Contrato Aceptado....Corazón Flechado

El bolígrafo estaba jugueteando entre sus dedos, caminaba de un lado al otro de su oficina debía pensar en una estrategia pronto

Sus días estaban contados y su soltería dependía de ello.

De repente alguien toco en su puerta haciendo que el reaccionara.

-¡Adelante! - ordenó con su voz grave

Era ella quien entraba a su oficina, no la esperaba

-Acepto - le dijo solamente

Él no podía creer lo que escuchaba. ¿Habrá escuchado bien?

-¿Qué dijiste?

-Dije que acepto tu contrato - levantó un poco la voz - pero debes cumplir al pie de la letra cada cláusula que hay escrito en el, y algo más... - detuvo sus palabras y mordió su labio inferior.

José Carlos la miraba asombradísimo ¿Qué la habrá hecho cambiar de opinión?

-Dime

- Añadirás que te harás cargo de todo lo necesario en cuanto a la salud de mi padre se refiere mientras dure nuestro matrimonio, también de la colegiatura de mi hermana en la universidad.

Él dio la respuesta sin siquiera pensarlo.

-Si es tu deseo, así se hará.

Ella asintió con la cabeza, al parecer aquella situación le causaba vergüenza.

-¿Cuándo nos casaremos? - preguntó tomando por sorpresa a José Carlos.

-Lo más pronto posible, arreglare todo y te diré... por ahora, solo necesito que tengamos una cena con mi abuelo para presentarte.

-Está bien. ¿Quieres que sea hoy?

Nuevamente lo tomo por sorpresa esa no era la Victoria que él conocía.

-¡Si! - Se sentía emocionado, carraspeo un poco - Será hoy. Te esperare afuera de la empresa a las seis. ¿Te parece bien?

-Ok

Fue todo lo que dijo antes de volverse y marcharse.

José Carlos estaba algo confundido pero también eufórico por haber conseguido una vez más salirse con las suyas.

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Ella lo miraba todo sin mucho asombro, ya sabía que él era un hombre rico, así que no le tomaba por sorpresa su lujosa mansión. Lo que si le resultaba hermoso, era un jardín que se vislumbraba desde la entrada. Se veía que ponían mucho esmero en cuidarlo.

-¿Entramos? - le invito el al ver que ella se detenía

Ella lleno sus pulmones de aire y con decisión entro por la puerta que el le abría.

-¿Ella es? - preguntó con cierta frialdad su abuelo al verla.

-¡Así es abuelo! - le respondió con firmeza - Ella es mi futura esposa

Le observo dulcemente aunque ni loco lo admitiría, el gesto a ella se le hizo un poco extraño.

El viejo asintió con la cabeza sin dejar de escudriñarla con la vista. Luego hizo un gesto con la mano para que le siguieran mientras el, lentamente se ponía en marcha.

Estaban ya sentados a la mesa, la cual estaba muy bien surtida, una variedad de platos allí desfilaban y un sinfín de cubiertos también. Vicky miraba todo aquello algo nerviosa. ¿Qué pasaba si hacia algo mal? ¿Qué sucedía si decía algo incorrecto?

-¿Dónde estudiaste? - fue la primera pregunta realizada directamente hacia ella.

-Asistí a la universidad pública.

-¿Universidad pública? - dijo con desagrado el abuelo.

- Abuelo no te lo había comentado, perdón, pero mi novia proviene de una familia humilde…

-¿Y eso qué? - Interrumpió ella - ¿Ser humilde es algo de lo que uno deba avergonzarse?

-No Vicky trato el de justificar no es eso

- ¿Entonces por qué el asombro?- Le miro desafiante -No todos nacemos en cuna de oro ¿Lo sabía usted? - le dirigió esta pregunta al abuelo.

-Sí, lo sabía le respondió calmado pero esperaba algo mejor para mi nieto. Al final es el heredero de una gran empresa internacional.

Vicky abrió los ojos y la boca anonadada ante aquella respuesta.

-Pues sepa usted, que su nieto con todos los estudios, las escuelas privadas y extranjeras, no es la gran cosa. Es un jefe abusivo, patán, egocéntrico y mal educado...

-¿Por qué te casaras con el entonces si lo ves así? - le cortó

Esa pregunta hizo a Vicky reaccionar, miró a José Carlos quien le miraba algo impaciente, trago secamente, soltó el aire contenido y sonrió para el abuelo

-Porque abuelo, esas son las cosas que muchos ven en él, pero a mí me atraen de él, las otras cosas que las personas no conocen. dulcifico su tono de voz. Sus mejillas sonrojadas ante el hecho de mentir tan descaradamente.

-¿Cómo cuáles? - siguió preguntando el abuelo

-Pues yo - trataba de encontrar algo en sus pensamientos - A mi... por ejemplo...me gusta que es atento conmigo, se preocupa por mí, por que llegue bien a casa... siempre tengo una rosa sobre mi puesto de trabajo y una taza de café humeante.

José Carlos disimulaba la sonrisa que aquella situación le causaba, sobre todo por verla a ella esforzarse en retratarlo como algo diferente a lo que ella misma pensaba.

-¿Sabes que como su esposa tendrás que cumplir con ciertas normas y costumbres que tal vez no las tienes por habituales?

Ella suspiro profundamente

-Lo sé - dijo resignada - Sé que su familia tiene una imagen que conservar.

- ¡Así es! - Afirmó el viejo -Espero que te comportes a la altura.

Era algo muy incómodo para ella. Levantó por un breve tiempo la mirada al techo y luego miro a José Carlos.

¿Podrá ella soportar un año así?