Atrapados

_Son las 9 a. m. ¡A levantarse! Ha comenzado oficialmente el horario diurno ¡Que tengan un día excelente!_ La voz chillona y alegre del altavoz interrumpió el sueño de Neo, que abrió los ojos con pereza y con la mano golpeó lo que estaba encima del buró.

Se dio la vuelta para seguir durmiendo un poco más y notó la comodidad del colchón, la suavidad de las sábanas y la ligereza de la almohada. Era una sensación placentera, demasiado placentera cómo para tratarse de su cama. Neo, que todavía se encontraba semi dormido, se incorporó de golpe al recordar el lugar en el que estaba. A pesar de las preocupaciones, el muchacho había dormido tan plácidamente que apenas si recordaba que había soñado algo. Aún así, se sentía como si no hubiese descansado nada. Miró al buró y se dio cuenta de que lo que había golpeado con su mano había sido la cámara y esta se encontraba tirada en el suelo.

_¡Diablos!_ La recogió con mucho cuidado y luego se tomó unos minutos para inspeccionarla. No le había sucedido gran cosa, lo que le hizo suspirar con alivio; pero entendió que de ahora en adelante tenía que ser cuidadoso si quería conservarla. La volvió a colocar encima del buró y fue directo al baño a cepillarse los dientes.

....

Neo se imaginó que si bien no todos, al menos la mayoría ya debían estar en el restaurante tomando su desayuno; sin embargo, decidió que antes de ir a ese lugar, era necesario pasarse por la sala de mantenimiento. No se encontró a nadie en el pasillo, lo cual fue positivo para él, y se dirigió a la puerta de la salida de emergencia. Tenía una franja roja con el símbolo típico de una persona saliendo por la puerta, y además, tenía una barra de acero pegada de manera horizontal que servía como agarradera. Por suerte, no estaba bloqueada; bajó las escaleras y tal cual como lo indicaba su mapa, a un lado estaba la sala de mantenimiento.

Del otro lado se encontraba una simple puerta de madera que tenía un gafete con la palabra "Cocina" en dorado. La puerta tenía una ventanita que le proporcionaba una vista hacia el interior de la cocina desde otra perspectiva. Neo no recordaba haber visto esta puerta en el mapa, pero después de mirar el folleto con atención, se dio cuenta de que sí estaba. Se le hizo favorable que allí estuviese otra entrada hacia la cocina, pues de esa forma no tendría que dar la vuelta atravesando el Lobby.

Antes de entrar en la sala se acercó a la pared en donde debía estar la otra salida pero después de tocarla y darle unos golpecitos, comprobó que era maciza. Dentro del cuartito había una gran cantidad de productos químicos para la limpieza, escobas, trapeadores, carritos para transportar esos suplementos e incluso, venenos para animales. La otra parte del ascensor estaba allí y también tenía una cerradura en el panel, sumado a un botón blanco que, al accionarlo, hacía abrir las puertas. Neo no entendió para qué había una cerradura allí si se podía ingresar a la caja metálica tan solo apretando un botón.

En su interior pudo notar siete botones para cada planta, uno para detener y volver a poner en funcionamiento el ascensor y otro para abrir y cerrar las puertas. Por otra parte, allí dentro había un taburete, lo que le hizo asumir que alguien debía manejarlo siempre desde adentro, un ascensorista ¿Entonces para qué eran las cerraduras? Neo salió del elevador manteniendo las puertas abiertas e introdujo la llave y al hacerlo, el panel se iluminó de verde. Metió la cabeza para entender lo que sucedía en el interior y al volver a realizar el mismo protocolo el botón de planta baja se iluminó de rojo.

