Todo iba al plan de Morgana, un hombre cualquiera, guapo, con exelente carácter y suficiente borracho para darle lo que necesitaba.
Un hijo.
Solo eso necesitaba para conseguir todo lo que la vida le ofrecía.
Sin embargo después de años, la vida le devuelve lo que tanto quitó y pidiéndole aún más.
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Capitulo 06
Al día siguiente, Eider la esperaba con su taza de café habitual y una perfecta sonrisa que prometía contar todos los detalles de la noche anterior. Y era lo que menos quería escuchar.
Morgana había pasado toda la noche emborrachandose en la tina y tomando vino para calmar su frustración. Y aunque eso no la hizo calmar su molestia si le ayudo lo suficiente a pensar en las posibles cosas que podían suceder si Edgar se involucraba en su vida. Pero nada parecía suficiente para el deseo intenso que brotaba de su pecho cuando lo miraba.
—Te vez fatal.
—Claro es el sueño toda chica es que su mejor amiga le diga que sé ve espantosa.
—Y de mal humor, que perfecta mañana. —Eider sonrió sin humor y le entrego la pila de papeles cerca de ella—El señor Smith pidió la venta de la planta alta, quiere establecer una empresa aquí y pide tu autorización.
—¿Pero porque? No lo quiero aquí cerca, afuera hay demasiados edificios.
No podía tenerlo cerca y menos de Jacob.
—No lo sé, solo me pidió que te diera el memorándum donde solicitaba la compra de parte del edificio. No hablo de establecerse por si eso te preocupa, solo quiere parte del edificio donde ahora está.
—¡Pero no se puede quedar aquí! Tiene que volver a su...casa.
—Pensé que te gustaba y te ibas a alegrar por eso, aunque anoche ni siquiera te apareciste.
Ella camino hacia su asiento y talló sus sienes, la presencia de Edgar estaba haciendo que sus nervios siempre estuvieran de punta, quizá después de todo enfrentarse a esta situación era inevitable.
No... no iba a permitir que su sueño y su hijo fueran quitados de sus manos.
—Ronald apareció y le dijo todo. No quería ir a un terreno peligroso donde sé que terminaré en su cama.
—¿Y que? Ronald no es del tipo celoso, excepto con Shawn.
—Si pero no puedo ir por la vida diciéndole a todo mundo que mi matrimonio es solo una fachada.—Intento no gritar —Además, no creo que Edgar sea material para que pueda involucrarme más allá del contrato.
—Como tu digas. Aquí están los papeles y me voy, no puedo lidiar con tu rostro esta mañana.
Eider le dio una última mirada a la chica y se dirigió hacia la puerta, su ropa se veía elegante como si de verdad no hubiera tenido tiempo de cambiarse.
—¿Pero porque andas de tan buen humor?
—Conoci a alguien, es guapo, caliente y tan buen besado que..
—Basta, presumida —Morgana levanto la mano y la sacó de su oficina, lo que menos quería ahora eran detalles.
Miro el contrato y quiso gemir en voz alta para sacar su frustración. Quería hacer algo, decirle la verdad quizá era la única manera que el entendiera porque no podían permanecer juntos, pero no podía. No quería poner en peligro la vida de su hijo.
Porque Jacob era más importante que sus estupidas hormonas.
Así que el pensamiento de su hijo la hizo tener una idea, quizá era sencilla pero no imposible. Tenia que rechazarlo y decirle sutilmente que lo suyo no podía ser. Pero tampoco quería perder el trato millonario que tenía en sus manos, no quería a los inversionistas estuvieran sobre de ella y descubrieran algo de más.
Así que se levanto y camino a la zona prohibida, el último piso del edificio. Pero cuando el elevador abrió sus puertas jamás espero que estuviera completamente vacío.
Todo se apilaba en una esquina contigua y el olor a café lleno sus fosas nasales, camino por el largo pasillo hacia la izquierda y encontró la única oficina que se encontraba ocupada.
Con un golpe sordo tocó dos veces y la voz de Edgar se escuchó como eco.
—¿Disculpa, interrumpo?— Su voz se volvió un susurro.
Edgar se había permitido fantasear con Morgana aquella mañana, su cuerpo se encontraba totalmente desesperado y era casi imposible soportarlo ahora que el silencio no lo distraía. Hoy todos los empleados habían volado California para manejar los papeles del traslado.
Algo le decía que en Manhattan tenía algo importante que hacer, aunque no sabía que, iba a dejarse llevar por sus deseos.
Pero cuando Morgana apareció en su puerta, las fuerzas que había conseguido para no seguir su tonto plan que habia planeado desde el día anterior desapareció, dando paso al deseo intenso y el nerviosismo. La chica se veía preciosa, su cabello se encontraba liso como siempre, aunque su rostro se encontraba un poco pálido, sus labios rojos sobresalían dándole protagonismo a sus ojeras. Mientras que su cuerpo delgado se escondía debajo de un vestido pegado a su cuerpo.
