La Esposa Del Emperador II

Capítulo 6

Cuando Rogelio llegó a la casa de Daniela, en las afueras de la capital, fue recibido por Ema, quien lo abrazó de inmediato dándole la bienvenida al lugar. Pasaron al interior y Ema le contó como había estado y que ya estaba recuperada después de esos dos meses con Daniela.

Obviamente que Rogelio estaba muy contento de saber que su hija ya estaba bien, pero quería saber por qué no había sido informado de que ella estaba viniendo ya para la capital, por qué es que él se enteraba hasta ahora, cuando ella ya estaba allí.

-Papá, lo lamento. Pero era más seguro para mí y para ti que no te enteraras de esto hasta que yo estuviera aquí. Hay personas que quieren que desaparezca y si la información de que iba a venir era difundida, mi vida corría mayor peligro.

-¿De quiénes estás hablando?

Pregunto Rogelio sorprendido.

-No es tiempo de revelar esa información, papá. Cuando lo sea, lo sabrás. Por ahora solo te diré por qué te llamé, y es que necesito tu ayuda con algo muy importante.

-Claro, dime en que te puedo ayudar, hija.

Le dijo Rogelio a Ema, y aunque quería saber que era lo que pasaba, sabía que ella se lo diría cuando fuera necesario.

-Es en unos días la coronación del nuevo emperador, necesito ir, por lo cual tendré que ir contigo porque no tengo invitación, ya ese día diremos que llegué para que nadie sospeche. Cuando esa fiesta acabe y averigüe lo que necesito, te contaré que es lo que está pasando en verdad.

-Ok, no hay problema. Te esperaré en la entrada del palacio después de que la fiesta empiece y ahí entraremos los dos.

-Gracias papá, aprecio mucho que hagas esto por mí. Después acordamos los detalles.

Dijo Ema para posteriormente abrazar a su padre con mucho cariño. Cuando ellos terminaron de conversar y Rogelio iba de salida de la propiedad, ya que su hija tenía otras cosas para hacer, se encontró con Daniela, quien lo saludó y le pidió hablar un momento. Él, con mucha sorpresa, pues, ellos no hablaban desde que él se había casado, la siguió hasta su despacho.

Sentados en unos sillones en el lugar, Daniela le contó como le había ido a Ema en el tiempo que ella había estado con ella en su casa. Rogelio se sorprendió al escuchar que su hija había aprendido a manejar la espada mientras estuvo allí y más al saber que en solo un mes era muy buena y que su maestro decía que tenía un futuro brillante con la espada. Él, como padre, estaba muy contento y orgulloso por esto que le contaban, le agradeció a Daniela por todo lo que había hecho por su hija y salió de allí.

Antes de cerrar la puerta escuchó a Daniela decir que ella le agradecía por llevar a Ema a su casa, fue muy importante para ella el verla después de tanto tiempo y más si era para ayudarla a sanar.

Dos días después, como habían acordado Ema y su padre, en el gran día de la coronación del nuevo emperador, Rogelio tendría que esperarla a las afueras del palacio para que la ayudara a entrar después de un tiempo considerable en que la fiesta había comenzado. Ella no había ido con su tía, pues, justo hoy, Daniela no se había sentido nada bien, por lo que había decidido quedarse en la mansión mientras ella asistía sola.

Ema había ido con un hermoso vestido, que acentuaba las curvas que tenía su cuerpo ahora que estaba bien alimentado. El vestido era de un rojo oscuro, casi sangre, audaz dirán algunos por el corte en su escote, pero no era nada que otras mujeres no se hayan puesto en otra ocasión. Su padre al verla quedó sorprendido, no se parecía en nada la niña escuálida y casi desnutrida que había tenido que llevar con su cuñada para que la cuidara hace un tiempo, estaba muy cambiada en tan solo dos meses.

Para el momento en que Ema llegó ya habían hecho la coronación del emperador, pero eso no era algo que a ella le importara en sí, solo quería ver que era lo diferente en los ex emperadores para que ahora actuaran de esa forma.

Al bajar de su carruaje, su padre ya la estaba esperando, él había dejado adentro a su esposa y a Luisa, para poder ir a buscarla.  Al entrar las personas la miraban, rápidamente ella se dio cuenta, pero su padre no. Un socio comercial lo llamó en cuanto lo vio, por lo que él se disculpó con su hija, dejándola sola en un lado del salón.

A Ema esto no le disgustaba, porque sabía que su padre no lo hacía a propósito, sino porque era muy distraído y no se daba cuenta como esas personas vanidosas la miraban. Después de unos segundos decidió ignorarlos y se puso a buscar a los emperadores que era para lo que había venido a la fiesta al final.

Cuando los vio no lo podía creer, la emperatriz Iris y el emperador David parecían dos enamorados desde donde ella los veía. Jamás de los jamases se imaginó llegar a ver semejante escena. Después, a los ex gobernantes, se le sumaron dos jóvenes, una mujer y un hombre, a los cuales ellos llamaban hijos y se lograba ver desde su distancia el amor con que esos niños habían sido tratados.

Después de ver eso, ella se quedó pensando que tal vez todo el futuro de ella había cambiado porque la historia de ellos dos lo había hecho. Si esto era así, había pasado algo bueno y es que era posible que ella no muriera por una enfermedad solo en unos años como le había pasado a ella, tal vez podría morir de vieja y eso era una buena noticia que la llenó de alegría.

Contenta con las ideas que se había hecho en la cabeza, se encaminó para salir cuando se detuvo de golpe. Había creído que no vería a ninguno de los tres innombrables, pero su suerte hoy no era buena del todo y se topó de frente con Luisa y Víctor, haciéndose los cariñosos delante de todo el mundo sin ninguna vergüenza. Ella estaba a una distancia considerable, pero ya había personas que la habían visto ver esa escena, por lo que empezaron a murmurar al respecto.

Algo paso dentro suyo cuando los vio, una emoción que no era suya surgió, enojo. Era algo que muchas veces había sentido la vieja Ema al verlos y ahora también surgió en esta nueva Ema, al verlos así de descarados.