Neo cerró las puertas del ascensor con un chasquido metálico y presionó el botón del primer piso. El aparato se puso en marcha con un zumbido y ascendió lentamente. Cuando llegó a su destino, Neo pulsó el botón para abrir la puerta. Frente a él se hallaba de nuevo el pasillo de las habitaciones, silencioso. Complacido por los resultados de su investigación, se preguntó qué pasaba si intentaba volver a la planta baja con las puertas abiertas. Sin embargo, como ya se esperaba, el ascensor no se movió ni un centímetro. De hecho, lo que sucedió fue que el botón de planta baja no se iluminó. Neo volvió a cerrar las puertas y pulsó el botón del segundo piso, pero este tampoco respondió. Después de probar unos cuántos más, aceptó que era imposible acceder a los pisos superiores. El ascensor era una jaula que sólo le permitía acceder a sólo dos niveles del edificio.

Regresó a la planta baja y se llevó consigo el manojo de llaves. Salió de la sala de mantenimiento y se dirigió a la puerta de la cocina, pero cuando trató de abrirla, esta no cedió. A diferencia del resto de puertas con las que se había encontrado, esta sólo constaba de una manija sin cerradura, de esas con las que con tan solo empujarla hacia abajo ya era suficiente para abrir la puerta. No entendía el porqué no cedía, y al ver que no estaba dando resultado, salió hacia el lobby por la puerta de "sólo empleados". Desde allí entró al restaurante.

El aroma de la comida recién hecha se mezclaba con el murmullo de las conversaciones y el sonido de los cubiertos. Neo se acercó a la mesa dónde desayunaban Blonde, Sky, Germán y Julio y tomó un asiento prestado de otra mesa. Neo les saludó con una sonrisa y les mostró el manojo de llaves que había encontrado. Luego, procedió a relatarles su pequeña aventura. Cuando hubo acabado de contar su historia, Julio le reclamó por ir vagando solo por el Hotel. Le aseguró que era peligroso.

_Más peligroso es quedarnos sentados sin hacer nada -le interrumpió Sky- me parece una buena iniciativa por parte de Neo el explorar este lugar en busca de salidas. De hecho, les iba a proponer formar grupos para realizar un correcto rastrillaje. Aunque sí que he de admitir que no es buena idea ir solo -le dirigió la mirada a Neo- sobre todo porque no sabemos a ciencia cierta qué cosas peligrosas se esconden en este lugar.

Sky tiene razón, Neo -le siguió Blonde - aunque ya que te hiciste cargo de investigar todo lo que hay en esa área, yo creo que podemos enfocarnos en otras zonas.

_De todas formas -empezó a decir Germán, con una voz sarcástica e impaciente- Dudo que ese ascensor nos sirva de algo.

Neo arrugó el entrecejo. No le gustaba para nada el tono que solía tomar Germán cada vez que abría la boca. Resaltó las inconsistencias que tenía el ascensor como medio de transporte. Le pareció ridículo que alguien más tuviese que manejarlo desde adentro para abrir las puertas y que la única forma de acceder a él desde fuera fuese presionando un botón en el cuarto de limpieza. Indicó que incluso era aún más estúpido que el ascensor operara con llaves y que sin importar si alguien las tuviese a la mano, no lograría nada con ellas estando en los pisos superiores. Neo no estaba seguro si el tipejo le estaba diciendo eso para hacerlo sentir como un tonto o si el muy ególatra simplemente era así de pedante todo el tiempo. Sin embargo, se le bajó la furia cuando le escuchó decir que era más sencillo subir y bajar usando los ascensores que daban directo al Lobby.

_¿A qué te refieres? -preguntó Neo perplejo.

Con el mismo tono arrogante y como si no tuviera nada mejor que hacer que resaltar aquello que se podía explicar con pocas palabras, Germán le dio a entender que los elevadores del Lobby funcionaban de manera normal, sin llaves. Se preguntó cuál era el punto de tener un aparato como ese en el hotel. Sky, más incrédula que sorprendida por el razonamiento de Germán, sugirió que el ascensor estaba situado allí para que ellos, como participantes, tomaran los implementos de limpieza que habían en el cuarto de mantenimiento o para llevar la ropa sucia a la lavandería.

