NovelToon NovelToon
El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

Status: En proceso
Genre:Magia / Superpoder / Demonios / Brujas / Fantasía épica / Superhombre
Popularitas:13.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Kevin J. Rivera S.

En un mundo donde las brujas fueron las guardianas de la magia, la codicia humana y la ambición demoníaca quebraron el equilibrio ancestral. Veydrath yace bajo ruinas disfrazadas de imperios, y el legado de la Suprema Aetherion se desvanece con el paso de los siglos. De ese silencio surge Synera, el Oráculo, una creación condenada a vagar entre la obediencia y el vacío, arrastrando en su interior un eco de la voluntad de su creadora. Sin alma y sin destino propio, despierta en un mundo que ya no la recuerda, atada a una promesa imposible: encontrar al Caos. Ese Caos tiene un nombre: Kenja, un joven envuelto en misterio, inocente e impredecible, llamado a ser salvación o condena. Juntos deberán enfrentar demonios, imperios corrompidos y verdades olvidadas, mientras descubren que el poder más temible no es la magia ni la guerra, sino lo que late en sus propios corazones.

NovelToon tiene autorización de Kevin J. Rivera S. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO XVII: Kurojin: El espíritu de la tormenta carmesí

— Synera—

Tras mi advertencia, Kenja permaneció un instante paralizado frente a la espada, como si midiera la magnitud de lo que tenía ante sí. Sus ojos reflejaban una mezcla de asombro y emoción contenida, y la tensión en sus hombros delataba que, aunque quería intentarlo, sentía respeto… o quizá miedo, ante el poder que Sharksoul emanaba. El silencio era casi tangible, cargado de expectativa, como si el aire mismo contuviera la respiración. Sabía que el siguiente movimiento sería suyo… y que aquel intento marcaría el inicio de algo que ninguno de los dos podría detener.

Kenja se inclinó un poco, acercándose a la espada. Sus manos temblaban, como si el filo del arma pudiera percibir sus dudas incluso desde la distancia.

—¿Crees… que pueda hacerlo? —susurró, con un hilo de duda en la voz, pero dejando entrever esa chispa de valentía que siempre lo caracterizaba.

—Nunca lo sabrás si no lo intentas —respondí, mezclando un tono serio con un matiz juguetón, levantando las manos como quien concede un permiso solemne.

Kenja inhaló profundamente, intentando calmar el torbellino de emociones que lo atravesaba.

—¿Qué puede salir mal? —murmuró, más para sí mismo que para mí, como un mantra que necesitaba escuchar.

Sus dedos rodearon la empuñadura de Sharksoul con firmeza, cerrándose alrededor del metal con determinación. Lentamente, alzó la espada, y el filo grueso en forma de colmillo emitió un tenue resplandor oscuro, como si respondiera a su resolución.

—¡Yo te invoco! —exclamó con voz firme, cargada de decisión, haciendo que el aire a su alrededor pareciera vibrar con la energía de la invocación.

El silencio fue absoluto. Ni un suspiro de viento, ni un cambio en el ambiente. Solo nuestras miradas expectantes fijas en la espada… pero no pasó nada.

Kenja frunció el ceño, se aclaró la garganta y volvió a intentarlo, ahora con más fuerza:

—¡Yo te invoco!

Nada.

Dejó caer los brazos, claramente frustrado, y murmuró entre dientes:

—Bruja mentirosa… no puedo invocar nada.

Di un paso al frente, lista para intervenir, pero en ese instante la espada vibró con un zumbido apenas perceptible. Una oleada de energía mágica recorrió su cuerpo, y sus ojos se abrieron con asombro: acababa de recibir algo, un susurro extraño, como un mensaje directo en su mente.

Sin decir palabra, Kenja echó a correr hacia el jardín, impulsado por una mezcla de emoción y urgencia. Yo no tardé en seguirlo, intrigada, anticipando que aquello que acababa de sentir cambiaría todo lo que creíamos saber sobre Sharksoul.

Una vez afuera, Kenja clavó con delicadeza la espada en el suelo, no profundamente, solo lo justo para estabilizarla. Luego giró la empuñadura hacia la izquierda, como si estuviera activando una cerradura oculta en la tierra misma.

Entonces ocurrió.

Un círculo de luz se expandió alrededor de la hoja, trazando símbolos arcanos que brillaban como estrellas atrapadas. El metal de la espada brilló con intensidad y proyectó una sombra en forma de tiburón, cuyos colmillos se movían como si la figura misma respirara.