Morgana era preciosa y no iba a permitir que aquello le afectara su ética.
— ¿Leyo el contrato? Veo que no hay problema que pueda venderme la parte alta del edificio, esta muy bien ubicado y vi que tengo posibilidades de expansión en Manhattan...
—No puedo venderle, señor Smith.—Dijo la chica alto y claro.
—¿Porque? Nesesito una razón válida que impida que esta parte pequeña del edificio sea vendida.
La chica buscó una escusa perfecta pero ni siquiera pudo hablar con coherencia, sus ojos eran intensos y acusadores. Una mala combinación que impedían que una mujer como Morgana dijera cosas inteligentes.
—Lamento que tenga estos inconvenientes pero no está a la venta, lo siento.
Edgar estaba dispuesto a permanecer ahí por el bien de su propio cuerpo, era egoísta y una forma repentina de ver las cosas pero estaba dispuesto a ver la dinamita que era Morgana, su simple atracción se volvió fuego cuando ambos ojos conectaron y se fundieron en ellos.
La chica sabía que permanecer en un lugar vacío acompañada de Edgar peligroso, quería que su razón fuera lo suficiente fuerte para mantener la compostura. Pero cuando vio que el cuerpo del chico se encontraba frente a ella, no supo nada más.
El deseo había ganado la batalla y ahora mismo, el calor corporal se hizo cargo de la emoción.
—Creo que no debo hacer esto...pero me es imposible—Su voz era ronca como si estuviera manteniendo sus deseos a raya—Dentén esto, Morgana.
Pero simplemente la chica no podía, su voz había sido seductora y todas las alarmas de su cuerpo se encendieron con la pasión pura. Seguía utilizando la misma colonia por lo que el recuerdo le jugó una mala pasada que hizo que se derritiera en sus brazos.
Edgar arrugo el rostro y se acercó aún más a él, su cuerpo delgado se pegó al suyo mientras sus manos exploraban el delicioso cuerpo de la chica, ella bajó su toque gemia con puro placer de sentir que sus toques eran como fuegos artificiales dentro de su pecho.
Edgar miró sus labios carnosos y supo su objetivo que estaba a punto de cumplir, así que lentamente la recargo en la puerta y levanto su rodilla para rodear su cadera, todo aquello era primitivo como si ambos estuvieran siendo manejados mecánicamente.
Morgana se dejó llevar por el deseo, no estaba pensando con claridad y ahora mismo, la frustración de la noche anterior desapareció cuando ambos juntaron sus labios y bailaron la melodiosa voz del deseo. Entonces, se dejó fundir por ambos en un apasionado encuentro que robó corazones aquella mañana.
*************
Edgar se dio cuenta que estaba totalmente perdido, le gustaba Morgana y todo esto se salía de control incluso para él.
Después de seis años estaba abriendo su corazón a una mujer que ni siquiera estaba soltera.
La culpabilidad llegó cuando Morgana se movió hacia su pecho dejando en evidencia el anillo de matrimonio que le recordaba lo que acababa de pasar y su humor decayó. Había hecho lo que él tanto había tratado de no hacer.
Aunque ahora comprendía que el deseo es más fuerte que cualquier cosa, eso no lo tranquilizo, así que se separó de su cuerpo y se levantó en un intento de buscar su ropa y guardar la compostura.
Pero su huida fue interrumpida por una llamada de Morgana, que la hizo despertar. Ella sin abrir los ojos tomó el celular y contesto:
—Sí diga.
《Sí, ¿Señora Thompson? Soy la maestra de su hijo, Jacob se metió en una riña y ahora mismo, vamos directo al hospital. No podemos encontrar a su esposo... por lo que》
Los signos de alarma despertaron por completo a Morgana cuando el nombre de su hijo fue dicho. Así que de la nada, se levantó y colgó el teléfono para marcarle a su esposo.
Que contesto reprimiendo una carcajada.
—Si vienes con tus dramas, olvídalo.
—¿Donde estas, Ronald?—Ella no tenía la paciencia suficiente, su humor había cambiado repentinamente.
—Con Shawn ya sabes.
—Bueno, pues tu hijo te necesita en el colegio así que mueve esas dos piernas y ve a verlo.
—¡Que! ¿JACOB? Voy enseguida.
Morgana odiaba que las responsabilidades de padre, Ronald se las pasara por alto. ¡Era su hijo por el amor de dios!
Pero Edgar estaba mirando hacia la nada cuando las palabras de hijo aparecieron en sus labios. Había cometido un error monumental y por vez primera se odio por el hecho de arruinar algo que ni siquiera le pertenecía.
Pero Morgana vio en sus ojos que había cometido un error, le había dado la información que no quería y ella iba a pagar por eso.