En Esta No Se Pudo

En Esta No Se Pudo

Capítulo 1

He oído muchas veces, que uno se enamora de verdad una sola vez en la vida, pues creo que esto no es cierto, o al menos espero que no lo sea.

Imaginen alguien que se enamoro a edad temprana, y amó con locura, pero, simplemente un día dejó de hacerlo, en ese caso ¿Pasaría el resto de su vida sin estar verdaderamente enamorado? ¿Sin poder amar de nuevo con esa intensidad? No sería justo vivir así.

Pues yo creo que el amor llega, y puede hacerlo muchas veces, y de muchas maneras, pero también creo que, así como empieza, termina. Porque todo lo que comienza, tiene que tener un final. Y los finales son tristes, y duelen, pero son necesarios, es parte de la vida.

Y a veces cuesta entender que algo ya no da para más, solo queda llorar, soltar y respirar profundo, y entender que en esta vida no, que tal vez hay muchas más, y en algunas de esas el escenario es distinto, pero en esta, no.

Luna era un chica soñadora, pero con los pies bien puestos sobre la tierra, había aprendido desde chiquita que nada se conseguía fácilmente, y que tenía que luchar para cumplir sus sueños. Supongo que cuando creces en un hogar donde el dinero no sobra y todo se consigue con mucho esfuerzo y sacrificio, te crias de esa manera.

Cristopher era un chico sin preocupaciones, una familia bien posicionada le había permitido tomarse la vida de forma más calmada. No había aprendido el significado de tener que sacrificarse para conseguir algo, pero de todas maneras, era una persona buena, con un corazón hermoso, y unas ganas enormes de amar.

—Ni siquiera me nota. — Soltó Luna, bastante frustrada con la situación, llevaba meses enamorada en secreto de Cristopher. —Me siento un fantasma cuando estoy a su lado.

—Pero si ni siquiera has intentado hablarle. — Su amiga le alcanzó una bandeja llena de galletas. —Nunca va a notar tu presencia así,—Luna y Camila habían comenzado a trabajar el mismo día en el café, y desde entonces, su amistad había crecido, día tras día.

Cristopher solía merendar con sus amigos luego de cada entrenamiento siempre en el mismo lugar, lugar dónde Luna trabajaba hacía ya dos años, dos largos años en los que solo se había limitado a observarlo en secreto.

—Pero si tomo su pedido todos los días, y me aseguro de siempre darle las porciones más grandes. —Protestó, dando un pisotón al suelo. —Le dedico mi mejor sonrisa, y tú más que nadie sabes lo que me cuesta hacer eso.

—Lo normal, eso es lo que hacen las meseras. — Soltó Camila. —Excepto eso de darle siempre la porción más grande. — Comenzó a reír, negando con la cabeza.

—Es que se ve hambriento. — Sonrió mirando hacia la dirección que él se encontraba, y podía jurar que por unos instantes, sus miradas se encontraron. Roja, roja como un tomate se había puesto en cuestión de milisegundos. Sacudió la cabeza con negación, sabía que ese pequeño contacto visual no significaba nada, y estaba segura de que él aún no la había ni notado.

Luego de eso, Luna se apresuró a servir a los demás clientes, intentando sacudirse la sensación de que Cristopher la había visto de verdad por primera vez, no quería engañarse pensando que esto era así, le resultaba más fácil pensar que no la habia notado. Pero no podía evitar mirar hacia su mesa de vez en cuando, donde él reía con sus amigos, sin siquiera una mirada en su dirección.

—¿Estás bien? — Preguntó Camila, mientras servía una pequeña taza de café.

—Los nervios me están matando— Admitió Luna, secándose las manos sudadas en el delantal. — Sabes cómo me pongo cuando él está aquí, no puede ni pensar bien.

—Deberías hablarle —Insistió Camila.— No pierdes nada, es un chico común y corriente, no el rey de Inglaterra Luna.

Luna suspiró, sabiendo que su amiga tenía un poco de razón en lo que decía. Pero ¿cómo se suponía que debía acercarse a él? ¿Y si la rechazaba?

Christopher era el chico más lindo que Luna había visto en su vida, o al menos, a ella le parecía así, su piel blanca y su cabello negro la volvían loca de remate, y eso era solo el principio, porque si mencionaba su hermosa sonrisa y sus hombros anchos, estaba completamente perdida.

El resto de la tarde transcurrió con normalidad, el café se llenó y Luna no pudo parar ni un segundo, ya estaba cansada y los pies le dolían, pero sabía que le quedaba poco para marcharse a casa. Ya quedaban pocos clientes en el café, y afuera ya estaba oscureciendo.

—Cariño, voy a dejar ordenado el depósito. —Soltó Camila, mientras lavaba sus manos. —¿Puedes quedarte y cobrar?— Asintió sonriente, prefería quedarse en la caja, así al menos podía sentarse unos minutos.