El suelo tembló suavemente y una ráfaga de energía mágica emergió de la espada. De la luz que brotó como una llamarada marina, surgió una figura humana, envuelta en niebla y viento.

Una explosión controlada de humo giró a su alrededor, disipándose lentamente hasta revelar a un hombre erguido sobre una katana ligera, cuya hoja estaba clavada justo frente a él. Él se mantenía en equilibrio perfecto sobre el pomo, en una postura de total vigilancia.

Su apariencia era imponente: vestía ropas de ninja en tonos rojo escarlata y negro profundo, su cabello largo recogido en una coleta alta que se movía con la brisa mágica, y una máscara ocultaba su rostro casi por completo, dejando al descubierto unos ojos intensos y afilados como cuchillas.

Con un movimiento elegante, descendió de la empuñadura, aterrizando en el suelo con la ligereza de una hoja.

—Kurojin, espíritu de la tormenta carmesí, a su servicio, mi señor —declaró con voz grave y ceremoniosa, mientras hacía una reverencia solemne ante Kenja.

Yo solo podía mirar con los ojos muy abiertos, fascinada. Ahora sí, la espada había hablado… y lo que había respondido, era mucho más que palabras.

—¡¿Qué?! ¿¡Mi propio esclavo!? ¡Esto es genial! —exclamó Kenja con los ojos brillando de emoción infantil.

Kurojin lo miró en silencio, con una expresión estoica y los brazos cruzados, esperando con respeto alguna orden. Pero Kenja, como era de esperarse, no pudo contener su lado impulsivo. Empezó a rodearlo, a tocarle los brazos, el cabello, incluso le dio un par de golpecitos suaves en el pecho como si intentara comprobar que era real.

—¿¡Qué tan fuerte eres!? ¿¡Puedes volar!? ¿Te puedes convertir en humo?! ¿¡Y si te toco aquí…?! —seguía diciendo con fascinación, como si hubiera conseguido el último modelo de acción edición limitada.

Kurojin ni se inmutó. Seguía inmóvil como una estatua samurái, soportando la inspección con una paciencia casi sobrehumana.

Yo observaba todo con una ceja alzada, cruzada de brazos.

—Este niño… —murmuré.

Di un paso para acercarme con intención de examinar al espíritu más de cerca, pero en un parpadeo, ¡shk! —una figura veloz apareció frente a mí. Sentí el frío acero de un kunai afilado presionado contra mi garganta. Kurojin, sin expresión alguna, me sostenía la mirada con esos ojos como de noche sin luna.

Ni respiraba.

Yo tampoco.

—¡Detente! ¡Por favor! ¡Ella no es mi enemiga! —exclamó Kenja, dando un salto hacia nosotros con evidente pánico.

El espíritu retiró el arma sin decir palabra, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba nuevamente junto a su invocador, firme, leal… y peligrosamente protector.

Yo me llevé una mano al cuello, aun sintiendo la amenaza en la piel.

—Curioso —dije con una sonrisa sarcástica—. Casi me mata tu nueva mascota… y eso que es de bajo nivel. No quiero ni imaginar lo que haría un espíritu superior si le caigo mal.

Kenja tragó saliva.

—Sí… bueno… creo que esta arma es más seria de lo que pensaba… —Sharksoul no es un juguete —le recordé, dándole un suave golpe en la cabeza con mis nudillos—. Es peligrosa… y lo será aún más cuando combines su poder con tu magia del caos.

Kenja me miró con los ojos bien abiertos, nervioso. Pero también, con una sonrisa que delataba lo que vendría después: una aventura impredecible… y quizás, una gran catástrofe mágica.

De pronto, ¡shhh! —el espíritu se desvaneció como si se disolviera en partículas de luz. Kenja soltó un suspiro largo, con la frente perlada de sudor y el cuerpo algo tambaleante.

—Se fue... creo que me quedé sin maná —dijo con voz algo apagada.

—Menos mal —respondí, sacudiéndome el polvo de la ropa—. Se nota que te falta bastante práctica. Tendremos que trabajar en tu control de energía. Y por lo visto... te tocará aprender a manejar esa espada tú solito. Yo no pienso volver a acercarme. No después de la forma en que me recibió esa cosa… oxidada y malhumorada.

