Amelia Xhu, es la joven y única sobrina del Patriarca de la familia Xhu, quien la ha criado desde su niñez. Al cumplir los 23 años, Amelia fue obligada por su tío a tener citas a ciegas con hombres que no conocía para que pudiera asentarse y tener algo de vida amorosa, y quien sabe, hasta casarse y tener hijos.
Sin embargo, cada cita a ciegas terminaba en fracaso cuando los hombres escuchaban a que se dedicaba, estos huían inmediatamente con excusas al saber su profesión. Finalmente terminó frustrada y se dio por vencida con su vida amorosa.
Pero lo que no sabía era que un pequeño descuido la llevaría a conocer al hombre con quien había soñado en incontables ocasiones.
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Extraño sentimiento 2.
Los ocho guardias del octógono fruncieron el ceño y no pudieron evitar mirar a la única mujer presente en el lugar.
Sasha estaba vestida con una túnica de azul oscuro y una armadura dorada qué cubría sus hombros, torso y cintura así como su espalda, con botas de cuero duro que llegaban hasta sus rodillas para permitirle movilidad.
En su cintura, la Espada látigo yacía silenciosamente en su funda, colgando de la faja atada a su túnica.
Sobre su cabeza había un casco de color dorado, al igual que su armadura. El largo cabello negro de la joven estaba atado en una cola de caballo, la cual, sobresalía del casco en su parte superior trasera.
La joven tenía una expresión sería y muy tranquila en su rostro, al igual que su padre. No parecía como si estuviese a punto de enfrentar una batalla a muerte contra un ejército enemigo.
Sin embargo, lo que más los sorprendió fue la creciente intensión de luchar qué se filtraba desde los ojos de Sasha ¿Tantas ganas tenia que pelear?
El teniente Huang, quien también se había dado cuenta de esto, no pudo evitar tragar gordo ¿Quién en su sano juicio desearía luchar a muerte? ¿Acaso estaba loca? Pensando en esto, finalmente se dio cuenta de algo.
La chica era una temeraria loca que no le temía a la muerte, y eso, de una u otra manera, la volvía peligrosa.
Sasha, quien nunca pensó en darse a admirar más de la cuenta, frunció el ceño con ligera molestia, sintiendo el mismo sentimiento extraño que sintió ayer por la tarde.
Era como si presintiese que algo se acerca en su dirección, pero sin saber si aquello era bueno o malo, no pudo evitar sentirse molesta. Sus ojos se volvieron hacia el oeste con un brillo extraño.
Sin saber que dentro de poco, conocería al hombre con el que había soñado incontables veces y la hacía preguntarse cada vez ¿Cómo era su apariencia?
Ella chasqueo la lengua con cierto enojo y miró el campamento enemigo, tratando de ignorar aquella sensación que tan sólo aumentaba con el tiempo.
"TURUUUUU" De repente, en la distancia, el sonido de los cuernos resonó por el lugar, y aunque fuese a varios cientos de metros de allí, aún se podía escuchar con bastante claridad.
-¡Prepárense, a sus posiciones!- Grito Mark en voz alta mientras levantaba el brazo. Esta vez, recibirán el golpe de frente, pues, el terreno les beneficia más a ellos que al enemigo.
Cientos de soldados de colocaron detrás de los árboles, algunos se escondieron entre las ramas y copas, mientras que otros se distribuían a lo largo del lugar para atacar en distintas posiciones.
Ataques sorpresivos, ataques frontales y laterales, era la mejor ofensa que pudieron preparar en tan poco tiempo.
-Asegúrate de que todos porten sus máscaras.- Ordeno Mark, volviendo su mirada hacia su tercer guardia Tere con una expresión fría.
Con un asentimiento, el hombre desapareció de su caballo.
Sasha, quien miraba la distancia, no pudo evitar pensar detenidamente, por el momento, ellos tenían la ventaja en terreno pero la desventaja en número. Luchar de frente no era la mejor opción pero era todo lo que podían hacer.
-Hija, no te separes de mi lado ¿Has comprendido?- La voz de su padre la saco de sus pensamientos, y aunque frunció el ceño, no muy dispuesta, asintió con la cabeza.
-Lo prometo, padre.- Dijo con una sonrisa, volviendo su mirada hacia el frente, donde miles de puntos negros avanzaban en su dirección con gran velocidad, haciendose cada vez más grandes.
-¿Porqué atacarán tan pronto? Pensé que no les urgía.- Comento en voz alta el guardia Cuart con seriedad, sacando la espada de su cintura. Sus ojos cayeron sobre los pocos soldados arqueros que lograba ver desde el lugar donde se encontraba.
-Ya saben que vienen los refuerzos. Lo más probable es que quieran acabar con nosotros antes de que llegue el Ejército Oscuro.- La voz sería de Mark llamó la atención de todos los que estaban cerca de él.