Luna estaba tratando de ignorar la presencia de Cristopher en el lugar, pero no podía evitar que sus ojos miraran en dirección a su mesa de vez en cuando, no podia controlarlo, era más fuerte que ella. De repente vio como Cristopher se levantaba de su asiento y comenzaba a caminar en dirección hacia donde ella se encontraba. Su corazón latía con fuerza, estaba segura de que si le bajaban el volumen a la música, todos los presentes en el lugar, iban a poder escucharlo latir. Él nunca se acercaba a pagar la cuenta ¿Por qué justo tenía que hacerlo hoy?

—¿Cuánto le debo? — Preguntó Cristopher, sonriendo. Incluso de cerca su sonrisa se veía aún más hermosa.

Luna tartamudeó, nerviosa. —Eh... un momento, por favor. —Comenzó a poner muchos números sin sentido en la calculadora, y tuvo que borrar como cinco veces la cuenta.

—¿Necesitas ayuda? —Se inclinó hacia ella, un poco curioso ante la situación. — Si quieres puedo hacerlo. — Christopher estiró la mano para tomar la calculadora, y sus dedos se rozaron.

Luna se sintió electrocutada, ese pequeño contacto físico había servido para que todos sus sentidos se alterarán, y si segundos antes, no sabía que era lo que estaba haciendo, pues ahora mucho menos.

—No, no, estoy bien. —Se forzó a sonreír. —Te lo aseguro, en un momento le cobro.

Cristopher la miró con curiosidad. Él sabía que a veces solía despertar ese tipo de reacciones en las mujeres, pero ella, realmente lo había sorprendido, y por un momento sintió pena por la vergüenza que debía estar pasando la chica.

—¿Segura? Parece que estás un poco... —Se detuvo, sin terminar la frase.

Luna se puso roja, por segunda vez en el día, pero esta vez sentía sus mejillas arder, como nunca antes.

—Sí, estoy bien. — Volvió a escribir los números en la calculadora. — Solo un poco cansada, pero ya le cobro.

Cristopher la observó en silencio, contextura pequeña, cabellos color castaños claros, y unos rizos que según él, se veian bien definidos, pero no había nada que la hiciera especial, aunque, tenía que admitir que era linda.

Luna podía sentir los ojos de él clavados en ella, y eso, la horrorizaba.

Cristopher sonrió. Era más que obvio que él provocaba todo eso en la chica y eso, le gustaba. —Bueno, entonces. ¿Cuánto le debo?— Volvió a preguntar.

Luna intentó recobrar la compostura y hablar con normalidad. —Son... 15 dólares. —Le entregó el ticket.

Cristopher pagó y Luna lo vió dejar propina en el tarrito del mostrador.

—Gracias. —Se inclinó un poco hacia ella, sabía que esto la haría poner aún más nerviosa, pero le divertia la situación—. Eres muy amable.

Luna se sintió confundida.

—De nada. —Se forzó a sonreír. — Los esperamos pronto por aquí.

Se quedó paralizada, procesando lo que acaba de pasar mientras veía como todos se iban del lugar.

Cuando Camila regresó al lugar, Luna la abrazó con fuerza, todavía un poco aturdida por toda la situación.

—¿Qué pasa? —preguntó Camila, preocupada, parecía que su amiga acababa de ver un fantasma. — ¿Te encuentras bien?

—Creo que me estoy volviendo loca, o peor, creo que el corazón se me va a salir del lugar en cualquier momento —Dijo Luna, sin aliento—. Él vino a pagar la cuenta y... y me tocó la mano, sin querer obvio, pero me tocó en fin.

Camila soltó una pequeña risita, le divertia toda la situación, y creía que su amiga exageraba.

—¿Y qué pasó? —preguntó, curiosa.

Luna se ruborizó.

—Me puse nerviosa, tartamudeé... fue un desastre. — Confesó, sintiéndose aún más tonta.

—Eso es porque estás enamorada —dijo, sonriendo. —Pero respira profundo chica, a veces temo que te dé un paro cardíaco.

Luna negó con la cabeza.

—No es eso —Mintió—. No estoy enamorada, no puedes enamorarte de alguien que no sabes absolutamente nada.

Camila la miró fijamente.

—Luna, sabes que la única opción es hablarle —Soltó, seria—. No puedes seguir así.

Luna suspiró.

—Tienes razón —admitió—. Pero ¿y si me rechaza?

Camila la abrazó.

—No importa —dijo—. Al menos no vas a quedarte con la duda, y en todo caso, el se perdería tener una persona tan increíble en su vida.

Luna sonrió, no estaba segura de hacerlo de todas maneras.

—Gracias Cami—Dijo—. Eres la mejor amiga del mundo.

Ambas se dirigieron hacia la salida del café, y se despidieron como de costumbre, estaban cansadas, el día habia sido largo y agotador.

Más populares

Comments

Mika

Mika

Tiene razón.

2024-10-15

2

Mika

Mika

No creo 🤭

2024-10-15

2

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play