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El Horizonte De Nosotros

El Horizonte De Nosotros

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Padre soltero / Maestro-estudiante / Amor eterno
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Joél Caceres

El Horizonte de Nosotros es una cautivadora historia que explora las complejidades del amor y la identidad. Chris, un joven profesor de cosmología, vive atrapado en un conflicto interno: su homosexualidad reprimida choca con los rígidos prejuicios impuestos por sus creencias religiosas. Su vida dará un giro inesperado cuando conozca a Adrián, un hombre carismático y extrovertido que, a pesar de ser padre de un niño pequeño, descubre en Chris algo que lo atrae profundamente.

En este encuentro de mundos opuestos, ambos se verán enfrentados a sus propios miedos y deseos. ¿Podrá Chris superar sus barreras internas y abrirse al amor que le ofrece Adrián, o será consumido por la culpa y la autonegación, conduciendo a su autodestrucción?

NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La decisión de Adrián

Adrián se tumbó en su cama, todavía con el recuerdo del beso flotando en su mente. Había sido impulsivo, tal como era en todo. No podía evitar ser un hombre de acción; para él, las emociones se enfrentaban de frente, no se analizaban hasta el infinito. Sin embargo, esta vez, había algo diferente. Chris no era como nadie que hubiese conocido antes.

El silencio de Chris después del beso le pesaba más de lo que quería admitir. No respondía a sus mensajes, ni siquiera había visto sus estados. Fue entonces cuando, movido por la ansiedad, decidió buscar otra vía. "Si él no me contesta, hablaré con alguien que lo conozca", pensó.

Abrió Instagram y buscó a la amiga de Chris, una chica que había visto etiquetada en algunas fotos. El perfil de ella estaba lleno de publicaciones coloridas, frases motivadoras y comentarios graciosos de Chris. La agregó con la esperanza de que aceptara su solicitud. Para su suerte, lo hizo casi de inmediato.

Sin perder tiempo, Adrián le envió un mensaje directo, explicando la situación con la misma honestidad que lo caracterizaba:

–Hola, soy Adrián. No sé si sabes quién soy, pero soy amigo de Chris. Hubo... un malentendido entre nosotros, y necesito entender qué está pasando.

La respuesta llegó al instante:

–Hola, sí sé quién eres. Chris me ha hablado de ti, aunque no mucho. ¿Qué pasó?

Adrián relató los eventos con detalle: el beso, la reacción de Chris, su huida. Su mensaje era honesto, aunque no podía evitar sentirse algo expuesto al compartir tanto con una desconocida.

La amiga tardó unos minutos en responder. Cuando lo hizo, su tono fue más serio:

–Te lo advertí. Te lo dije. Chris es complicado. Es dulce, pero lo que vivió con su familia lo hizo cerrarse mucho. Tú fuiste directo, y lo cagaste. Ahora está procesando todo.

Adrián suspiró. La palabra "cagaste" golpeó su orgullo, pero sabía que era verdad. Sin embargo, no esperaba lo que vino después.

–Dime algo, Adrián –continuó ella–, ¿lo amas? Porque si no sabes esa respuesta, mejor déjalo en paz. Si te sigue, va a sacrificar mucho por ti. Necesitas estar seguro.

La pregunta lo dejó helado. ¿Amaba a Chris? Había algo en él que lo atraía profundamente, más allá de lo físico. Chris era diferente, vulnerable, lleno de matices. Adrián sentía una necesidad de protegerlo, de ser quien rompiera las barreras que lo mantenían encerrado. Pero, ¿era eso amor?

Adrián se quedó mirando la pantalla del teléfono, sin saber qué responder. Su corazón decía una cosa, pero su mente le pedía que lo pensara bien. Sabía que amar a Chris no iba a ser fácil. Implicaba enfrentarse a su familia, a los prejuicios, a sus propios miedos.

La amiga de Chris volvió a escribir:

–Si decides seguir adelante, hazlo con todo. No lo dejes a medias. Él merece eso.

Adrián cerró los ojos y dejó que las palabras de ella resonaran en su mente. Recordó el momento del beso: la suavidad de los labios de Chris, la manera en que se había apartado tan rápido, como si el contacto hubiera quemado. Recordó también la mirada de sorpresa y miedo en sus ojos.

"No quiero lastimarlo", pensó Adrián. "Pero tampoco puedo dejarlo ir sin luchar por él".

Decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. Si Chris necesitaba espacio para procesar, se lo daría, pero no iba a desaparecer sin más. Haría lo que fuera necesario para demostrarle que estaba dispuesto a estar ahí, no solo como un impulso pasajero, sino como alguien en quien podía confiar.

La amiga le envió un último mensaje antes de desconectarse:

–Buena suerte, Adrián. Si necesitas mi ayuda, solo avísame. Pero recuerda que esto depende de ti y de él, nadie más.

Adrián dejó el teléfono a un lado, sintiendo un renovado propósito. Había cometido un error al apresurarse, pero aún tenía tiempo para corregirlo. Quería demostrarle a Chris que era alguien con quien podía contar, alguien dispuesto a estar a su lado sin importar las dificultades.

Se levantó de la cama, decidido a encontrar la manera de enmendar las cosas. Pero, sobre todo, decidido a responder la pregunta que la amiga de Chris le había planteado: ¿lo amas?