_¿Por qué íbamos nosotros a tomar productos de limpieza o llevar ropa a la lavandería? Es mejor dejarle eso a los empleados -soltó el muchacho mientras apoyaba el mentón sobre su puño.

_Germán, en las reglas está más que explícito que el aseo de nuestras habitaciones y el lavado de nuestra ropa queda por parte nuestra -dijo Julio- ¿Acaso no leíste la libreta que te dejaron en la mesa de noche?

_¿Es enserio? -rodó los ojos- ¿De verdad este tipo cree que uno tiene tiempo para desperdiciarlo en actividades como esas? Siempre he pagado para que me limpien la casa. Lo único que yo aseo porque sólo yo sé hacerlo bien es mi carro. Del resto, le dejo ese trabajo a mi ama de llaves.

_Vale, hombrecito -empezó Sky con sarcasmo- pero ahora no hay criada a quien encargarle esa tarea. Tendrás que aprender a hacer la colada como cualquier otro ser humano.

Germán se quitó los lentes con cansancio y se quejó de lo absurdo que era que el ascensor que les habían dejado para subir y bajar las cosas hacia la sala de mantenimiento, no se podía abrir desde fuera. Julio le explicó que era evidente que ese ascensor estaba diseñado para que solo las maids lo usaran.

_Entonces el idiota que creó este juego debería haberlo sustituido por un ascensor normal, ¡esto es una locura! -se pasó la mano por la cara con frustración.

Blonde, ya fastidiado de las quejas de Germán, le hizo ver que existía una forma más simple para usar el ascensor: dejarlo siempre en la primera planta con las puertas abiertas, y pulsar el botón desde adentro para moverlo. Neo añadió que el ascensor no se movería hasta que cerraran las puertas por completo, y al terminar de decir esas palabras Julio le interrogó sobre cómo lo sabía. Le preguntó si había probado el ascensor en esas condiciones, y le advirtió que no era bueno jugar con los mecanismos porque podría causar alguna avería.

__Vamos, hombre -interrumpió Blonde- No seas tan negativo. Nos es bastante útil qué Neo haya experimentado con el ascensor porque ahora encontramos una forma más eficaz para poder usarlo.

Julio le lanzó una mirada de reproche, y luego le exigió a Neo que dejara la llave del ascensor en la sala de mantenimiento, para que todos pudieran usarla en caso de necesitarlo. Neo aceptó con resignación. No estaba seguro si prefería los arranques de Julio o soportar la idiotez de Germán.

Cuando terminaron de desayunar, Sky se puso de pie para comunicarles al resto los planes del día. Neo percibió que algo estaba faltando en el lugar y después de buscar con la mirada, se dio cuenta de que faltaban dos personas: Sol y Lilith. Supuso que Sol no quería estar con ellos y que tampoco estaría dispuesta a comer nada que hubiese sido preparado por el señor Cornamenta. Sin embargo, no era ella quién le preocupaba.

_Blonde -le susurró mientras Sky seguía dando su discurso- ¿dónde está Lilith?

_Ella vino temprano -respondió en voz baja- tomó un platillo y luego se fue. Y con respecto a Sol -dijo con cierto nerviosismo- no creo que vaya a venir.

Neo Recordó cómo Sol los había tratado con desdén y prepotencia, y cómo Blonde había perdido la paciencia con ella hasta el punto de pegarle. Intuyó que el grandulón se sentía culpable por haberla lastimado y tenía sentido, porque igual como él, asumió que Blonde concordaba con que golpear una chica estaba fuera de los límites de lo que podía hacer un caballero.

Mientras Sky seguía dando su discurso, una voz firme y segura interrumpió sus palabras. Neo se sorprendió de que alguien desafiará las palabras de Sky, y se giró para ver de quién se trataba. Era Úrsula, quien se había puesto de pie, y sin reparos les advirtió que era una pérdida de tiempo seguir con ese plan.

