A veces, la vida nos juega una mala pasada. Nos hace probar el dulce néctar del amor, para luego arrebatárnoslo como si fuera una burla. Ésta historia le pertenece a ellos, aquéllas dos almas condenadas a amarse eternamente, Ace e Isabella.
—¿Seguirás amándome en la mañana?.
—Toda la vida, mi amor...
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Capítulo 23
...Isabella....
Creía haber superado el hecho del abandono de mí padre.
Pero, al parecer no fue así.
Recuerdo que cuando supe que él no volvería por mí, lloré.
Lloré sin parar esa noche en los brazos de mí abuelo.
Pero, al día siguiente del hecho, dejé de hacerlo.
Désde entonces, juré nunca volver a llorar por eso.
Nunca volvería a llorar por mí padre, ni por ninguna otra persona que se atreviera a decepcionarme de ese modo.
A partir de ese día, dejé de llorar.
Mantuve tiempo récord por tres años.
Pero, ahora mismo, mí récord se fue al diablo.
Al estar en los brazos de Ace, mis sentimientos heridos volvieron a resurgir.
Cuándo Ace dijo:
«Estoy aquí, no volveré a dejarte sola»
Me rompí.
Ace siempre ha tenido el don para sanar heridas que él no causó.
En todas las líneas temporales, Ace siempre es el que logra salvar mis heridas, mis traumas, mí dolor.
Y, ésta vez no es la excepción.
No es casualidad que ame tanto a Ace. No es un secreto que haría todo por él.
Quiero decir, he estado viajando en el tiempo sólo para volver a verlo.
Y, estos son los motivos por los cuales lo hago.
Lo amo.
Ace es mí luz.
Al igual que lo fue mí pequeña estrella, Amelia.
Ambos son, fueron y serán eternamente la luz en mí eterna oscuridad.
...***...
Estuvimos abrazados por quién sabe cuánto tiempo.
Incluso cuando dejé de llorar, simplemente me quedé acurrucada en sus brazos.
Absorbiendo su calor, su presencia.
Extrañaba mucho ésto, abrazarlo.
Extrañaba estar cerca del hombre que amo.
Extrañaba poder verlo.
Extrañaba todo.
Lo extrana a él.
—¿Cómo has estado tú? –Murmuré contra su cuello, mientras el acariciaba mí cabello–.
—He estado bien. –Respondió con calma–.
Asentí, cerrando los ojos.
—¿Y los demás? ¿Cómo están Angélica y Jake? –Pregunté, acariciando su cuello con mí naríz–.
Él se rió.
—¡No hagas eso! ¡Hace cosquillas! –Exclamó riendo, pero no hizo ningún esfuerzo en alejarme–. Ellos están bien, ambos. –Confirmó–.
—Eso es genial... –Solté un suspiro tembloroso–. Sales... ¿Sales con alguna chica? –Pregunté, tratando de parecer casual–.
Él guardó silencio un momento, y su mano comenzó a recorrer mí espalda, haciéndome estremecer.
—No. –Soltó sin más–. No salgo con nadie, pero me gusta una chica.
Me tensé, mis manos se clavaron en su abrigo.
—¿En serio? ¿Quién es ella? ¿La conozco? –Fingí no saber, pero claro que sabía de quién estaba hablando–.
Él asintió y sonrió.
—Sí, la conoces muy bien. –Afirmó y mis latidos comenzaron a aumentar muy rápidamente–.
Podía sentir la presión en mí pecho, causándome incomodidad.
Antes de que pudiera preguntar, él continuó.
—La chica que me gusta es Angélica. –Reveló con un suave suspiro, un suspiro que se debía por pensar en ella–.
...***...
Se supone que no debo sentir celos.
Tengo claro que no importa cuántos futuros construya, Ace siempre acaba a mí lado, siendo mí hombre.
Pero, aún así, escuchar al hombre que amo admitir que le gusta otra mujer, hace que mí corazón se encoja.
Es un sentimiento que no se lo deseo a nadie.
Caminamos por el campus, hasta que finalmente dimos con Angélica y Jake.
Ambos se sorprendieron mucho al verme, pero me abrazaron mucho tiempo.
Angélica estaba tan feliz por mí regreso a la ciudad que lloró.
Jake, por su parte, no dejaba de hacer preguntas.
—¿Dónde estuviste? ¿Por qué te fuiste? ¿Cuánto tiempo vas a quedarte? ¿Sales con alguien? –Las preguntas típicas de un chismoso–.
Pero, no me quejo, estaba muy feliz de verlos a todos.
Tanto que, por un momento olvidé mí angustia anterior ante la revelación de Ace.
Los cuatro fuimos a un café cerca del campus.
Estábamos pasando un momento agradable, cuando Angélica recibió una llamada de emergencia.
Ella se alteró.
No sabíamos quien le había llamado, y tampoco hicimos preguntas.
Rápidamente se puso de pié, tomando su bolso.
—¡Ace! –Había un dejo de desesperación en su voz–. ¿Puedes llevarme a mí casa? –Suplicó–.
Ace me miró un momento, antes de volverse hacia ella y asentir.
—Seguro. –Se puso de pie–.
—Si, ve a ayudar a Angélica. –Comentó Jake con burla–. Yo me quedaré aquí, recuperando el tiempo perdido con Isabella. –Pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros, acercándome a él–.
Mis ojos rápidamente buscaron los de Ace.
Él mantuvo su rostro neutral, pero pude ver un destello de irritación en sus ojos.
Lo conocía muy bien.
Ace puede engañar a cualquiera pero no a mí.
Estaba celoso.
cuándo escribes la segunda temporada,?😘
gracias
👏✨💖✍💖✨👏
Me encantó la resurrección final de ambos siendo felices.
¡Felicitaciones, estimada escritora!
👏✨💖✍💖✨👏
Llegué a pensar que, más allá del reloj y su magia gitana, Isabella era la anatema de Ace y por eso no tenían si 'felices por siempre'..