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MI DESTINO ERES TU

MI DESTINO ERES TU

Status: Terminada
Genre:Pareja destinada / Mafia / CEO / Completas
Popularitas:344.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Tras una traición que marcó su vida, Aurora Madrigal, una joven empresaria y madre soltera, lucha por sacar adelante la empresa que su padre le dejó antes de morir. Su mundo parece desmoronarse hasta que aparece Félix Palacios, un misterioso inversionista con un pasado que nadie conoce y un poder que pocos se atreven a enfrentar.

Lo que comienza como una alianza de negocios, pronto se transforma en un vínculo profundo, intenso e inevitable. Pero el amor entre ellos se ve amenazado por una red criminal liderada por Fabiola Montero, una mujer que arrastra un oscuro pasado con Aurora y está dispuesta a destruirla a cualquier costo.

Mientras las traiciones salen a la luz, los enemigos se acercan y las pasiones se desbordan, Aurora y Félix deberán luchar no solo por el éxito de su empresa… sino por su propia vida y por el amor que jamás pensaron encontrar.

Una historia de romance, venganza, secretos, traición y redención.
¿Hasta dónde llegarías por proteger a quien amas?

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 04.

CAPITULO 04.

NARRADOR.

Mientras Aurora buscaba refugio en el trabajo doméstico, intentando también barrer sus propias emociones, Félix Palacios enfrentaba una lucha diferente: la de las cifras. Revisaba los estados de cuenta bancarios por tercera vez en el día, como si mirarlos pudiera hacer que cambiaran. Pero los números seguían ahí, fríos, en rojo y muy amenazantes.

El rancho estaba en apuros.

La sequía había impactado de manera severa. La hierba se había marchitado, las vacas apenas daban leche, y los gastos subían sin compasión. Para alimentar al ganado, habían tenido que comprar forraje a precio elevado, y para reducir costos, despidieron a varios trabajadores, asumiendo el trabajo de la agricultura entre la familia. Pero eso no era suficiente.

Exhaló con frustración, y sus dedos se apretaron alrededor de los documentos. En la mesa rústica de la oficina, las deudas se acumulaban como ladrillos en una casa al borde del colapso.

Se levantó y se dirigió a la ventana. Afuera, el sol caía implacable sobre la tierra seca y agrietada. Esa tierra que en múltiples ocasiones había dado con generosidad, ahora parecía sufrir, pidiendo agua como un agonizante suplica aire. Y aunque Félix había nacido y crecido ahí, en ese instante sintió de verdad el temor de perderlo todo.

Con pasos decididos se trasladó al establo. Ahí encontró a su padre, Don Eduardo, supervisando el ordeño en su habitual silencio. El viejo Palacios hablaba poco, pero su lenguaje corporal decía más que mil palabras. Cuando vio a su hijo acercarse con el ceño fruncido, supo de inmediato que algo malo estaba ocurriendo.

—Papá, necesitamos hablar —expresó Félix, con una voz suave pero tensa.

Don Eduardo asintió y lo condujo a la sombra del granero. Se sacó el sombrero, se limpió la frente con un pañuelo arrugado y le prestó atención.

—Es sobre las finanzas de la granja —comenzó Félix—. La situación es crítica. Si no encontramos una solución pronto, podríamos perderla. La producción no es suficiente y el banco ya no quiere esperar más.

El rostro de su padre se volvió más serio. No dijo nada, pero la preocupación era evidente en su mirada.

—Lo sé —reconoció al final—. Y no quiero que tu madre se entere. No soportaría verla angustiada.

Félix apretó los dientes. Comprendía el deseo de protegerla, pero también sabía que los secretos a menudo estallan de la peor forma posible.

—Debemos actuar —insistió—. No podemos quedarnos parados.

Don Eduardo asintió lentamente.

—Escuché que el banco ofrece subsidios a los propietarios afectados por la sequía. Mañana iré a hablar con ellos. Quizás logremos un respiro con la hipoteca.

Una pequeña chispa de esperanza surgió en Félix, lo suficiente como para seguir adelante.

—Si logramos ese financiamiento… tal vez podamos sobrevivir hasta que vuelvan las lluvias —comentó, más en tono de esperanza que de certeza.

El anciano le puso una mano sólida en el hombro.

—Hijo… esta tierra ha puesto a prueba a nuestra familia en múltiples ocasiones. Y siempre hemos salido adelante. Esta vez no será diferente.

Félix asintió, aunque en su interior una inquietud continuaba asentada en su corazón.

Al regresar a la casa principal, el almuerzo ya había sido servido. A pesar del calor intenso y el cansancio, Doña Victoria de Palacios había puesto la mesa como si la crisis no existiera. Como si esa rutina, ese gesto diario de cariño, fuese el único apoyo que los mantenía en pie.

