Elena es la primera princesa del imperio Viton, su padre la ama sobre el resto y le permite hacer cosas que se consideran de hombres así reciba quejas por esto.
Gracias a esto sus hermanas la envidian y la engañan una vez, permitiéndoles dañarla grandemente haciéndola desaparecer.
Elena no muere aunque era lo que querían pero su rostro fue destrozado y le impide regresar.
Vive con el médico que la salvo y a su cabaña llega la solución a sus problemas, un rostro nuevo, una vida nueva, pero tendrá que pagar por eso al ayudar a su nuevo esposo a completar también su propia venganza. Intentando en el camino de superar dejar atrás todo lo que vivió ¿podrán amar de nuevo?.
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Cap 23
Pese a que Andrea no estaba enterada en el palacio todo era un desastre, no solo los duques regresaron al ducado sino que el resto de personajes invitados también se marcharon quedando arruinado el banquete.
Los únicos que quedaron fueron aquellos invitados de otros imperios que solo regresaron a las habitaciones que tenían asignadas.
Quien estaba feliz con este acontecimiento era Franchesca, está es la concubina madre de Frederick, Karla y Estela. Tras la caída de Jacoob su hijo de 17 años sería quien pudiera obtener el puesto de príncipe heredero, lo mejor de todo es que no tuvo que mover un dedo para que eso sucediera.
Ser la madre del futuro emperador le daría la gloria que no obtendría siendo la concubina que es ahora.
Sus hijas estaban igual de felices que ella, su familia se volvería la más poderosa del imperio.
Sin embargo, Martha estaba destruida al ver caer a su hermano y también estaba preocupada de que a los ojos de todos su familia estuviera manchada con algo tan horrible.
Hablo con la emperatriz quien le contó lo que pasó con lujos y detalles, por supuesto minimizando su culpa y achacandosela a Andrea.
Al día siguiente ya toda la capital imperial sabía del error cometido por el príncipe, volviéndose la vergüenza real.
Aquel príncipe que en unos meses cumpliría la mayoría de edad y que seguramente sería nombrado príncipe heredero había destruido su futuro por un desliz con una mujer casada.
Al ducado aún no llegaba aquel rumor, a los sirvientes que los acompañaron se les ordenó no hacer mención de lo ocurrido por ahora.
Esa mañana nadie asistió al comedor, el ambiente de la mansión era silencioso con cada uno de los ocupantes en su habitación sin querer salir.
Andrea sin embargo, salió al jardín junto a Silvia a disfrutar la soledad.
—Señora, me alegro que todo saliera bien.
—Te dije que no te preocuparas, yo saldría de eso sin problema.
—Si no me hubiera dicho que me quedara, aún estuviera insistiendo sin dejar que se la llevarán —Andrea sentada en el kiosko sonríe.
—Lo sé Silvia, es por eso que te dije que me dejaras. Sabía que alguien se ofrecería a llevarme en tu lugar, aunque siendo sincera lo menos que pensé es que sería Keila. Pero bueno da igual cual de las dos fue.
Andrea se relajo respirando el aire fresco que le brindaba el jardín mientras Max salía a arreglar sus asuntos.
Mauricio en su habitación sentado a un lado de la cama pensaba en su esposa, la perdió por una trampa mal elaborada así que no se atrevía a ir con su madre quien lo llamó insistentemente.
Se levantó del suelo abrió la puerta de la habitación y salió de esta, la dirección era un lugar al que no había ido en varios meses.
Silvia miraba a la entrada principal de la pequeña casa que pertenecía a Max, vio a Mauricio entrar por ella.
—Señora, viene su cuñado —Andrea miró en esa dirección y sonrió, se levantó de la silla en el jardín y espero.
—¿Qué trae a mi cuñado por aquí?
—Tu… —la señaló mientras se acercaba peligrosamente — destruiste a mí esposa, se que ella no me sería infiel —se detuvo frente a ella.
—Yo no lo hice, tú sabes bien quién fue el causante.
—Pero debiste solo irte no hacer todo eso. —Andrea sonrió y se paró frente a Mauricio mirándolo a los ojos.
—Tu esposa me dijo al oído que me destruiría, ella nunca pensó en mi reputación así que yo no tengo obligación de cuidar la suya, si alguien es culpable de todo esto es ella al intentar que me acostara con un sirviente, que por cierto era espantoso.
—Eres una perra —Andrea levantó el dedo índice de la mano derecha y negó con este frente a los ojos de Mauricio.
—¡Error! Tu esposa fue la perra infiel —Mauricio levantó su mano con intención de golpearla, ella dio un giro quedando detras de él pateando lo en la espalda haciéndolo caer de boca, se acercó y montó su pie sobre él. —creyeron que seguiría siendo la idiota Andrea, aquella a la que humillaban y exponían como quisieran, pues lamento decirte que ya no más. —se agachó quedando un poco cerca de su cabeza —yo siendo tu me iría lo más lejos que pueda, seguramente entre hoy y mañana todos en el ducado sabrán que eres un cornudo, a quien su esposa traicionó con un príncipe, siento que estarás en la boca de todos como alguien que no es capaz de satisfacer a su esposa.
Se levantó y miró a Silvia.
—Vamos Silvia, mi cuñado seguramente tendrá muchas cosas por hacer.
Mauricio sentía su sangre hervir, imaginarse que todos hablarían a su espalda y que se burlarían de él en cada lugar del ducado lo llenaba de ira. Se levantó, sacudió su ropa y salió rápidamente del lugar.
Andrea desde la puerta de la habitación miraba todo, cree que de esta forma aquel hombre se irá.
—Silvia, si mi cuñado sale de la mansión síguelo y contrata a alguien para que lo robe cuando salga de los límites del ducado, no quiero que tenga una buena vida si decide irse.
—Lo haré señora.
—Si Mauricio se va, ya serían tres los caídos —Sonrió al imaginarse que cada día está más cerca.
Ya estudió a Soila, aunque es una cobarde se vuelve arrogante por la familia a la que pertenece, Edgar no es más que el menor de los hijos de la duquesa y es igual de cobarde que su esposa.
Acabar con ambos no será un problema y la duquesa en cualquier momento la ayudará a eso.
—¡Silvia!.
—Dígame, señora.
—¿Conoces a alguien de confianza? Si es mujer sería lo mejor.
—Si, tengo algunas amigas en el pueblo y sé que son leales.
Trae a la mejor de ellas y pídele a Max que le brinde protección a su familia.
—¿Puedo saber para que?
—Silvia, necesito a otra persona que no abandone está habitación, siento que la duquesa en cualquier momento hará su movimiento e intentará involucrarme en algo.
—Entiendo.
—Silvia te lo diré, creo que el próximo objetivo de la duquesa puede ser el duque, intentará usarlo para sacarme de la mansión muerta —Silvia se cubrió el rostro, le dio miedo lo que escuchaba.
—Yo creí que los nobles vivían bien, pero tienen muchos problemas.
—La familia imperial es peor, no te dejes engañar por las apariencias.