Eh muerto, pero, abri mis ojos, y me eh convertido en una princesa.
Eh reencarnado en Meredith Hockey, la hija maldita de el duque, a la cual NUNCA le prestó atención. Cuando por fin, en la novela, parecía todo ir por el lado correcto, Meredith muere, no solo una vez, también en los 27 especiales que contiene la novela.
Quiero sobrevivir, pero no quiero desperdiciar mi corto lapso de vida en un plan que salve mi pellejo, si moriré, al menos, está vez, disfrutaré mi vida para irme sin arrepentimientos, ¡Esta Vez No Temo A La Muerte!
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Capítulo 5
‘Hoy es un gran día para ser un mal día’
Eylen y Aisha habían llegado al mismo tiempo para sorpresa de Odela, pero ninguna con noticias buenas que realmente no le sorprendían.
— El Duque no se encuentra en el ducado, eh dejado la nota con el mayordomo, espero realmente no tarde.
Apretando los dientes, Odela asintió pero no pasó por alto el genio decaído que parecía traer la mujer, o los ojos lloroso y el rostro sudado de Aisha.
— El doctor no vendrá.
— ¿Qué?
Respondieron Eylen y Stephanie ante la respuestas tan inesperada y la urgencia necesaria de un doctor en ese momento.
— E- El hombre dijo que por órdenes del mayordomo no podía atender a la princesa Meredith.
— ¿Fue ese hombre quien hizo esto?
Pregunto Eylen asustada, la nota corría peligro en manos de ese hombre.
— Y-yo, yo le entregué la nota al mayordomo, no pude contar la situación a los jóvenes amos, ni a nadie más en ese lugar.
Se derrumbó, Eylen se derrumbó ante las malas noticias abundantes que llovían esa desgraciada noche.
— Está bien.
Suspiro Odela acarician su frente arrugada.
— Cristine ha ido al pueblo por un doctor.
— ¿A qué te refieres con eso?
Stephanie se sintió acorralada, Odela tenía razón, nadie en ese lugar las ayudaría por la princesa Meredith, agradecía a Dios y sobretodo a Odela el hecho de que a pesar de todas las interrupciones había enviado a Cristine por un Doctor exterior.
— Odela sospechaba esta situación, entonces Cristine fue enviada por un Doctor al pueblo, espero no tarde demasiado.
— ¿Cómo sabías que esto pasaría Odela?
Una carcajada salió de los labios de una Odela asustada, ella tampoco lo sabía, ni siquiera lo sospechaba, pero un sentido que no sabía que existía le había advertido que no se confiara demasiado en ellos.
— El Duque no se ha tomado la molestia de visitar a la princesa, e incluso aun cuando era una recién nacida fue abandonada a su suerte junto con nosotros, ¿Crees que pensarán en ella en situaciones como esta?
>> Peor aún, el hecho de que le quedara rotundamente prohibido a la princesa y a todo aquello que se acercara a ella el tener contacto con la segunda princesa, ¿Crees que les importa?
>> Me mata el corazón el pensar que esta niña no tiene la culpa de nada pero aún así debe rendir cuentas cuando ni siquiera las tiene, ¿Porque las princesas deben ser tan distintas?
Y aquello que escapa de los labios de la Doncella principal no era más que cierto, después de todo, todas allí en ese castillo tenían prohibido el Acceso a la casa principal, por eso las miradas acusadoras a Eylen.
Todo por una magia que era incompatible entre ella y causaba choque, y siendo ese el caso solo quedaba rehusar a encontrarse, ninguna de las dos debía morir. Era como el fuego y el agua, el agua podía extinguir el fuego pero el fuego podría hacer evaporar el agua con el tiempo.
Era la misma situación para las dos pequeñas.
El fuego era Meredith, por eso nadie se acercaba a ella ni se preocupaba por ella. Solo sus doncellas.
— ¡Eh vuelto!
Gritó una alegre Cristine acompañada de un viejo canoso vestido de negro y un gorro que cubría los pocos pelos que aún quedaban en su cabeza.
— ¡Gracias a Dios! Por favor señor, venga por aquí.
Un suspiro relajado por fin se había escapado de los labios de las mujeres, esa noche había sido ajetreada y se les revolvía el estómago al pensar en todo aquello.
