Ella solo quería obtener el trabajo soñado, ser maestra titular del Colegio Internacional para señoritas, pero solo consiguió ser la suplente, pero no solo eso, nunca pensó tener que soportar a los padres, caprichosos y llenos de poder que harían que la despidieran.
El haría cualquiera cosa para complacer a su pequeña hija, incluso conseguir a su querida maestra.
NovelToon tiene autorización de AYMARA para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Condiciones
Camilhe
— Se que no cambiará nada, tiene muchos beneficios, tendrá una tarjeta sin límites para usted, puede usarla para lo que desee con su hija, igual Ghinger, tiene su tarjeta ilimitada que usa si quiere salir, ella la maneja, es inteligente así que sabe que hacer con ella.
Suspiro.
— Los Niños deben conocer los límites, hay que educarlos para que los tengan y no terminen dañando a otros — se pone serio.
— Usted se encargará de educarla y yo del dinero que gustará en que se convierta en una mujer que no cualquiera pueda alcanzar.
— Que manera de hablar sobre su hija, ¿no le parece que es frío de su parte pensar asi?
— Maestra, usted no conoce mi mundo, yo no quiero una joven que venga cualquiera y la engañe, Ghinger será una gran mujer, esa simpatía que tiene ahora quiero explorar porque se que ella es perfecta para manejar mi negocio.
— ¿Su negocio? — pregunto sorprendida.
— Tengo una agencia de bienes raíces, la mejor. Mi hija tiene vena de asesora, convence a cualquiera para lo que ella desea. ¿Por qué crees que usted está aquí en mi oficina? — nos miramos otra vez, sus ojos azules se oscurecen — ella me convenció de que la contratará como su tutora, teniendo ella una de las mejores, me hizo que la despidiera y que yo la buscará a usted, inclusive con su hija. Porque para ella usted era la mejor.
Sonríe.
— Y se lo dije, hago lo que sea por ella. — termina su discurso.
No dije nada solo miré el documento en mis manos. No sé si sería buena idea aceptar, pero en ese momento él era mi única opción para salir de todos mis problemas.
— ¿Cuándo empiezo? — sonríe y lo veo caminar hasta ponerse frente a su escritorio.
Toma su celular, marca.
— Vengan por la maestra y busquen sus cosas — habla sin decir un por favor y así mismo tranca.
— Este es para usted — saca de una de sus gavetas una caja con un celular nuevo
— Yo tengo uno, no es…
— Ahora usará este, tiene un localizador y debe tener siempre encendido el GPS — lo veo desenrollar sus mangas y arreglar su camisa — mi hija tiene uno también, así que ahí ya están guardados nuestros contactos, no necesita nada más, sus días libres los avisa con tiempo, aunque prefiero que sea mientras Ghinger está en el colegio, puede usar un vehículo, si no tendrá un chófer. Solo avíseme a mi — pone la caja del celular frente a mí — ahí está mi número privado, llamame cualquier cosa que tenga que ver con Ghinger, mi prioridad siempre es ella, así que puedo cancelar una reunión si ella me necesita, pero solo si es importante. Ella sabe cuáles son los casos importantes, — lo miro sorprendida — le dije, Ghinger es una niña muy inteligente, es mi hija y sabe muy bien como es todo. Así como ella es sincera lo soy yo, si no me gusta algo lo digo, maestra. Solo usted y Ghinger tienen este número, así que si mi teléfono suena se que tiene que ver con ella y lo demás se va a la mierda.
— Entiendo — digo tomando la caja — ¿hay algo más que tengo que saber?
— Si, debe cuidar de los horarios de sus medicinas — me da una tabla con horarios de colores — ella tiene uno igual a este, ella cuida también de eso, pero se que con usted aquí y con su…hija, estará distraída, y diría que hasta eufórica — lo veo sonreír, pero es una sonrisa genuina, esa que te dice que él también está feliz por su hija — necesito que agende sus horarios y no puede dejar de tomarlas.
