En un mundo lleno de magia, Aarón es un joven que vive en un pequeño pueblo con su familia, el solo desea tener una vida como la de sus padres, encontrar a una mujer a la cual amar y que lo ame y tener una hermosa familia, ya que si bien ellos no son ricos, ni viven en grandes mansiones, tienen lo suficiente para vivir una buena vida y ser felices, pero todos sus planes cambian cuando descubre que él es el portador de un poder antiguo y que sus destino esta entrelazado al de otras tres personas, quienes juntos deberán salvar su mundo del dios Daotan, un dios maligno que solo busca el dolor y la muerte de todos los seres vivos.
En el camino por dominar sus nuevos poderes y comprender su nuevo papel, Aarón descubrirá que el amor no está descartado de su vida y talvez sea ella a quien necesité para poder lograr su destino.
Esta es la primera historia de la tetralogía Los 4 Guerreros de los Elementos
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Capitulo 7
ILA
Me encuentro en mi oficina trabajando desde muy temprano, como princesa heredara tengo muchas responsabilidades, sobre todo porque mi padre ha relegado algunas de sus obligaciones a mí, para así prepárame para cuando sea coronada reina, y la verdad no me quejo, ya que me gusta mi trabajo, y lo que más deseo es ser coronada reina para así ayudar a mi gente, como lo ha hecho mi padre, mi abuelo y así todos los reyes antes que yo, puestos que todos son recordados con cariño por ser gobernantes buenos y justos.
Estoy por terminar una buena parte de mi trabajo cuando la puerta se abre de golpe, cosa que me molesta.
- Creí haber dicho que no me molestaran – digo apretando los dientes de ira, ya que solo hay una persona que se atreve a entrar así a mi oficina, y no es mucho de mi agrado.
- Lo siento, princesa, pero – empieza a hablar el guardia de la entrada, pero es interrumpido groseramente por el invitado indeseado.
- Cállate, maldito plebeyo, ¿cómo te atreves a hablar sin mi permiso?, ahora lárgate antes de que te mande a azotar – le dice Clayton, a lo que le hago una seña con la cabeza para que se vaya de allí, ya que lo último que quiero es que salga herido por el idiota frente a mí.
- ¿Qué haces aquí, Clayton?, bueno eso no importa, sea lo que sea, estoy ocupada, así que vete – le digo y me levanto para señalarle la puerta.
- ¿Ocupada?, qué tontería, en vez de estar perdiendo el tiempo aquí, deberías estar buscando maneras de complacerme, además soy tu prometido, por ende tu prioridad – me dice mientras me toma por la cintura, a lo que yo pongo cara de asco, por lo que convierto mi cuerpo en arena y así me alejo de él.
Clayton es el hijo mayor de Knox, el actual Duque Kasar, lo que hace a Clayton el gran Carnero, aunque aún no despierta su poder, y lo que lo hace a la vez mi prometido, y si bien no es feo, podría decirse que es guapo, con sus ojos color miel, su considerable altura, sus cabellos castaño claro, su piel blanca y su complexión atlética debido al entrenamiento, Clayton es muy agraciado, pero lo que me repugna de él, es su actitud, es una basura de persona, es de esas personas que usan su poder para someter a otros y se creen por encima de todo y todos, como lo odio.
Pero no solo él es así, toda su familia es una basura, desde mi abuelo hemos intentado acabar con ellos, a mi abuelo le tomo años encontrar pruebas en contra de esa asquerosa familia, pero antes de poder hacerlas públicas, el oráculo nombro al primogénito de Knox el siguiente gran Carnero, lo que volvió a su familia intocable, ya que ni con todas la pruebas que teníamos los podíamos hacer caer, puesto que el gran Carnero es muy valioso, y muchas personas se ciegan por eso, y el hecho de hacer algo en su contra podría desatar una guerra civil, y es lo que menos queremos, por eso nos toca aguantarlos e intentar de todas las maneras posibles mitigar el daño que le hacen al reino y a sus habitantes, el duque Knox y su familia no tienen idea de las pruebas que tenemos en su contra, con el paso del tiempo hemos añadido más, y solo espero el momento que podamos al fin usarlas y hacerles pagar por todos sus crímenes.