Adrián sabía que encontrar a Chris en la facultad sería menos invasivo que buscarlo en su casa, especialmente considerando la madre tan crítica que había mencionado su amiga. Se levantó temprano, decidido, pero aún con cierta ansiedad, repasando mentalmente lo que diría. Quería ser claro, pero no presionarlo. No podía permitirse un nuevo malentendido.

Al llegar, la facultad ya estaba llena del bullicio habitual: estudiantes apresurados, profesores caminando con montones de papeles y conversaciones resonando en los pasillos. Adrián se dirigió al aula donde sabía que Chris dictaba una clase de introducción a la cosmología. Decidió esperar cerca de la salida, en un banco del pasillo, hasta que terminara la sesión.

Mientras esperaba, miraba por la ventana. Los pensamientos se agolpaban: el beso, la huida de Chris, la mirada seria de su amiga cuando le preguntó si realmente lo amaba. Adrián no dudaba ya de sus sentimientos, pero sabía que el desafío más grande era demostrarle a Chris que podía confiar en él.

Cuando la puerta del aula finalmente se abrió, los estudiantes comenzaron a salir en pequeños grupos, comentando animadamente sobre el contenido de la clase. Entre ellos apareció Chris, cargando un cuaderno y algunos libros. Lucía cansado, pero su expresión cambió al ver a Adrián sentado allí, esperándolo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Chris, sorprendido, pero con un tono que no era del todo hostil.

—Necesitaba hablar contigo —respondió Adrián, poniéndose de pie—. No quiero interrumpirte, pero esto es importante.

Chris lo observó por un momento, midiendo sus palabras. Finalmente, asintió y lo guió hacia un rincón tranquilo en el patio de la facultad, donde había menos gente.

—¿Qué quieres decirme? —preguntó Chris, cruzando los brazos, a la defensiva.

Adrián respiró profundamente antes de hablar.

—Sé que te asusté. Fui directo, tal vez demasiado. Pero no puedo quedarme callado. Ese beso significó mucho para mí, y no quiero que lo interpretes como algo impulsivo. Yo… estoy seguro de lo que siento, y lo que quiero es que sepas que estoy aquí. No voy a presionarte, pero tampoco voy a desaparecer.

Chris bajó la mirada, nervioso. Sus dedos tamborileaban contra su brazo.

—Adrián… esto es complicado. Yo… no sé qué hacer. Mi vida entera ha sido… un caos de reglas, expectativas, miedo. Tú… tú eres diferente, y eso me asusta.

—No tienes que decidir nada ahora —le interrumpió Adrián con suavidad—. Solo quiero que sepas que no estás solo. Si necesitas tiempo, lo tendrás. Pero no te alejes de mí por miedo.

Chris levantó la mirada, y sus ojos mostraban una mezcla de confusión y esperanza.

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué sigues intentándolo conmigo?

Adrián dio un paso hacia él, dejando claro que sus palabras eran sinceras.

—Porque lo que siento por ti vale la pena.

Por un momento, Chris no supo qué decir. Miró a Adrián, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Quería creerle, quería confiar, pero los años de represión y miedo eran una barrera difícil de romper.

Finalmente, suspiró y asintió.

—Está bien. Hablemos, pero no aquí.

Adrián asintió, sonriendo con alivio. Chris aún no le daba una respuesta definitiva, pero esto era un comienzo, un paso hacia algo más. Ambos sabían que el camino no sería fácil, pero al menos ahora estaban dispuestos a intentarlo.

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Juan Silvestre Fernando Ramirez
El personaje Chris me inspiré en un chico que vi en un Bus, estaba tan absorto en sus propios pensamientos que me pareció interesante.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Ay chiquito.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Bueno, si. Pero pobrecito. 😔
Juan Silvestre Fernando Ramirez: jaja, tiene la culpa de hacerlo esperar tanto
total 3 replies
•CESSALIE•
Bueno
Flor Romero
Chris se un poco más fuerte por favor, la gente abusa de los débiles, deja esos miedosporfavor
Juan Silvestre Fernando Ramirez: Siii, tienes razón
total 1 replies
Juan Silvestre Fernando Ramirez
este capítulo muestra la importancia de la abuela en la vida de Chris, él en esta etapa de la historia es muy temeroso, si te fijas no hay mejores amigos, así que si no interactúan tanto es la culpa de él.
Flor Romero
no interactúan casi los prota, por que?
Juan Silvestre Fernando Ramirez
jaja, porque es temporal ese trabajo,, es joven, en el capítulo la segunda ley de la termodinámica,, ahí se mete al concurso para ser titular.
Flor Romero
por que si es profesor de universidad vive tan pobremente, coordino.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Más real imposible.
Ame.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Wow, fascinante. Me encanta, los incorporas muy bien en la novela.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: jaja, me inspiro en hechos reales.
total 2 replies
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Tú novela es muy atrapante.
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎: Realmente no es nada, muchas gracias a tí por escribir una hermosa obra de arte.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: ,Gracias por tu apoyo, me motiva a seguir escribiendo.
total 2 replies
𝑆𝑖𝑔𝑚𝑎
Wow, muy buen capítulo. ✨
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