Robé Tu Destino

Isis: ¿cuándo partimos?

Nadir: cuánto antes, mejor.

Isis: hablaré con mis padres.

Ese mismo día, al atardecer partieron rumbo a la manada central Scarlett Moon. A sus padres no les sorprendió el que el mate de su hija fuera el rey alfa, ya sabían de antemano que estaba destinada a grandes cosas. El alfa, aparentemente sereno iba con el alma pendiendo de un hilo. Sabía que en cuánto pusiera un pie en esa mansión se desataría una tormenta de proporciones épicas. Así que previendo esto dejo a sus suegros en una casa que había mandado a preparar para ellos.

Isis: es muy bonita

Luz: si lo es, ésta casa es perfecta para nosotros.

Pablo: no me gusta esto, no quiero que te marches.

Isis: papá, sabes cómo son éstas cosas.

Pablo: lo sé, por eso no quiero que te vayas, eres mi niña pequeña.

Luz: no tan pequeña.

Isis: jajaja no se preocupen, vendré seguido a visitarlos.

Luz: está bien, se feliz hija lo mereces.

Pablo: más vale que la cuides más que tu propia vida o te las verás conmigo.

Nadir: no se preocupe, cuidaré bien de ella.

Nadir: *pongo el auto en marcha rumbo a la mansión*.

Isis: ¿por qué vas tan lento?, parece que no quieres llegar nunca.

Nadir: no quiero, en verdad no quiero. Mi casa se ha convertido en un infierno y no quiero que las demás te hagan pasar un mal rato.

Isis: no me subestimes cariño, yo no soy presa fácil de nadie. Si ellas quieren guerra, la tendrán 😳, ¿qué te pasa? tu rostro se puso rojo de repente.

Nadir: ¿cómo me llamaste?

Isis: cariño, ¿te molestó?

Nadir: no, me encanta como suena en tus labios.

Isis: te lo diré las veces que quieras.

Nadir: llegamos, ¿estás lista?

Isis: siempre.

Nadir: *entramos tomados de las manos. Rezo para que todos duerman, pero no es así, esa voz chillona se oye por toda la mansión*.

Amelia: ¿dónde estabas?, no has venido en días y encima te apareces con esa.

Nadir: no te debo explicaciones de lo que hago y con quién lo hago.

Amelia: claro que sí, soy tu compañera.

Olivia: todas lo somos.

Nadir: *lo que faltaba, los graznidos de esa urraca despertaron a las demás*.

Penélope: ¿qué significa esto?, ¿quién es ella?

Nadir: es mi compañera.

Caroline: llegó otra.

Amelia: al parecer a ella no vas a ignorarla como haces con el resto.

Penélope: no es justo, ¿qué tiene ella que no tenga yo?

Olivia: o cualquiera de nosotras.

Nadir: tiene todo de lo que ustedes carecen.

Isis: *está enojado, puedo ver sus ojos brillar y por lo que estoy viendo no ha de haber sido fácil vivir con estas zorras. Porque eso son, se nota a leguas cuáles son sus intenciones*. Cariño.

Nadir: *siento a mi luna llamarme y mi atención es toda suya*.

Olivia: ¿cómo qué? ¿cariño?

Nadir: ella p.…*soy callado por su dedo que presiona mis labios*.

Isis: cariño, sé que es tarde, pero quiero que des un paseo por el jardín.

Nadir: ¿ahora?

Isis: sí, ellas y yo tendremos una plática de chicas.

Nadir: ¿estás segura?

Isis: ¿acaso no confías en mí?

Nadir: lo hago, pero...

Isis: no se diga más, *lo empujo hasta la puerta dejándolo afuera*.

Nadir: *espero que todo esté bien. Camino un poco hasta que veo llegar una figura familiar*.

Kris: ¡ya volviste!, ¡al fin!. No las soporto más, están a punto de volverme loco buscando tu paradero. No sé cómo lo logras, pero ¿qué haces aquí afuera?

Nadir: la encontré, en esa pequeña ciudad encontré a mi luna.