- Ya que al parecer no piensas irte, lo haré yo – le digo muy molesta.
Hago un hechizo que hace que la tierra bajo nuestros pies comience a moverse, lo que causa que Clayton caiga, por lo que debo de hacer un enorme esfuerzo para no reírme, con un movimiento constante ambos salimos de mi oficina y después levanto un muro de tierra con un hechizo de protección para que Clayton no pueda entrar.
- Nadie más que mis padres pueden entrar – les digo a los guardias de la entrada, y si bien mi hechizo solo se desactiva ante alguien de mi sangre, nunca está de más un poco de protección extra.
Una vez le doy instrucciones a los guardias, me voy de allí, dejando a Clayton en el suelo, y posiblemente muy enojado, y salgo del palacio en busca de mi amigo y la única persona con la que puedo desahogarme.
El camino a la casa del duque Tero fue muy tranquilo, decidí hacer el trayecto a caballo y no en carruaje, ya que necesito que me dé algo de aire, para así calmarme un poco, he trabajado toda la mañana y justo cuando planeaba darme un descanso llegó ese idiota, lo cual me molestó mucho.
Llego a la casa de mi amigo y pregunto inmediatamente por él.
- El joven amo está en el jardín, la llevaré hasta allí – me dice una de las mucamas.
- No es necesario, yo lo buscaré, gracias – le digo, a lo que ella solo me hace una reverencia y se va de allí.
Salgo a los jardines de la casa de mi amigo y me dirijo al lado oeste, y es que allí hay un enorme sauce, el cual es el sitio preferido de Jorge, por lo que sí está el jardín, allí es donde debe estar.
Llego a dicho árbol, y tal y como sospechaba mi amigo, está leyendo debajo de este.
- Odio a Clayton – le digo a mi amigo mientras me dejo caer a su lado y apoyo mi cabeza en su hombro.
- Y ¿ahora qué hizo el muy idiota? – me pregunta mientras cierra su libro y lo deja a un lado.
- Llego a interrumpir en mi oficina, y comenzó a decir sus habituales tonterías, ya sabes que, en vez de “perder el tiempo”, según él, debería buscar maneras de complacerlo. ¡Qué asco!, no sé cómo me contuve para no darle un puñetazo – le cuento a Jorge.
- Yo tampoco, si hubiera sido yo, le hubiera dado el puñetazo, pero bueno, una oportunidad perdida – me dice y yo, sin evitarlo, comienzo a reírme.
- Eres todo un caso, ¿sabes los problemas que le traería a mi padre si lo golpeo? – le preguntó.
- Lo sé, serían los mismos que yo le causaría al mío si lo hiciera, pero la satisfacción de golpearlo estaría allí – me contesta.
- Bueno, en eso tienes razón, no sé por qué el oráculo nombró a una basura como Clayton el gran Carnero, un joven de buen corazón, patrañas, ese lo tiene aún más podrido que su padre, no sabes cómo me hubiera gustado que tú fueras el gran Carnero – le digo.
- ¿Eso es una confesión? – me dice Jorge con una sonrisa burlona, ya que él sabe de antemano que no lo es.
- Claro que no, y lo sabes, solo que al menos tú y yo tenemos una relación amistosa, a Clayton no puedo verlo ni en pintura – le digo.
- Bueno tienes un buen punto, pero admítelo como matrimonio tampoco funcionaríamos tú y yo, para empezar eres como una hermana para mí, y yo como un hermano para ti, como demonios se supone que tengamos un heredero, de solo pensarlo me dan escalofríos – me dice mientras comienza a temblar de manera exagerada
- En eso tienes razón, pero cualquier cosa es mejor que casarme con el idiota de Clayton, hasta entregarme a ti – le digo, a lo que mi amigo solo se ríe.