El Rey Demonio Y La Princesa Hada
Nathaly abre sus ojos muy despacio. Siente un gran dolor en su cabeza; las luces del cuarto donde estaba le molestaban. Poco a poco va recuperando la visión y nota una figura que se mueve y revolotea frente a ella.
—¡Oh! Alteza, está despierta. ¡Qué alegría! Déjeme llamar a su majestad, la reina.
El hada que le había hablado sale volando de la habitación y la deja sola y confundida. ¿Dónde diablos estaba y por qué había seres mágicos como las hadas? Se preguntaba Nathaly, aún con dolor en la cabeza. Se levanta despacio y se observa en el espejo, pero a quien ve no es a ella, sino a una bella niña con alas de hada en su espalda. Su cabello era rosa y sus ojos tenían un llamativo color naranja. Por un momento, su cabeza duele más y cierra los ojos. Entonces, a su mente llegan todos los recuerdos de la dueña original de ese cuerpo.
Su nombre era Áine Forest, primera princesa del Reino de las Hadas, Azavil. En ese momento, tenía apenas 116 años, que para las criaturas mágicas era aún una adolescente. Era una chica inteligente, educada y con un gran poder, lo que la convertía en alguien a quien admiraban, pese a tener poca edad. Era amable con todos, pero un poco reservada. Su mejor y única amiga era el hada que la acompañaba cuando despertó, Tiana, su dama de compañía, quien era un poco mayor que Áine. Se habían convertido en amigas desde pequeñas, cuando Tiana se mudó al palacio, ya que sus padres trabajaban allí. Un día conoció a Áine, una niña solitaria, y desde entonces se formó su amistad, hasta que Tiana tuvo la edad suficiente para ser contratada como dama de compañía.
Nathaly se asusta, puesto que recuerda que Áine era la supuesta villana o personaje negativo de una novela que había leído en su anterior vida, una historia que no le había gustado mucho por su final. Al principio de la novela, ponían a Áine como un personaje secundario. Era la prima de la "protagonista femenina", Amelia Woods, un hada de apariencia bella y amable, con cabellos rubios y ojos celestes. Amelia se había enamorado del duque Román de Blackstone, el "protagonista masculino", pero, como en todas estas historias, quien estaba comprometida con él era Áine.
Amelia era la hija de Gergheade, hermano del rey de las hadas, Oberón. Cuando pequeña, su madre había fallecido, y la reina de las hadas, Titania, la había cuidado como una madre. De esa forma, Áine y Amelia se habían criado casi como hermanas.
En la novela, Áine se molesta por el romance entre Román y Amelia, puesto que estaban dañando su imagen y su reputación. Se había convertido en la burla de la sociedad noble de Azavil; cada vez que asistía a una fiesta o reunión, las damas solo hablaban de cómo su prometido la engañaba con su prima. Cansada de la situación, confronta a Amelia. Le pide que termine ese romance o la imagen de los reyes y de la familia real se vería afectada, pero Amelia se niega y le dice que ella sí lucharía por su amor. A partir de ese momento, las primas comenzaron a distanciarse.
La imagen de Áine empieza a ensuciarse, las hadas comienzan a especular sobre su amabilidad, ya que cada vez que estaba cerca de Amelia, a la segunda siempre le ocurrían accidentes, hasta que un día alguien intenta envenenarla y todos señalan a Áine como la culpable.
En espera de que la investigación se llevara a cabo, Áine le pide a su padre romper el compromiso con el duque Román. El rey, al principio, no quería, pero él siempre buscaba el bienestar de su hija, y ya habían llegado a sus oídos los rumores del romance entre Amelia y el duque. Entonces, accede a cambiar a Áine por Amelia en el compromiso. Pero unos días después del cambio, cuando aún no se hacía público el compromiso, encuentran veneno en la habitación de Áine, culpándola de intentar envenenar a Amelia. Los reyes, tristes por la noticia, permiten que se celebre un juicio en el cual, a falta de pruebas más concretas, solo pueden desterrar a Áine del Reino de las Hadas.
Áine, sola y confundida, comienza a vagar por años por el desierto que estaba en la frontera con el Reino de los Demonios, hasta que un día, débil y hambrienta, muere por el ataque de unas bestias tipo demonio sin poder defenderse. Nathaly recordaba que había sido muy injusto el final de Áine, mientras que el duque y Amelia se habían convertido en los supuestos héroes de la novela, ya que debido a los años de intolerancia entre los demonios y las hadas, los reinos habían caído en guerra, y gracias a que Amelia había caído en gracia al rey de los ángeles, este le brindó su ayuda contra los demonios, asegurando así la victoria y derrocando al rey demonio.
Nathaly se recuesta un poco y se sostiene la cabeza. Trata de recordar en qué momento de la historia estaba. Al parecer, es cuando los rumores de que Amelia y el duque estaban juntos empezaban a circular. Áine había salido molesta de una reunión en donde solo se hablaba de ello. En su regreso, cayó del caballo en el que iba. Al parecer, la verdadera Áine había muerto en este accidente y el alma de Nathaly, que había muerto después de un accidente, había ocupado el cuerpo del hada. La diferencia es que ella provenía de un mundo distinto, sin magia, en donde era una artista marcial y una doble de riesgo, y su muerte fue provocada por una mala manipulación del equipo técnico.
Nathaly, ahora Áine, decide cambiar su triste final y vivir plenamente. La vida le dio una segunda oportunidad y en esta, ella será quien decida su destino.
—¡Vamos, Áine, no te preocupes que esta vez sí serás feliz!
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Comments
Laura Álvarez
Me gusto el comienzo veremos como sigue y la manzana podrida siempre cae cerca del árbol por que los protagonistas se enamoran de la hermana o prima haciendo prometida la villana pero para ellos ella es la que esta mal cuando son ellos los sinvergüenzas
2024-11-05
5
Natalit
jajajaja casi muero de la risa cuando dices que esta joven 116 años 🤣
2024-11-12
1
Joiquelyn Lacruz
es encantador
2024-11-08
1