Úrsula no se detuvo en asegurar que todo lo que ellos propusiesen iba a resultar en un fracaso, porque conocía la forma en cómo pensaba el creador del juego mortal, y el diseño de ese juego. Les habló de Danganronpa, una serie de juegos de misterio y asesinato, donde los participantes debían matarse entre sí para ganar el juego. Les dijo que el juego mortal de las personalidades tenía básicamente las mismas reglas que ese juego, y que por más que buscaran, no iban a encontrar ninguna salida. Todas estaban bloqueadas.

Neo entendió perfectamente a qué se refería Úrsula. Él ya sabía dónde estaban las salidas, el propio mapa las indicaba, pero estaban tapizadas. Se levantó y señaló a la pared donde se debía encontrar una de ellas.

_Lo que necesitamos es encontrar la manera de abrir estas puertas. Estoy muy seguro de que deben funcionar igual a las compuertas de los sótanos.

Úrsula prosiguió con su argumento, diciendo que la única forma de abrir las salidas era activando un mecanismo oculto detrás de las paredes. Julio se levantó indignado y le dijo que no tenía evidencia empírica para afirmar eso, a lo que Úrsula le respondió de manera tajante que él no había estado con ellos, con los del grupo inicial, cuando descubrieron cómo escapar de las pruebas en el sótano. Sky intervino y le dio la razón a Julio, diciendo que Úrsula se estaba basando únicamente en las compuertas de las trampas, que si bien sí era cierto que habían funcionado de esa manera, aquellas que daban al exterior del edificio no tenían por qué trabajar así. Le indicó que la situación actual en la que se encontraban era radicalmente distinta.

_Yo sé cómo funcionan estos juegos -expresó con desdén- Las personas detrás de todo esto se están copiando de la trama de estas series. No nos van a dejar a avanzar hasta que muera alguien, y casi siempre las respuestas están en los últimos pisos.

Blonde reaccionó con furia y golpeó la mesa con su puño.

_¿Entonces tu propuesta es matar gente? - se puso de pie- ¿Estás loca?

_¿Me vas a golpear a mí también, Blonde? -preguntó Úrsula con sarcasmo- no creas que siendo violento me vas a intimidar.

_¡¿Qué diablos?! -se asustó el grandullón- yo no pretendo hacerle daño a nadie -tragó- sólo quiero buscarle una salida razonable a este problema.

Cobalt alzó la voz para calmar los ánimos, y dijo que no tenía por qué ocurrir ningún tipo de incidente. Les recordó que eran 16 personas adultas y capaces de buscar una solución, solo tenían que unirse como un grupo y aportar ideas. Úrsula negó con la cabeza, y dijo que <>.

_ Véanse bien las caras, porque tienen a su alrededor a su futuro asesino. Yo por mi parte, me voy. No pretendo ser parte de esto.

Sin más preámbulo, la chica se dirigió hacia la salida del restaurante. Neo observó cómo Úrsula se alejaba y se perdía al doblar por el pasillo hacia el lobby, y sintió un escalofrío en la espalda. Se preguntó si ella tendría razón, si alguno de ellos sería capaz de matar para escapar. Las cosas parecían empeorar cuando vio que uno de los chicos de morado, que no conocía, se levantaba también de su asiento y se dirigía hacia la salida.

_¿A dónde vas, Tyrone? -Le preguntó Blonde agresivamente.

El moreno, reflejando poco interés, le respondió que ya había visto lo suficiente, que no tenía por qué confiar en ellos. Les dijo que estaban dentro de un juego en el que sus acciones determinaban si vivían o morían, y que él no estaba interesado en arriesgar su vida por pretender ser amigo de nadie. Y así, de la misma forma en la que Úrsula lo había hecho, el chico abandonó la sala.