—¡No le digas “oxidada”! —refunfuñó, acariciando el filo con una delicadeza ridícula, como si estuviera tratando con una criatura viva y sensible—. Por eso es que no le caes bien.

Rodé los ojos, pero una sonrisa se me escapó.

—Tsk… ¿Celos de una espada? Vaya novedad… eso sí que no me lo esperaba —dije, arqueando una ceja con diversión.

Nos quedamos en silencio unos segundos. El viento acariciaba la hierba, las hojas danzaban suavemente y un par de aves cruzaron el cielo despejado. Todo se sentía... diferente.

—Bueno —dije por fin, dándome vuelta hacia él con un dejo de seriedad—. Ya no tenemos nada que hacer en este sitio.

Kenja alzó una ceja, confundido.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

Lo miré de reojo, dejando escapar una sonrisa traviesa.

—Es hora de salir al mundo exterior, Kenja. Hemos estado encerrados demasiado tiempo. Nuestra primera misión será viajar hasta el distrito tres.

—¿Distrito tres? ¿Qué hay allá? —dijo, claramente desconcertado.

Di unos pasos hacia adelante, dejando que el viento jugara con mi cabello, como anunciando el comienzo de algo nuevo.

—Voy a recuperar lo que me pertenece… No eres el único con un arma especial. Pero la mía… la mía es mucho más temperamental —murmuré, con un brillo en los ojos.

Kenja entrecerró los ojos, dudoso.

—¿Es como una espada malhumorada también? —preguntó, tratando de imaginarlo.

—No —respondí, con una media sonrisa—. Es peor. Y no, no es una varita de juguete, por si estabas pensando eso. Ni te imaginas lo que puede hacer.

Él rió, soltando un poco de tensión.

—Entonces, ¿Cuándo partimos? —preguntó, más animado, con esa chispa de emoción que siempre lo caracterizaba.

—Mañana, al amanecer. Así que prepárate… y esta vez no olvides llevar ropa interior —le advertí, sin poder evitar el tono burlón.

—¡Eso fue una vez! ¡Y dijiste que no lo mencionarías más! —reclamó, frunciendo el ceño.

Me encogí de hombros y comencé a caminar de vuelta al interior del templo.

El sol apenas se elevaba, tiñendo el cielo de suaves tonos dorados que prometían un nuevo comienzo.

—Vamos, Kenja… el viaje apenas comienza —dije, con firmeza y emoción contenida.

Detrás de nosotros, la espada Sharksoul brilló levemente, como si también supiera que lo que estaba por venir sería mucho más grande de lo que ninguno de los dos podía imaginar.

1
Keja Herfilia
Waoo, amé ese dibujo, te quedó increíble. Quiero más!
Blair Waldorf
Genial, esa es synera? Me encantó!
David Gonzalez Cruz
buenisima
Kenja: Me alegra mucho que te esté gustando 🥰
total 1 replies
Imany Shammal Rivera
lo recomiendo muy buena.
Marta Esther Thill Gonzalez
Muy buena historia.
David Gonzalez Cruz
muy bonito e interesante
David Gonzalez Cruz: muy bueno
total 1 replies
David Gonzalez Cruz
me falta el finall de esta hermisa nobela
David Gonzalez Cruz
muy buen libro
David Gonzalez Cruz: me encanta eata buenisima
total 1 replies
Leidys Quintero
Owwww… Frayi😭😭 que lindo capítulo.
Beatriz Narváez campo
con quién comenzará esta nueva vida synera...al menos no estará sola!!
Beatriz Narváez campo: eso está muy bien!! entre más entretenida mejor se disfruta la lectura!!
total 2 replies
Beatriz Narváez campo
muy interesante historia!!
Leidys Quintero
Es muy emocionante esta historia, cada vez se pone mejor.
Leidys Quintero
Esta genial la historia, necesito leer mas, cada vez se pone mejor.
Paola Rivera
Muy buen trabajo hermano, sigue así.
Mikoru987
increible !!
Đông đã về
¡Escribe más, por favor!
Kenja: Hola, saludos. Por supuesto. Estaré subiendo capítulos todos los días. Pronto estará disponible el capítulo V. /Heart/
total 1 replies
Maito
Mas capitulos escritora!
Kenja: Hola, gracias por tu comentario. Espero estes disfrutando mi Obra tanto como yo al escribirla, estare subiendo capitulos nuevos todos los dìas. saludos...
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play