Alejandra ha sufrido mucho y el dolor más grande es haber perdido a su único hijo y con el la posibilidad de volver a quedar embarazada tras tener una vida desafortunada al lado de su esposo Antuan, ¿La vida se encargará de poner todo en su lugar?.... eso lo veremos, acompáñame a ver cómo se desarrolla la historia.
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CAPITULO VEINTITRÉS
Nuestros labios eran como imanes atraídos por el deseo de no querer separarse, simplemente lo dejamos fluir hasta que la falta de aire se hizo presente y tuvimos que parar.
Fernando apoyó su frente sobre la mía, su mano aún seguía en mi cuello, mientras yo tenía apoyadas ambas manos sobre sus muslos, el acomodó su silla un poco más cerca a la mía y seguimos disfrutando de nuestras bebidas.
Fernando era selectivo a la hora de bailar, supe que odia el reggaetón y no lo juzgo, las canciones de ahora no son lo mismo de antes, pero ama la salsa y soporta las baladas, así que bailamos a su gusto, sé que no es de su agrado venir a lugares así, dónde la tranquilidad y el silencio no hacen parte, yo tampoco estoy acostumbrada Pero no me molesta el ambiente que me ofrecen los lugares, podría estar aquí en medio del escándalo, como también podría estar en medio del bosque en una cabaña apartada frente a la chimenea con una copa de vino y una excelente compañía y sería magnífico.
- ¿quieres beber algo más?- me preguntó Fernando.
- No, creo que ya tuve suficiente, ya no me cabe un cóctel más, gracias -
- jajajaja, te vi tan emocionada degustando cócteles, pensé que querías más -
- es que están deliciosos, además estoy contigo, nada malo me puede pasar, confío en ti -
- solo por eso te has ganado otro beso, eres más tierna cuando tienes tus tragos encima - me agarró de la cintura y me pegó a su cuerpo.
- ¿me veo tan necesitada de un beso tuyo?- le dije tratando de empujarlo pero fallando en el intento.
- no, no te ves así, Pero sé que lo deseas igual que yo -
Puse mis dos manos en sus mejillas y le di un tierno beso en los labios, ni yo reconozco está faceta mía, y no quiero estar comparando entre mi matrimonio fallido y esto que estoy viviendo con Fernando, por qué no tiene ni el más mínimo punto de comparación y sería una ofensa hacerlo.
Nos besamos un poco más y luego decidimos regresar al hotel.
Los niños ya estaban dormidos, así que cada uno fue a su habitación, me di una ducha y me puse ropa cómoda y caí rendida, estaba muy agotada.
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Ya estábamos en el aeropuerto listos para abordar y regresar a la cabaña, me comuniqué con el equipo de seguridad y me dijeron que todo estaba normal, también coordinamos para que nos enviaran dos guardaespaldas a esperarnos al aeropuerto, en ese momento nos llamaron para subir al avión y colgué la llamada.
- ¿está todo bien? - preguntó Fernando.
- si, me dijeron que no había novedades, Pero siento algo en mi pecho que no me deja estar tranquila, no se, es como mi sexto sentido avisándome que no debo confiarme-
- y que quieres hacer, dime y yo te ayudo -
- no se.... Creo que estoy muy paranoica.... Estoy pensando en pedirle al señor Vicenzo que me permita dejar a los niños unos días con el, hemos hablado y le he comentado la situación con Antuan, el está preocupado y dijo que lo que necesitara le dijera, es que está sensación que tengo me asusta y no quiero que por no hacerle caso a esto que estoy sintiendo le pase algo a ellos, no me lo perdonaría, primero fueron sus padres, y ahora ellos podrían correr peligro-
-ven acá, nada malo va a pasar (me abrazó) haremos eso sí te hace sentir mejor, pero ni creas que te voy a dejar sola en esa cabaña-
- gracias, tu me has ayudado mucho-
- no es nada, puedo hacer eso y más, Pero ven, vamos con los niños van muy adelante de la fila -
Nos tomamos de la mano y fuimos a la zona de embarque, allí nos estaban esperando los tres mosqueteros, juntos subimos al avión.
De camino le envié un mensaje al señor Vicenzo y el me respondió que estaría encantado de tener a los niños en su casa, el y su esposa no pudieron tener hijos, se que les alegrara tener a estos tres terremotos en su casa, aunque también me preocupo por ellos, ya son mayores y no se si podrán manejarlo solos.
Llegamos a nuestro destino, el señor Vicenzo nos estaba esperando en uno de sus autos con un equipo de seguridad, ya les había comentado a los niños a donde irían, ellos no pusieron problema, ya que sus vacaciones aún no terminan, solo me preguntaron por qué no iría con ellos, Pero yo les tuve que decir que tenía un viaje de trabajo y no podía llevarlos conmigo, pero que podían confiar en él tranquilamente, ellos no se opusieron y tan pronto se conocieron hubo una conexión innegable, rápidamente los niños se emocionaron de ir con él y su esposa a casa.
- Señor Vicenzo, no le endulces tanto los oídos a estos pequeñines después no voy a poder controlarlos- dije
- ¿les digo algo niños?...yo soy como un tío para Alejandra y como un tío/abuelo para ustedes, así que yo malcrio y Alejandra cría, no es mi problema jajaja-
-si se comportan mal te los daré de vuelta, estás advertido jajaja - le di un fuerte abrazo, se que es la mejor opción para tener a los niños lejos mientras me aseguro de que todo esté bien.
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Fernando y yo nos fuimos en el auto que trajeron los guardaespaldas y nos fuimos rumbo a la cabaña, esa sensación en mi pecho no se iba y al contrario entre más nos acercábamos más se intensificaba.
Íbamos hablando cuando noté que uno de los guardaespaldas habló por el intercomunicador, después se giró hacia nosotros.
- señora, tenemos un auto siguiéndonos desde hace unos kilómetros, vamos a tomar una ruta para tratar de perderlos de vista, por favor ajusten sus cinturones y por favor necesito que se pongan estos chalecos antibalas, no podemos confiarnos- nos pasó las prendas y Fernando y yo hicimos lo que nos pidió, después de ajustar el cinturón aceleraron.
Por inercia gire mi cuerpo hacia atrás y pude ver el auto del que hablaban, de inmediato lo reconocí, era el auto de Antuan, me di vuelta de un solo golpe y apreté con fuerza el cinturón, de repente sentí la mano de Fernando sobre la mía, su tacto era suave, lo miré directamente a los ojos con el terror reflejado en ellos.
- aquí estoy, todo va a salir bien, confía en mí, no temas, tienes que estar fuerte, recuerda que ya no eres lo que él conoció, ya no le tienes miedo- me dijo con determinación.
Logré relajarme--- tienes razón-- respiré profundo mientras sentía como la velocidad del auto nos hacía movernos de lado a lado.
- Señora si usted nos da la orden lo podemos emboscar, pero necesitamos hacer que llegue dónde está el resto del equipo esperándonos o mejor lo perdemos de vista y huimos-
- Vamos a emboscarlo, contacta a la policía, para que lleguen al sitio.