Miro los nombres de los medicamentos y noto que son
— Ghinger tuvo un trasplante de riñón el año pasado — sale un jadeo de sorpresa y noto mi casa muy serio.
— Lo siento no lo sabía — me disculpé, ya está casi listo solo le falta su corbata. Mientras hablamos se ha arreglado frente a mi.
— No tiene porque saberlo, de hecho no es algo que me gusta comentar porque no quiero que vean a mi hija con lástima. Ella nació con problemas de riñón y con el tiempo empeoró — me explica — los últimos años fueron muy difíciles para ella, por esa razón su madre…— se queda en silencio y luego me mira — no todos estamos hechos para ser padres y soportar lo que les toca aguantar a nuestros hijos — se le nota la tristeza, lo entiendo — por eso necesito que cuide bien de sus horarios — me entrega otras tarjetas, con colores y muy organizadas.
— Lleva todo muy bien — lo veo sonreír.
— Son ideas de Ghinger — está completamente listo con un traje verde oscuro que hace que sus ojos se vean más claros. — sus actividades no son físicas sino intelectuales por su condisión médica. Su hora de dormir se respeta. Yo ceno cada noche con ella, ahora con usted aquí podría tomar alguna noche libre, le avisaré con tiempo. Por favor, que coma su merienda y sus jugos, son importantes.
Asiento y miro que esto no será tan fácil, si pensé que llevar un salón de 30 niñas con distintas maneras de ser, era un reto, esto es más que eso.
— Confío en usted maestra — lo veo tomar dos celulares de sobre escritorio y meterse uno en el bolsillo de su pantalón y otro en el bolsillo interno de su chaqueta — no tengo que recordarle lo importante que es Ghinger para mí. Porque ella es mi bien más preciado.
Con esas palabras ahora veo a Franco Rossi de otra manera, no solo es un hombre presumido y arrogante y que usa el dinero para conseguir lo que desea, si no que es un padre realmente preocupado por su hija. Su bien más preciado.
Fui con un chófer a buscar mis cosas, no podía llevarme todo ya que allá en casa de los Rossi tenía todo, así que por orden del jefe, que era ahora Franco Rossi, mis cosas irían a un depósito. Cuando era la hora de la llegada de Ghinger ya estaba lista para recibirla.
La espere en la entrada y ella se sorprendió al verme, me abrazó y lloró.
— Maestra la amo, estoy feliz — fueron sus palabras mientras me abrazaba.
Alison tomó eso como un juego, y entonces también me abrazó y me llamo maestra.
Las niñas se llevaron bien, porque Ghinger trataba a Alison como una muñeca que cuidaría. La subió a su habitación y mi hija se sintió feliz por la cantidad de muñecas y peluches. Tenía una mesa de té y ahí jugaron un buen rato. Me costó ese día que Ghinger cumpliera con su horario. Estaba eufórica cómo dijo su padre que estaría, se nota que la conoce bien.
A la hora de la comida el señor Rossi llegó a tiempo. Deje a Ghinger en el comedor y me fui a la cocina con Alison, por que no quería dejarla sola. Cuando estuve a punto de empezar a comer me informa Lorena, que es una de las del servicio que fuera al comedor que el señor me llamaba. Eso hice, seguida de mi pequeña.
— Siéntese Maestra — me dice el hombre y lo miro confundido.
— Señor yo…
— Ya le he dicho lo convincente que puede ser Ghinger — miro a la niña que sonríe.
— Solo lo haces para hacerme feliz papi — la escucho decir con ese tono meloso que no había escuchado en ella.
— Sabes que es solo tu maestra — le recuerda él.
— No es necesario comer aquí — digo — Alison y yo podemos hacerlo…
Todos miramos a Alison que ya se había acomodado en la silla al lado de Ghinger y sonreía.
— Creo que son ellas las que deciden — dice el hombre luego de suspirar. — Siéntese maestra, que se hace tarde y yo debo salir a trabajar.
