Eloisa se encontraba llena de tristeza mirando el cielo rojo que se pintaba con el atardecer, en su mente las imagines de su madre se hacían presente, recordaba con dolor la traición del hombre que le juro amor eterno, sentía que su vida ya no tenía sentido en tan poco tiempo había perdido tanto. No tenía idea por dónde comenzar, mientras caminaba perdida por la arena de la playa, se encontró con un perro, este la siguió por todo la playa, cuando Eloisa estaba apunto de subirse a su auto, el perro le ladro. Ella dejo que el perro entrara a su auto en la parte trasera, cuando llegó a su departamento, acomodo al perro en una esquina del pequeño balcón que tenía, le colocó agua y comida. Desde ese día su vida de Eloisa a cambiaría por completo, descubre que el pequeño perro que adopto es miembro importante de una numerosa familia que llevan semanas buscando al pequeño perro, ya que el dueño es el hijo mayor de la familia quien se encuentra en un viaje.
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Primer día de trabajo
Los hombres llegaron a la mansión, abrieron la puerta de la habitación, dejaron caer el cuerpo de Eloisa en una cama, ella se encontraba atada de las muñecas y los tobillos, tenía tapada la boca.
Eloisa trato de quitarse el amarre pero fallo en el intento, observo el lugar, miró muchos aparatos médicos y el lugar tenía aroma a hospital, cerro los ojos y comenzó a llorar, estaba muy molesta y llena de rabia. Lo odiaba, jamás pensó que iba a toparse con un hombre tan malo. En la noche la puerta se abrió, encendieron la luz. El se acercó a mirar a Eloisa, tenía la nariz morada e inflamada.
- Si tan solo hubieras aceptado mi oferta nada de esto estaría pasando, pero eres orgullosa y necia, lo único que quiero es que peludo no se muera, el es lo único que me hace feliz. Puso a peludo a lado de Eloisa el movió su cola y paso su lengua por su rostro, Eloisa cerro los ojos.
- Solo quiero que lo cuides mientras yo trabajo, te pagaré bien, tendrás derecho a desayuno y comida. Tu único trabajo será estar con peludo en este lugar, decía Gonzalo calmado.
El le quitó la cinta de la boca.
- Eres un idiota, te puedo acusar de secuestro, estás pisoteando mis derechos.
- ¡Tu me golpeaste!, decía enojado.
- Por qué me estabas lastimando con tus manos.
- Es que eres tan testaruda, acepta cuidar de peludo y te dejare libre.
- Entonces si no acepto me vas a tener aquí secuestrada.
El se marchó y dejo a peludo con ella.
- Tienes un dueño horrible, decía Eloisa a rojo.
Peludo ladro y acariciaba la cara de Eloisa.
- Basta, no puedo tocarte porque estoy atada de las manos.
Gonzalo regreso con comida para perro y agua, lo colocó frente a peludo y este devoraba la comida y el agua.
- El no va a comer si tú no estás y eso me molesta pero amo a mi perro, por el soy capaz de todo.
Eloisa miró a peludo tomando agua desesperado, el perro era igual de caprichoso que su dueño de eso no tenía duda.
- Acepto, voy a cuidar a tu perro, ahora desátame.
Gonzalo le quitó la de las manos, ella tenía lastimadas las muñecas y se quitó la de los tobillos, Gonzalo estaba parado frente a ella con peludo en sus brazos.
- ¿quieres cenar algo?, dijo Gonzalo serio.
- Solo quiero irme a casa, mañana a qué hora es mi entrada.
- A las nueve de la mañana, mi chófer te va a llevar a tu casa, el pago te lo daré mañana cuando regrese de la oficina.
- muy bien, decía Eloisa tallando sus muñecas.
Gonzalo salio de ahí y le dio órdenes a su chófer para qué se llevará a Eloisa.
Eloisa iba callada en el camino, ella iba pensando en todo lo ocurrido, aunque ella amaba a rojo, sabía que Gonzalo lo amaba más, no solo destruyó las oficinas, también la secuestro, cuántos delitos había cometido por el amor de un perro.
Eloisa sonrió, definitivamente era un hombre loco, aunque todo lo que hizo sonaba malvado, para ella sonaba más a un hombre desesperado.
Llegó a su casa, miró sus muñecas y se enojo.
- Quien va a amar a esa bestia, decía mientras lloraba de dolor al lavarlas.
En la mañana se levantó, miró la hora ya era tarde, pero no pensaba ir a trabajar, ni loca iba a regresar a esa casa.
Escucho que tocaban el timbre de la entrada de su departamento, cuando abrió la puerta estaba el chófer de Gonzalo.
- señorita, estoy listo para llevarla a la mansión.
- Me dejas ducharme, decia molesta Eloisa.
- si, aquí la espero.
- Puedo irme en mi auto, decía Eloisa.
- El señor Corsa me dio la orden señorita y no quiero perder mi trabajo. Tengo familia que mantener.
Eloisa no quería afectar al chófer y se apresuró.
Salió del departamento, el chófer abrió la puerta, ella se subió enojada.
- No se enoje señorita, el señor Corsa es buen jefe, nos paga muy bien y da un buen bono en navidad, también nos paga vacaciones. Además usted va a cuidar lo que más ama, no dudo que su paga va a ser muy buena.
- Es una mala persona que cree que con su dinero puede manipular a las personas, decía Eloisa enojada.
- El joven Corsa era diferente, antes de que su padre muriera, el pasaba el tiempo ayudando a las personas, también se pasaba el tiempo en su bote viejo, que compro con sus ahorros, trabajaba duro para arreglarlo, iba a irse un año a navegar por todo el mundo, su padre enfermo y entonces su mundo cambio, su padre lo obligó a trabajar en la empresa, hizo que se deshiciera del bote, lo presionaba tanto que su carácter cambio y se ha vuelto algo agresivo, pero era un gran hombre antes de la muerte de su papá, peludo fue un regalo de su padre, el animalito es lo único que lo hace sonreír, la mayor parte del tiempo se la pasa cansado y enojado.
Ya llegamos señorita, Eloisa se bajó. Gonzalo estaba parado en la entrada con peludo en brazos.
- ¡llegas tarde!, tuve que retrasar mis juntas por tu culpa., decía enojado.
- Lo siento estaba cansada.
- Me da igual, está es una lista de las cosas que tienes que atender de peludo, cuídalo o ya sabes de lo que soy capaz dijo entregándole al perro y la lista, se subió al auto.
Eloisa saludo a peludo y sonreía.
- No quería venir, tu dueño me cae muy mal, lo odio, pero lo voy a hacer por ti.
Entro a la mansión, Ximena la miró asombrada ella iba saliendo de la cocina.
- Buen día, decía Eloisa nerviosa.
- ¿tú eras la chica que se encontró a peludo en la playa?
- Si, soy yo.
- ¿que haces aquí?
- Tu hermano me contrato para cuidar a peludo mientras el trabaja.
- Ahora entiendo por qué está insoportable, peludo termino saliéndose con la suya.
- Creo que si, decía Eloisa sonriendo.
- Pues bienvenida, yo soy Ximena Corsa hermana de Gónzalo.
- Se llama Gonzalo.
- No sabías
- Jamás se presentó conmigo, todo ha sido tan rápido y agresivo, que estoy aquí a la fuerza.
- Hay no, ese idiota, discúlpa, pero es un amargado.
- No tienes que disculparte por el.