Para escapar de las abrumadoras responsabilidades heredadas de su difunto hermano, Bitte, de 19 años, viaja a un remoto pueblo de Tailandia. Allí conoce a Estoico, un chico de 13 años abandonado por sus padres, quienes lo utilizaron para pagar una deuda de juego. Conmovida, Bitte decide adoptarlo a pesar de la mínima diferencia de edad, cargando así con una nueva responsabilidad. Sin embargo, lo que comenzó como un acto tierno y loable, pronto comenzó a oscurecerse.
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Capítulo 6: Presente*Instituto, relaciones amorosas y discusión sin relevancia.
El día comenzó con el pie derecho desde el desayuno asta la entrada al instituto, Rech y Eiffel estudiaban en la planta más baja de este y entraban a clases a primera hora de la mañana, por otro lado, khris y Backler veían sus clases en la planta más alta del edificio; los que apenas estaba en la parte baja los dos primeros pisos eran los recién ingresados, mientras que los del piso último son los que van ya casi de salida.
Los mayores iban caminando relajados, ya que faltan una hora y media para su clase. Khris hablaba del mal sabor que había tenido su postre de fresas mañanero y Backler lo escuchaba desde unos pasos atrás sin ningún tipo de interés, pasaron por uno de los pasillos cercanos al área de limpieza cuando Backler es jalado sin darle tiempo a decir ninguna palabra.
‐Entonces como te seguía contando...‐el silencio de los pasos que no estaba dando su mellizo los descoloco y se volvió a buscarlo, pero no lo encontró por ningún lado ‐ ¡si tanto te fastidia escuchar podrías decirlo no hay razón para ignorarme así¡- gritó molesto y siguió su camino hacia el aula en donde correspondían sus clases ‐Por lo menos todavía queda Mike para que oiga mis quejas ‐argumenta para sí mismo!
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Por otro lado, Backler se encontraba acorralado en la habitación de limpieza, al lado de todos los utensilios de limpieza y todo tipo de líquidos para facilitar dicho trabajo.
Quién lo tiene en esta situación es Dash el chico que había mencionado anteriormente qué le gustaba, este lo tenía acorralado a la pared, lo miraba con expresión seria o más bien enojado, un poco conmocionado Backler solo se detiene a mirarlo en espera de su próxima acción.
‐¡¿Por qué!? ‐gritó Dash golpeando el costado al lado del chico ‐Que te pasa, ¿Por qué andas difundiendo qué te gustó?, ¿acaso estás loco? ‐preguntó molesto, viendo como su contrario no decía palabra alguna ante tal acción de él ‐¡Responde carajo¡-gritó nuevamente desesperado!
Se suponía que eran amigos, compañeros, casi hermanos... ¿Cómo podría suceder algo así de la noche a la mañana?, sí solo hace unos días jugaban en la cancha de básquet tranquilos y animados como siempre desde que se conocían.
‐Es que acaso las veces que estuvimos juntos hablando de tus antiguas relaciones todo era mentira, ¿no sentiste nada por ellas?‐necesitaba una respuesta; y Backler aunque no se negaba no decía nada solo lo veía y ya ‐habla ahora después será tarde, no me importa perder la primera clase solo necesito que me digas si es cierto‐ dio como ultimátum.
‐Todo es cierto ‐respondió al final, seguido le dio un empuje no tan fuerte para separarse ‐es verdad, me gustas ‐¿tienes un problema con esto? ‐dijo Backler invirtiendo los papeles, esta vez era él quién acorralaba a Dash y estaba a escaso centímetro de su rostro. Aunque ambos eran casi de la misma altura; el primero le doblaba por apenas cinco o seis centímetros.
Aquí el punto de inflexión era que a Dash si le gustan los chicos... pero su amigo ni era ese tipo de chico que le gustaba, es secreto para muchos menos para Backler este gustó de él, ya que le tuvo tal confianza de confesar algo tan delicado en su vida. Mientras el mayor de los mellizos era conocido por ser un "mujeriego", ya que a pesar de solo haber tenido dos parejas formales, por allí tuvo alguna que otra salida con otras chicas, jamás ha dado indicios de gustar de alguien de su misma complexión y género... Lo que le iso pensar a Dash que solo es una forma de querer experimentar algo diferente, pero ¿por qué precisa tiene que ser con él?.
‐Si es por mera curiosidad búscate a alguien más y no me jodas, ni jodas esta amistad‐ recalcó confrontándolo.
‐¿Qué?, no es lo que piensas... es serio lo que te estoy diciendo ‐insistió antes que todo se enredara en la mente del contrario.
‐Y por qué tengo que ser yo dim ‐antes de terminar de fórmula palabra alguna sus labios se vieron callados, por el contrario, acción que le hizo darle una fuerte mordida en el labio inferior y empujarlo de golpe a caer sentado en el piso del almacén de limpieza ‐Sabes mejor será hablar en otra ocasión, una en la que estés estable luego de meditar bien la cosas ‐dijo caminando hacia la puerta y saliendo de allí antes que el otro se levantara e intentará algo de nuevo.
En el lugar solo, con el labio sangrando y con una sonrisa de ironía que pensando que tal vez sí estaba un poco loco, de que otra manera explicaría la emoción de satisfacción que esta actitud ajena del contrario le dejo.