Secreto Hermoso

  Al llegar a una de sus joyerías habituales, Arbi acompañó a Aira al interior de la tienda.

  "Ar, no hace falta que compres un anillo ni nada. ¿Para qué? No es necesario llegar a tanto". Aira detuvo la osadía de Arbi, que estaba fuera de lugar.

   Además, Arbi y ella solo eran novios en secreto; ni siquiera era seguro que su relación fuera a durar. Arbi seguía teniendo novia. Desde cualquier punto de vista, esta relación no iba a funcionar ni a durar. Además, Aira había aceptado la petición de Arbi de ser su novia solo porque estaba cansada de que Mulu y Arbi la persiguieran desde la noche anterior.

  "No te preocupes por el dinero". Arbi seguía queriendo comprarle a Aira un anillo de oro de verdad, dijo 😁

  "Ar, ¿qué te ha dado desde anoche?". Aira no salía de su asombro ante el chico que tenía delante.

   "Llevo toda la noche diciendo lo mismo. ¡Vamos, entremos!". Arbi respondió a su reprimenda y arrastró a Aira al interior de la tienda.

   Una vez allí, Arbi fue recibido amablemente por el dependiente. Parecía que Arbi iba mucho por allí. El dependiente lo reconoció. Aira se sorprendió bastante al ver la interacción entre Arbi y el dependiente de la joyería.

  "Buenas tardes, Arbi, ¿en qué puedo ayudarle?", saludó amablemente el empleado de la tienda.

   "Buenas tardes. Quería buscar un anillo para mi prometida", dijo Arbi al empleado.

  Aira frunció el ceño, confundida por la forma en que Arbi se había referido a ella.

  "Está delirando", murmuró Aira en voz baja mientras negaba con la cabeza.

  Arbi y el dependiente estaban enfrascados en una conversación, buscando el anillo que Arbi quería para Aira. Aira se limitó a quedarse de pie junto a Arbi, sin ningún interés en participar en la elección del anillo que tenía delante.

  "¿Cuál te gusta?", le preguntó Arbi a Aira.

  "Me da igual", respondió Aira sin más.

  "Pero si eres tú la que lo va a llevar", se quejó Arbi al ver la falta de entusiasmo de Aira.

   Para no discutir, Aira señaló uno al azar para acabar de una vez. Además, ya casi era la hora del Magreb. Su intención era ir al mercado a comprar pescado después del trabajo, pero resultó que este chico, que llevaba incordiándola toda la noche, la había arrastrado hasta aquí.

  "Vaya, la señorita tiene buen gusto. Ese anillo simboliza la pureza del amor", explicó el dependiente de la joyería.

   Aira observó el anillo que había señalado al azar. Le pareció un anillo normal y corriente. ¿Qué tenía que ver con la pureza? Aira se rió para sí misma de las palabras del dependiente.

  "Envuélvalo, por favor. Es la elección de mi prometida". Arbi metió la mano en la cartera y sonrió a Aira.

   Aira se limitó a mirar a Arbi con expresión inexpresiva. Ahora que lo pensaba, su hijo tenía razón cuando decía que Arbi era tan guapo como Bara. Es más, cuando sonreía así, su atractivo aumentaba, hasta el punto de que era más guapo que Bara. ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

   "No te limites a mirarlo. También puedes tocarlo. Todo lo que hay en mí te pertenece ahora", dijo Arbi con una seguridad en sí mismo que llegaba hasta el cielo 😁

   Aira puso los ojos en blanco. Este tipo se estaba volviendo demasiado creído. Aira maldijo para sus adentros.

   Por fin terminó el drama de la compra del anillo. Arbi se apresuró a cambiarse el anillo que había comprado la noche anterior en el mercado nocturno por el que acababa de comprar. Era un modelo sencillo, una banda de oro lisa con una gema rosa blanquecina en el centro. Sencillo pero bonito. Y, de hecho, el anillo le quedaba perfecto en el dedo anular.

  "Este es el recibo. Guárdalo bien y no lo vendas", dijo Arbi tendiéndole el recibo del anillo a Aira.

  "Sí, si necesito dinero, lo venderé", bromeó Aira con una sonrisa pícara antes de salir corriendo, dejando a Arbi atrás.

  "Si necesitas dinero, pídemelo a mí. No vendas el anillo", gritó Arbi mientras perseguía a Aira.

Esta nueva pareja era un caso, uno cariñoso y el otro indiferente 🦆 🤣🤣

  Después de salir de la joyería, Arbi acompañó a Aira al mercado. No se sabía por qué, pero era la primera vez que Arbi acompañaba a una chica al mercado. Por lo general, las chicas eran un poco reacias a comprar en cualquier sitio que no fuera un supermercado, y la reina se negaba a ir a un sitio así. Una vez, Arbi la había llevado al mercado con su madre, y cuando volvieron, la reina lo riñó. Ella había querido ir, pero fue él quien acabó regañado. Sin embargo, cuando Arbi vio a Aira interactuar con naturalidad con el pescadero, y cómo parecía estar acostumbrada a ir al mercado, supo que era realmente una buena candidata a esposa...

  "¿Ya está?", preguntó Arbi.

  "Sí", respondió Aira escuetamente. Luego se subió a la moto de Arbi.

   Arbi se sentía como un marido que lleva a su mujer al mercado, ¿sabes? 😁😁

  Era la primera vez que Arbi llevaba a Aira a casa. Aunque las casas de Arbi y Aira no estaban muy lejos, era la primera vez que Arbi sabía dónde vivía ella. Antes, su interacción no había sido tan estrecha como ahora.

  "Me voy, cielo. Lo siento, no puedo quedarme", se despidió Arbi de Aira.

   Aira asintió con la cabeza en señal de comprensión.

   Arbi acarició la mejilla de Aira por un momento. Miró profundamente a la chica que tenía delante. Luego le besó la mano con cariño.

   "Me voy, cielo. Coge el teléfono cuando te llame", dijo Arbi de nuevo.

  "Sí, gracias por traerme", respondió Aira.

  Aunque solo se habían hecho cercanos la noche anterior, era como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Así de cómoda era su interacción.

   "Ten cuidado en la carretera", continuó Aira.

   Arbi asintió con la cabeza y le dedicó una dulce sonrisa a Aira. Aira se sintió nerviosa al ser observada de esa manera por Arbi. Una mirada llena de afecto que Aira nunca había visto cuando estaba con Bara.

   Una vez que Arbi desapareció al final del callejón de la casa de Aira, esta se apresuró a entrar en su casa. Su hermoso secreto acababa de comenzar.