El comedor despedía un aroma familiar. A un estofado de carne cocido lentamente, a pan recién hecho, a limón y menta. Sobre la robusta mesa de madera, adornada con un mantel blanco que había bordado la abuela de Félix, había platos de cerámica pintados a mano, cubiertos de plata que el tiempo había oscurecido y servilletas de lino perfectamente dobladas.

Victoria recibió a su esposo e hijo con una sonrisa suave, llena de cariño y cansancio.

—Tomen, beban algo antes de que se deshidraten —dijo, sirviéndoles limonada fría con menta, su receta habitual. La humedad de los vasos dejó marcas en la madera, un símbolo sutil del calor que los rodeaba.

—¿Sabes dónde está Isaura? No la he visto desde la mañana — preguntó Victoria mientras ponía los últimos platos.

—Creo que salió a la ciudad. Pero lo mejor es esperar a que llegue su esposo, él podrá informar más —respondió Félix, bebiendo en silencio.

Victoria suspiró. Todos eran conscientes de que Isaura se mantenía alejada del rancho. La tierra, el esfuerzo y la realidad le incomodaban. Ella se sentía más a gusto en la ciudad, entre amigas superficiales y gastos innecesarios, actuando como si todo siguiera igual.

Poco después llegó Sergio, su yerno. Entró sin saludar, se sentó y comenzó a comer sin mirar a nadie. Como si el estofado pudiese protegerlo de la conversación que sabía que era inevitable.

—¿Y tu esposa? Para variar, me ha tocado hacer todo sola —dijo Victoria con un tono estricto, partiendo el pan con un gesto de desdén.

Sergio soltó un suspiro lleno de desinterés.

—No tengo idea. Ya sabes cómo es Isaura… hace lo que le da la gana. Estoy cansado de pelear con ella.

Victoria se enderezó, sus ojos resplandeciendo con molestia.

—Cuando regrese, hablaré con ella. Esto no puede seguir así —advirtió, con firmeza.

—Déjala, mujer. Yo hablaré con ella más tarde —intervino Don Eduardo, de manera conciliadora.

Pero Victoria ya no deseaba paciencia ni palabras suaves. La tensión en su rostro reflejaba años de silencio acumulado, de presenciar cómo su hija desperdiciaba todo lo que se le había ofrecido.

—No te acerques —dijo sin voltear—. Siempre la has protegido. Y estas… estas son las consecuencias. Es una mujer que está casada, pero actúa como una niña consentida. Esto se termina hoy. Te guste o no.

Félix escuchó en silencio. Reconocía ese tono en su madre: no era una rabia momentánea, era una decisión firme. Sintió tristeza por su hermana, pero también sabía que tenía que enfrentar la realidad. Isaura había estado esquivando responsabilidades durante demasiado tiempo. El rancho no podía seguir sosteniéndola.

En comparación, su padre parecía más agotado ese día. La lucha por la tierra, las tensiones familiares, el peso del pasado… todo eso se notaba en sus hombros. El almuerzo transcurrió en silencio, con solo el sonido de los cubiertos y la brisa cálida colándose por las ventanas. Afuera, el cielo seguía sin nubes. Adentro, cada uno lidiaba con sus propias tormentas.

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Tayli Vargas
hermosicima historia muy bonita felicidades escritora
Antonia Garcia
Muy bonita historia me a gustado mucho felicidades autora gracias por compartir
Delia Alonso
¿La mano de quién está detrás de esto?
Delia Alonso
Bien...le llegó la horma del zapato a Alfredito
Lorena Malpica
Y la policía, bien gracias
Delia Alonso
Me imagino cómo fue de interesante la reunión de "trabajo"......
Gaudy Barberena Rodrigez
me encantó este capitulo 🥰
Gaudy Barberena Rodrigez
que porquería de hombre
Magaly Bozo
excelente
Adriana Ramirez
no entiendo porq tenía ponerle el nombre del perro ese del ex a un hijo me parece de mal gusto le hubiera puesto el nombre del papá de ella creo q se le fue la imaginación en ese pedazo autora👎
Adriana Ramirez
Corrección Ernesto sin H
Teresa Frias
con que determinacion le prende fuego sos in remordimiento no??!?!? ☺️
Olga Yolanda Martínez
Buenísima. me gusta que la gente mala pague.
Disneida Cedeño
yo digo que fue ex cuñado el mismo que encendió las cosechas de maíz fue ese desgraciado
mariposa 🦋
eso sabe con el eco!!
mariposa 🦋
🤣🤣🤣🤣🤣 ya me da mucha risa 🤣🤣🤣
mariposa 🦋
no entiendo como con tanto peligro de esa loca suelta puede estar lejos de su hija y su madre!!!!!!😳😳
mariposa 🦋
y esa era toda la seguridad?????😱😱
mariposa 🦋
espero no se haya olvidado la perra de cristal 🤬🤬
arelys beleño
hermosa gracias felicidades
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