Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Solo un jefe
“Quiero que esta mujer se vaya, no deseo que siga siendo cercana a mi nieto o a ti”
Eva hablaba con mucha determinación, como si ella fuese la más afectada, tal actitud hizo molestar de sobremanera a Roselin, esa mujer era una total descarada. Sebastián miró a su madre con un rostro muy confuso, él sabía que su madre estaba exagerando o simplemente estaba intentando molestar a Roselin, sin embargo, él no podía darse esos lujos, no podía apartar a Roselin, ella ya era muy cercana a su hijo y él simplemente no quería alejarla.
—¿De qué hablas madre? No puedo echar a Roselin, es una buena persona, Santiago le ha tomado mucho cariño y además es mi mejor empleada, sé que estás siendo caprichosa, no puedo hacer lo que dices.
—Estás defendiendo a esta mujer? Deberías sacarla de aquí, no es de mi agrado.
—Usted interpretó esta situación como deseo, sin embargo, no estoy dispuesta a aceptar una actitud tan carente de empatía y que excede los límites de mi paciencia. Lo siento, señor CEO, no deseo quedarme más, su madre puede estar tranquila, volviendo a usted señora Eva, jamás había conocido a una mujer tan desagradable como usted.
Eva miró a Roselin con mucho desagrado, pero sin decir más, Roselin se dirigió a la puerta, ya no quería seguir más en medio de esa desagradable situación, mucho menos cuando Eva era tan insistente en querer hacerla sentir humillada. Sebastián siguió a Roselin y sostuvo su mano impidiéndole salir, Sebastián sabía que Roselin no tenía la culpa y solo pasó por momentos desagradables, no podía dejar que se fuera y mucho menos de tal forma.
—Espera, estoy seguro de que estás molesta, sé que deberías estarlo con toda la razón del mundo, pero no debes irte, perdóname por hacerte pasar un momento tan desagradable.
—No necesito que te disculpes, estoy muy cansada del drama y no deseo poner de por medio mi tranquilidad, si es posible para usted deje que me vaya.
—Sé que estás molesta, no sabes cuanto lo siento, sé que no has hecho nada malo.
Eva solo observaba la disputa con una sonrisa, al menos Roselin había entendido sus intensiones y se fue por sí misma, Eva no quería que Roselin siguiera cerca de ella o su familia, no creía que fuese digna de su hijo o al menos para estar cerca.
—Me he esforzado mucho para estar tranquila, no estoy dispuesta a sacrificar la poca tranquilidad que me queda para soportar más cosas así.
Sebastián miró a Roselin y entendió la situación de esta, soltó su brazo, pero con una mirada un poco incómoda decido pedirle permiso para acompañarla a su casa.
—Entiendo, te acompañaré a tu casa, claro, solo si lo deseas.
Roselin iba a negarse hasta que vio la expresión victoriosa en el rostro de Eva, ella quería evitar problemas, pero la señora no colaboraba en lo más mínimo, era molesto tan solo verla alegre y más al saber que la razón de tal alegría era nada más y nada menos que haber logrado echarla.
—Sí, traje mi auto, pero vendré por él después.
—Está bien, vamos.
Sebastián volteó a ver a su madre con un rostro enojado y descontento, su madre sabía que había hecho algo muy mal y él estaba muy enojado con ella.
Sebastián acompañó a Roselin y abrió la puerta del auto para ella, cuando él subió al auto no pudo evitar seguir con la conversación, esta vez de forma tranquila al estar a solas con ella.
—Me pediste venir solo para molestarla, normalmente, me evitas y detestas que te lleve o acompañe.
—No lo detesto… solo se me hace muy molesto, es demasiado, además sí, si te deje venir por eso, tu madre es una persona demasiado grosera y pedante por mi gusto, no soy una santa, pero ella me juzgo solo por mi posición social. Estoy harta de los problemas, de los malos entendidos e incluso de todo esto.
—¿A qué te refieres con eso?
—Usted lo sabe señor CEO, estoy cansada de lo que sea que tengamos, ya no quiero seguir mezclado mi vida laboral con mi vida personal, quiero que solo seamos jefe y empleada.
—¿Qué dices? ¿Por qué razón? Estamos bien así, lo de hoy solo fue un problema mínimo, mi madre no volverá a molestarte.
—Creo que no estás entendiendo, no somos absolutamente nada y tu madre intenta hacerme la vida imposible, existen cientos de mujeres con mucha más clase que yo, fácilmente podrías buscar a alguien más, yo no quiero continuar con esto.
—Tú no lo entiendes, no deseo a otra mujer, si lo hiciera ya te abría dejado de lado, ni quiero que las cosas queden así y nada más, entiendo lo que dices, pero ni creo poder volver atrás.
Roselin miró a Sebastián, notó que este estaba hablando muy en serio, pero ella no estaba dispuesta a retroceder, sus últimas experiencias eran demasiado desagradables, tampoco quería involucrarse mucho con Sebastián, ya se había encariñado con él, pero no podía dejar que sus sentimientos se desarrollarán más. Mucho menos hacía una persona tan inalcanzable y aunque no fuera inalcanzable no podía estar con él, las circunstancias alrededor de ambos solo dejaban una gran brecha difícil de superar, la visita de la madre de Sebastián le dejó esto muy claro a Roselin. En este punto si deseaba deshacer todo lo que la ataba a Sebastián, simplemente debía tomar medidas drásticas o una decisión crucial.
—Entonces Renuncio, si no vas a aceptar o respetar mi decisión no me queda más que renunciar, el bono que me dieron por mi trabajo en la empresa de Max fue lo suficientemente bueno como para vivir tranquila unos cuantos meses.
Ante la fuerte postura y decisión repentina de Roselin, Sebastián se congeló totalmente, no quería apartar a Roselin, entonces para mantenerla cerca no le quedaba más opción que respetar los deseos de esta.
—¿Estás completamente segura de esto?
—Sí, no quiero seguir de esta forma.
—Sí deseas que las cosas sean así entre nosotros, a partir de ahora solo soy tu jefe, solo cumple con tus horarios de forma correcta y ya, esto no se repetirá en otra ocasión.
Sebastián finalmente comenzó a conducir y ninguno de los dos dijo algo en todo el camino, estaba más que claro que la situación entre ellos ya no estaba para nada bien. Pero ya no había nada que hacer, el que más se lamentaba era el mismo Sebastián, pero no podía hacer que Roselin quisiera lo contrario, ella ya había tomado una decisión.