En un imperio dividido por intrigas y traiciones, Euridice, la tercera princesa de Caelum, se ve obligada a huir cuando su medio hermano, Jacob, asesina al emperador y a sus hermanos. Con la ayuda de Arjona, su protector, Euridice emprende una peligrosa búsqueda de los legendarios 5 Ases para detener a Jacob y evitar que desate el caos en el imperio. Mientras lucha por recuperar la paz, Euridice descubre su propia fuerza y determinación en un mundo donde la lealtad y el poder se entrelazan en una danza mortal.
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Capítulo 7
Al dia siguiente, Euridice y Arjona siguieron su camino hacia el reino de Outro. Con el paso de algunas horas casi llegando la noche, por fin llegaron; pero aun debian de mantenerse escondidos hasta llegar al palacio.
Caminaron por los callejones más oscuros del reino, evitando a toda la gente posible hasta llegar al palacio real. Al llegar allí los muros le evitaron entrar, pero el sabía perfectamente como entrar.
Llegaron hasta la parte trasera del palacio, allí se encontraba una parte del muro que estaba más baja que el resto, miediendo apenas unos tres metros.
— Bien... Ven aqui. — Le dijo Arjona haciéndola caminar hasta llegar al muro. Allí el mismo subió sin dificultad alguna, y aún sobre el muro estiro sus brazos hacia ella. — Estira tus brazos.— Dijo él.
Euridice obedecio y estiro sus brazos hasta que el pudo tomarlos, con cuidado y suavidad, tiro de ellos hasta lograr subirla al muro, cuyo ancho arriba era de al menos medio metro. Allí pudo sentarla para después bajar del muro y poner sus brazos en forma de aro para esperar su caída.
— Anda, te atrapare. — Dijo Arjona. Con algo de temor, Euridice pensó unos segundos antes de dejarse caer, cayendo firmemente sobre sus brazos mismos que le atraparon con cuidado. — Bien... Ahora dame tu mano. — Le dijo él al bajarla al suelo, ella le dio la mano y con suavidad él tiro de ella para comenzar a llevarla hacia el palacio.
Evitando a algunos de los guardias, pudo notar que el palacio ya tenía soldados imperiales. Ahora sabía que posiblemente estarían en mayor riesgo.
Entrando al palacio por una ventana, Arjona llegó hasta una habitación con Euridice y allí cerró la puerta con seguro.
— ¿Donde estamos?.— Preguntó Euridice en voz baja.
— Es el palacio real del reino de Outro. — Respondió Arjona caminando hasta la ventana para cerrar las cortinas.
— El rey de Outro... es tu hermano ¿no es asi?.— Preguntó Euridice.
— Si... Pero... Dadas las circunstancias. Espero que podamos confiar en el. — Dijo Arjona mientras dejaba en la habitación reposada sobre una pared su lanza para después caminar hasta la puerta, la abrió un poco y miró que no hubiese nadie afuera. — Quédate aqui y cierra con seguro la puerta... No salgas a menos que yo regrese. — Le dijo él antes de salir de la habitación.
Euridice obedecio y cerro la puerta con seguro para después mirar el resto de la habitación y sentarse sobre una pequeña caja que había allí...
Arjona comenzo a recorrer el palacio utilizando los pasillos menos transitados. Vivió alli toda su infancia asi que conocía el lugar de pies a cabeza.
Finalmente logro llegar hasta la sala del trono, en donde pudo ver a través de las escaleras a su hermano Degel hablando con Blad.
— Como dije, Arjona no ha llegado a este palacio — Dijo Degel mientras permanecía de pie frente a su trono, con al menos una decena de sus soldados frente suyo preparados para cualquier ataque.
— Si esta escondiendo a su hermano Arjona, esto será visto como traicion al imperio. — Dijo Blad con firmeza.
— Lo se, y como dije. Esperare a que mi hermano venga aquí y me de su versión. Hasta entonces, no tendrá más información de mi. Ahora salgan de mi palacio!.— Dijo Degel señalando la salida del palacio. Blad únicamente se dio la vuelta y abriéndose paso entre sus soldados finalmente salió del palacio.
Apenas se fue Degel suspiro y logrando ver de reojo una señal, miro hacia las escaleras notando allí a Arjona. Degel hizo una seña con su mano detrás de su espalda y Arjona termino por irse de las escaleras para ir hasta la habitación de Degel en el palacio.
Pasando solo unos minutos, Degel fue hasta su habitación. Entró y cerró la puerta con el seguro para asi después ir hasta las ventanas cuyas cortinas también cerro.
— Ahora explícame bien. ¿Que esta pasando?.— Dijo Degel dandose vuelta. Por detrás de un tabique, Arjona salió y camino hasta sentarse sobre la cama.
— Está mierda es horrible. — Dijo Arjona. Degel le miro con atención y después camino hasta sentarse sobre la cama a lado de el.
— Dicen que mataste al emperador, a los príncipes y secuestraste a la princesa. — Dijo Degel.
— No se muy bien que paso... Pero sólo se que Jacob esta detras de todo. — Dijo Arjona.
— ¿Donde esta la princesa?.— Preguntó Degel.
— La deje en una de las habitaciones de guarda.— Dijo Arjona.
— Uff... ¿Que podemos hacer?. Estoy seguro de que intentarán lastimarla. — Dijo Degel.
— Lo se... Y no se que hacer. — Dijo Arjona.
— Por el momento será bueno que se quede aquí. Traela. — Le dijo Degel. Arjona asintió y se puso de pie para ir a por ella.
...
A su vez, en una de las habitaciones de servicio. Una mujer de mediana edad, preparaba en una bandeja algo de comida.
— Tienen preparado el té del señor?.— Preguntó la mujer a una de sus compañeras.
— Oh no... Iré a buscarlo ahora. — Dijo la otra criada que se encontraba en la habitación para asi salir de esta a buscar ese té.
La mujer se quedó en la habitación asegurándose de que la comida en la bandeja esté bien, sin darse cuenta de que a esta misma habitación entró Blad; quien cerro con cuidado la puerta antes de ir hasta ella y tomarla por la espalda colocando su mano sobre su boca.
Aterrada, la mujer intento soltarse del agarre. Sin embargo Blad coloco un cuchillo cerca a su cuello.
— Shhh... No tenemos tiempo. Te diré lo que harás. — Dijo Blad mientras susurraba a su oido. — Si vez a la princesa, deberás de informarme. ¿Entendido?.—....
...
Pasando unos minutos, Arjona regreso a la habitación donde Euridice estaba. Allí tocó la puerta y con la voz baja le hablo.
— Euridice, soy yo. Abre la puerta. — Dijo Arjona. En segundos la puerta fue abierta y Euridice lo miró con detenimiento hasta dejarlo entrar.
Arjona entro y fue por su lanza para después ir hasta ella y tomandola de la mano salir de la habitación para llevarla por el palacio...
...