Kris: ¿por eso mandaste a preparar una casa?

Nadir: sí, la ocupan sus padres.

Kris: ¿y dónde está? ¿cuándo la conoceré?

Nadir: *señalo la mansión*, dijo que tendrían una charla de chicas

Kris: ¡¿Qué?!, no me digas que esta allí adentro con las demás.

Nadir: pues sí, me echó fuera. *Nos exaltamos al oír ruidos fuertes provenientes del interior*.

Isis: bien ya estamos solas, con gusto escucharé todas sus quejas.

Amelia: ¿quién te crees que eres?

Isis: su luna y como tal, me deben respeto.

Olivia: ja, qué graciosa, respeto ¿nosotras?

Penélope: me gustaría ver como haces que te respetemos.

Isis: si insistes.

Caroline: ingerida, además estúpida, somos cuatro. Hoy conocerás tu lugar.

Isis: quiero verte intentarlo. *Se acercan amenazantes a mí. Pero mi loba es superior, con solo mirarlas sus lobas se someten a mí y se esconden en lo profundo de sus portadoras*.

Amelia: ¿qué has hecho?, ¿por qué no siento a mi loba?

Isis: porque ella sabe a quién debe respeto.

Penélope: maldita, aún sin nuestras lobas te daré tu merecido.

Isis: *se acerca a mí, levanta su mano para golpearme. Pero la detengo girándola y haciéndola caer al piso. Puedo sentir el crujir de sus huesos en la palma de mi mano*.

Penélope: ¡suéltame!, me haces daño por... favor.

Isis: tan pronto se te bajaron los sumos. Eres débil, *afianzo mi agarre*.

Penélope: ahhh ¡por favor!, ¡me romperás el brazo!.

Amelia: no te creas mucho, yo te pondré en su lugar.*Miro a las demás para ir juntas por ella*.

Isis: *todas se aproximan, parece que van atacar todas juntas. Pero es inútil, tomo a la que tengo sujeta por el brazo y la arrojo hacia las demás haciéndolas caer por el impacto*.

Caroline: ¡¿tú...

Isis: *Aria toma el control, nuestras voces salen mezcladas*. ¡De rodillas!

Olivia: ¡¿pero qué?!, *mi cuerpo se mueve por si solo. Todas estamos de rodillas.

Isis/Aria: yo soy su luna, me deben obediencia. A partir de hoy harán lo que les diga y si alguna se pasa de lista se las verá conmigo.

Amelia: n...no puedes...hacer esto, se lo diremos a nuestro Alfa.

Isis/Aria: ¿nuestro? no, no es suyo. Es mío y si veo alguna tan siquiera intentar algo lo lamentarán.

Nadir: *entramos y lo que nos encontramos nos deja más que sorprendidos. Todas están de rodillas, completamente sometidas por mi luna. Eso me llena de orgullo*.

Y como si fuese necesario un bálsamo para curar la herida, ella llegó, Isis. Lo supo en el instante que la vio, era ella no había dudas, era realmente ella. Con su llegada encontró sosiego y algo de paz en aquel viaje turbulento que era su vida. Isis era diferente, genuina. No se escondía detrás de una máscara para aparentar algo que no era, pero tampoco era dócil. No le tomó mucho tiempo poner orden en aquel lugar. Si bien todo no era tranquilidad, las disputas ya no eran tan evidentes ni las tretas tan abiertas.

Nadir: no sabes cuánto me alegro de haberte encontrado.

Isis: yo también.

Con la presencia de Isis podía dormir sin preocuparse de que su habitación fuera invadida en medio de la noche. Ahora su único enemigo era él mismo, podía equivocarse con cualquiera, pero no con Isis. Si quería esconderla entre las demás, no debía tomarla. Pero dormir junto a ella todas las noches no se lo dejaba fácil.

Mientras él se hundía en sus propias preocupaciones, en el otro lado del mundo las piezas del destino se acomodaban. Pronto todos los involucrados se verían envueltos en un sinfín de situaciones que marcarían su futuro y su encuentro.