a las diez de la noche en algún columpio de cualquier plaza de la ciudad.
—No creo que nos aburramos juntos. —Soltó él. —Creo que muchas conversaciones interesantes podrían salir entre nosotros dos.
Luna se ruborizó, y justo cuando le iba a responder, la alarma de su celular sonó, ya era hora de ir al trabajo.
—Me gustó mucho pasar esta tarde contigo.— Dijo Luna, mirando angustiada su celular. No quería irse, no quería que al momento terminara.
Christopher sonrió. —A mí también, pero un rato más no volveremos a ver, acuérdate que iré por ti.
Luna asintió con una sonrisa. —Es cierto, nos veremos más tarde entonces.
Y con eso, se despidieron, prometiendo volver a verse pronto.