Jalo una silla y me siento, dejando por medio un espacio para estar lejos de él.
— Te amo papi — dice Ghinger, él la mira y sonríe.
— Te amo papi — repite Alison y yo jadeo de sorpresa, mientras mi pequeña se tapa la boca y rie imitando a Ghinger.
— Nena no repitas eso — le reprendo y ella me mira como si fuera a llorar.
— Es mejor comer ya — nos interrumpe el hombre.
La comida no fue en silencio ya que me di cuenta que Ghinger habla de todo con su padre y él la escucha con detenimiento. Cuando hablo sobre dormir con Alison y conmigo me tuve que meter.
— Alison y yo tenemos un cuarto Ghinger, no te preocupes — ella mira hacia sui papá y veo que ahora lo que hará. — tu papá no puede hacer que durmamos contigo.
— Pero maestra yo…— cambia a una actitud triste y de llanto.
— Cariño yo…
— Recuerda que soy tu maestra Ghinger — interumpo al hombre antes que se doblegue por ver la cara de su hija — las maestras no duermen con sus alumnas, y Alison es pequeña y yo debo cuidarla de noche.
— Ahora vives aquí no serás más mi maestra — tiene razón pero ya hablé de límites y ella debe tenerlos.
— No soy tu maestra pero trabajo para tu padre, no soy tu amiga aunque te quiera igual o hasta más — ella me mira y quiere sonreír — pero cada quien debe tener su espacio ya vivimos en la misma casa y pasamos tiempo juntas, pero debes hacer lo que yo te pida, respetar las decisiones de tu padre y cumplir tus obligaciones. Es mi condición para vivir aquí.
La niña me mira y busca la mirada de su padre quien sigue comiendo.
— Soy la responsable de lo que hagas, si haces algo mal yo recibiré el castigo ¿eso quieres? — ella me mira asustada y niega con la cabeza.
Alison a su lado solo come, igual que el hombre en la cabecera de la mesa. No sé opone a lo que le digo a su hija, no soy dura solo le enseño los límites, y que tenga claro que estar ahí no la obliga a que me trate cómo que si fuera una muñeca que compró su padre para ella. Debe respetarme y saber cual es mi lugar.
— Entonces debes entender que no está bien que Alison y yo comamos aquí — insisto porque me siento incómoda, no soy invitada, soy una trabajadora.
— Pero…
— No tengo problema — la interrumpe su padre — que compartan la mesa con nosotros maestra. Igual quiero que, si no estoy yo, acompañen a Ghinger en sus comidas.
Ella lo mira con un brillo de triunfo en sus ojos. Le pidió esto a su padre, y el la complace.
— Comerán aquí — la palabra del hombre parece una orden.
— No es lo más indicado, no quiero confundir a las niñas — le digo.
— No se confunda usted con saber quién manda aquí — me mira y veo que todo lo que hizo con estar en silencio solo fue para dejarme ganar un poco de terreno con su hija, pero ahora me deja claro que en realidad ahí se hará lo que él diga.
— Se me hace tarde, me retiro — se levanta sin decir nada más — cumple tus horarios y toma tus medicinas — dice al estar detrás de su hija y besar su cabeza — se la mejor.
— Lo seré papi, te amo — ella sigue comiendo y sonríe.
— Te amo papi — escucho a Alison y quiero morirme, me da vergüenza que ella insista en llamarlo así solo por imitar a Ghinger. Tengo Que hablar con mi hija
Él la mira y le despeina el cabello a mi hija, sin mirarme, se va.
El resto de la tarde seguimos horarios y junto a Alison, hice las tareas con Ghinger. Su padre llega exactamente a la hora de la cena y como en la comida los acompañó, dónde Ghinger y su padre tienen una conversación sobre algo de finanzas que la niña no entiende, ni yo. Pero él insiste en hablarle hasta que ella le dice que no gastara más la tarjeta.