-¿Habrán refuerzos?- Preguntó el Teniente Huang, un poco aliviado al escuchar las palabras de su Gran General.
Ninguno notó el extraño brillo que pasó por los ojos de Sasha al escuchar el nombre de aquel ejército, una pequeña sonrisa apareció en su rostro de forma imperceptible "¿Veré a ese dichoso comandante? Parece que... finalmente conoceré al misterioso Matthew Liang"
Cuando las figuras de los hombres ya se podían distinguir, Mark levantó el brazo con la mano abierta, haciendo señal hacia los arqueros, los cuales, estaban colocados entre las ramas de los árboles, listos para lanzar su primer ataque.
-¡Apunten!- Gritó Mark en voz alta, ordenando a sus subordinados, los cuales, levantaron sus arcos y señalaron hacia el enemigo.
Con los ojos entrecerrados, Mark soltó un suspiro cuando finalmente logró ver los rostros del enemigo, los cuales, ya ingresaban a la zona de alcanse de las flechas.
Sasha, quien estaba prestando atención a toda situación, sonrió cuando ese sentimiento se fortaleció, miró en la dirección oeste -Ya casi está aquí.- Dijo en un susurro que sólo ella podía escuchar.
-¡Disparen!- Gritó Mark cuando más de cien hombres estuvieron al alcance de las flechas. Cientos de silbidos sonaron por todo el lugar cuando las flechas llovieron en dirección al enemigo.
Más de 100 personas fueron apuñaladas directamente por las flechas, derrumbandose en el acto, sin embargo, sus compañeros pasaron sobre ellos sin darle ninguna importancia.
Las flechas continuaron cayendo de forma consecutiva, durante al menos diez rondas. Esta vez, los del Estado de Gu se protegieron con sus escudos, impidiendo que sus cabezas fueran perforadas por las flechas.
Todos ellos eran hombres fornidos con brazos musculosos, vestidos con pieles de animales que tan sólo cubrían desde su cintura hacia abajo. Con botas hechas con pieles de animales y cabezas de seres muertos como cascos.
Sus cuerpos tenían cicatrices por todos lados, lo cual los hacía ver mucho más feroces y crueles a los ojos de otros, sin duda alguna, eran verdaderos bárbaros.
A los ojos de Sasha, estás personas no eran más que sacos de boxeo qué usaría para subir de nivel en su entrenamiento. Justo en la línea de el frente con su padre, no pudo evitar sonreír, ella y su padre serían los primeros en atacar y ser atacados.
-Padre, recuerda seguirme el ritmo.- La joven bajo de su caballo y le dio una pequeña nalgada para que se fuese, temía que saliera lastimado durante la batalla. Su padre imitó lo mismo que ella, ambos eran muy pegados a sus monturas.
-Hija, no eres más que un polluelo al lado de este gallo, recuerdalo.- Respondió Mark con una sonrisa, sosteniendo una lanza en una mano y la espada en otra.
Mirándolos confundidos, los guardias del Octógono y el teniente Huang no supieron que pensar, pero de igual forma, siguieron su ejemplo y espantaron a los caballos del lugar.
Todos sacaron sus armas.
-Es una lástima que me tenga que ensuciar de sangre ¿Tengo que matarlos?- Preguntó Sasha, sacando la espada látigo de su funda, se estiró y envolvió su cabello en un moño, no dispuesta a ensuciarlo.
Se veía tan tranquila, como si fuese a disfrutar de un lindo día de campo. Esto desconcertó a los presentes, menos al padre de la joven, quien ya conocía la personalidad de su hija.
-¿No lo has hecho antes?- Cuestiono el hombre con seriedad, mirando a su hija con las cejas levantadas. Ella asintió y sonrió un poco -No se siente bien hacer eso, pero por mi país... y por ti lo haré.- Dijo la joven.
Ambos se miraron y asintieron como si fuese un acuerdo tácito, dejando a los otros desconcertados.
"Es como si estuviesen en su propio mundo." Pensó el teniente Huang con los labios crispados.
El sonido de la trompeta resonó por el bosque cuando el enemigo cruzo el pequeño arroyo, adentrándose al bosque con fuerza bruta.
-¡Ataquen!- Gritó Mark a todo pulmón cuando el enemigo estuvo a su alcance. Al lado de su hija, cargo hacia adelante, derribando a al menos cinco hombres en un segundo.
Todos los soldados que estaban detrás de él corrieron hacia el enemigo. Un gran enfrentamiento se iba a llevar a cabo.
Ya poniéndome sería, está buenísima la guerra pero aún no acaba 🥺 todo puede pasar, ese desgraciado infeliz príncipe tenía todo planeado, al sentirse acorralado se volvió más peligroso, falta que llegue nuestro Matthew y se armé más el desmadre