El nerviosismo seguía siendo parte de su misma al observar algunos bruscos movimientos en la boquita de la bebé por parte del doctor, les ponía los pelos de punta pero parecía no estar fuera de control.
— Es un dolor mínimo, no es nada preocupante están saliendo los dientes de leche, eh de admitir que es muy pronto para que le salgan aunque no está fuera de lo común.
— Y la fiebre, ¿Por que tiene fiebre?
— Puede ser un efecto secundario del crecimiento de sus dientes, pero es seguro que esta niña no es muy fuerte físicamente ni inmunológica mente, es débil.
— Oh Dios, ¿Por qué es débil la princesa?
— Es un bebé aún, no podría decírtelo, pero tal vez es por un problema con su magia, parece que está descontrolada y afecta demasiado su condición física.
>> Dejaré alguna medicina para ella, deben darle un poco de fruta fresca y coloquen un poco de hielo alrededor de su boca, evitará la hinchazón, la fiebre debe ser momentánea, en caso de que no lo sea, llámenme rápidamente. Debo irme ahora.
— Oh muchas gracias Doctor, Stephanie, acompaña al doctor a la puerta y dale su comisión por favor.
Finalmente, la tensión en los hombros de todas se había esfumado con el viento y la princesa se había dejado de llorar, y después de mucho esfuerzo había comido correctamente e ido a dormir.
— No puedo creer que sean solo los dientes, a los dos jóvenes maestros no les sucedió esto.
— Debe ser por su descontrol en el mana, tal vez son efectos secundarios.
— Debemos estar agradecidas que no haya sido algo peor.
— Ahora debemos tener mucho más cuidado con el entorno de la princesa.
susurraban las doncellas mientras Odela acostaba a la pequeña bebé en su cuna, la fiebre había bajado y su boquita no estaba tan hinchada como antes, ahora podía estar más tranquila, y lo mejor, no habían necesitado ayuda de ese Ducado asqueroso en que había nacido la pequeña princesa.
— Procuremos cuidar los lugares en donde se rodee la princesa, debemos ser cuidadosas, solo mientras se estabiliza su poder, aún es un bebé, hay que ser pacientes.
— ¡Sí!
Contestaron todas completamente felices y extremadamente cansadas por todo el pesado dia. Algunas con las emociones más revueltas que otras, pero lo suficientemente satisfechas por el resultado y la tranquilidad que ahora ocupaban sus corazones.
— Vayan a descansar, cuídate un poco más a la princesa e iré a dormir.
— Lo haremos.
‘Dulces sueños pequeña Meredith, los días buenos son más brillantes y abundantes que los malos’
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— ¡Hermana Odela!
Grito con entusiasmo una pequeña Meredith quien era perseguida por Aisha. Felizmente corría por todos los pasillos de su pequeño y humilde palacio que la llenaba de orgullo, era una niña completamente feliz y vivía con todas las comodidades posibles, rodeada del cariño y las emociones de las doncellas que la cuidaban.
— Ten cuidado Meredith, no corras tan rápido puede caer.
Le hablo suavemente Odela, observando con ternura la pequeña princesa de 4 años que en menos de un mes cumpliría 5. No esperaba que creciera tan rápido o el como cada vez era más riesgosa con su salud.
— ¡Deberíamos ir a visitar a los hombres que juegan cerca de aquí, Hermana!
— Aún no es tiempo Meredith.
— Opp, Odela prometió que cuando el sol fuera gigante iríamos a conocerlos.
Un puchero tierno se usó para el soborno a Odela, quien no se pudo resistir a los encantos de su niña y aceptó la propuesta.
— Iremos mañana, ¿Quieres llevar un poco de comida para esos hombres?
—¡Si! También debemos llevar una ropa cómoda, quiero pelear como ellos.
Una carcajada se escapó de los labios de Aisha observando las acciones que Meredith imitaba, sin dudarlo era una niña muy enérgica.
Con el paso de los años Meredith se había vuelto una niña muy curiosa, e incluso parecía estar muy interesada en las personas que solían pasarse cerca al palacio con una espada de manera.
Inevitablemente la niña había despertado una curiosidad por conocer a esos hombres. Y al parecer el día siguiente sería el tan esperado encuentro con aquello que generaba su curiosidad.
Simplemente, Odela esperaba no arrepentirse de esa decisión.
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Editado
**Atte: **Amelie Ross.