— Tu maestra tiene una, usaran esa — le dice y ella me mira — sabes que yo puedo enseñarte a fijarte que es lo que debes comprar y que no. La inversión es importante, no gastar por gastar Ghinger.
Yo lo miro y no lo entiendo, para que le da a una tarjeta sin límites a una niña de siete años que no sabe de límites y menos de inversión.
— No gato en casa papá — él sonríe — y tampoco me dejar salir, si uso la tarjeta es para comprar cosas para Lorena.
Ella se da cuenta que hizo algo que no debía hacer.
— ¿Comparar cosas para Lorena? ¿Por qué? — el deja de comer y mira, Ghinger pone su cabeza hacia abajo.
— Lo siento, ella solo me pido algo y me dijo que no te diría nada — confiesa.
— La tarjeta es tuya, no para que le compres cosas a otros. — se nota que está molesto — No sabes Ghinger que la gente puede usarse? Que ella no está pendiente de ti, si no por el dinero que le doy? Y aparte, ¿tu le das las cosas que te pide? ¿Crees que ella está haciendo las cosas bien?
— Solo fue un regalo papi — ella trata de acomodar lo que hizo.
— ¿Ella te lo pido o no te lo pidió? — la niña no habla — quieres que la llame y que ella me diga delante de todos que me mientes? ¿Le creo lo que ella me diga o a ti?
Hay un silencio.
— Lorena! — grita el hombre.
— ¡No papi no! — Ghinger llora — yo no miento.
— Si es mentira lo que dices lo sabré — dice y Lorena aparece.
El hombre la mira.
— ¿Cuál fue el regalo que te dió Ghinger? — se escuchan los sollozos de la niña, Alison la abraza para consolarla, aunque no sabe la razón.
— ¿Señor? — dice la muchacha haciéndose la tonta.
— Lorena, te recuerdo que toda la casa está vigilada por cámaras y todo lo que aquí pasa lo sé.
La muchacha está asustada.
— ¿Le pediste a mi hija un bolso costoso y la hicistes crees que ella te doy como regalo. Para que me dijera que fue su idea y no me importe lo que gasto? ¿no?
La muchacha no habla.
— Te deje pasar lo de los zapatos — la muchacha baja la cabeza — las comidas, el maquillaje y todo los que haces para comprar a mi hija para que ella crea que te importa. Pero la usa para salir con tu noviecito que no tiene ni para una comida contigo y ¡gasta el dinero de Mi Hija para usarlo con el!
— Lo siento señor, no volverá a pasar — dice la muchacha arrepentida.
— Así es Lorena, no volverá a pasar — dice el hombre y veo como pasa la mano por su cabello, está alterado y quiere calmarse — no te quiero en mi casa. Hugo te dará tu liquidación, descontado eso que quieres que pague yo y no tu novio.
— Señor…— la muchacha llora.
— Vete, que ya arruinaste nuestra cena — la muchacha no se queda, se va entre llantos, Ghinger llora con la cabeza abajo, Alison mira todo con confusión y yo no quiero ni hablar.
— Tienes que aprender que todos los que están a tu lado tienen algún interés en ti Ghinger, no puedes ser tan ingenua, te lo he dicho — es muy duro con sus palabras
— Lo siento papi.
Lo escucho suspirar y mírala.
— Cariño, no dejes que la gente te use, que porque tú padre te complace ellos pueden sacar provecho de eso. Y si regalas algo quiero que lo haga porque salió de tu corazón, no porque otro te lo pide.
Nadie habla, en verdad todo era tensión. Es difícil tener el control en todo, ya entiendo porque el debe asegurarse de que todo el que está alrededor de su hija debe estar investigado, si usan su cariño para manipularla.
Esa noche dormí en una cama cómoda, pensé en lo difícil y complicado tener tanto dinero y poder, si no eres inmune al engaño, a enfermarte y a ser manipulado. Por eso Franco Rossi dice que necesita que su hija se convierta en una mujer fuerte, si este mundo en dónde ellos viven no es para débiles.
.😂😂😂