Nelly es una elfa a quien el destino le ha jugado una mala pasada, siendo engañada por su hermana, ella se ve envuelta en una situación tensa. ah pasado la noche en la habitación de un hombre al que no conoce. Al perder su honor es exiliada de su familia. Cuatro años después regresa por trabajo acompañada de un pequeño niño, y siendo acosada por un hombre que solo quiere pagar una deuda, por petición de su abuela... Ellos no sabían que sus destinos ya habían sido marcados por el lazo de un Después.
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Otros ojos
POV NELLY.
La sala de juntas era un hervidero de murmullos y miradas furtivas. El aire, antes cargado de expectación, ahora vibraba con una tensión diferente, una que emanaba directamente de él.
Skailer.
¿Qué se creía este hombre? ¿Pensaba que al presentarse como el nuevo dueño, y con esa mirada fija en mí, iba a doblegarme? Estaba muy, muy equivocado.
Creía que me conocía, que sabía cómo funcionaba yo, pero no tenía ni la menor idea. No podía darme el lujo de dejar este trabajo.
Mi pequeño Elío y yo dependíamos de él. No podía permitir que sus intenciones ocultas, fueran cuales fuesen, pusieran en riesgo nuestra estabilidad.
Mi única opción era ignorarlo. Ignorarlo por completo y mantener mi negativa firme, como siempre lo había hecho.
Me quedé absorta, tratando de concentrarme en el informe que la señora Elina, la encargada del lugar, estaba presentando. Las cifras, los balances, las proyecciones... todo pasaba ante mis ojos, pero mi mente estaba a kilómetros de distancia.
Busqué refugio en mi pequeña libreta, esa que guardaba mis ideas secretas de perfumes, los aromas que soñaba con crear. Empecé a garabatear notas, a imaginar combinaciones, mientras la voz de la señora Elina se perdía en el fondo.
Pero la sensación de ser observada era abrumadora. Era como si un foco invisible me estuviera apuntando. Levanté la vista, casi por instinto, y ahí estaba él. Mirándome. Directamente. Sin disimulo. Por un instante, nuestros ojos se cruzaron, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda.
Traté de volver a sumergirme en mi libreta, en mis ideas de fragancias, en mi pequeño mundo. Pero la sensación de ser vista era demasiado intensa. Era una presión constante, una fuerza que me atraía hacia él, a pesar de mi resistencia. Y entonces, empecé a escuchar los murmullos de mis compañeras. Susurros, miradas cómplices entre ellas. Se daban cuenta de su evidente fijación en mí. Él no me quitaba la mirada de encima, y ellas, por supuesto, lo notaban. La incomodidad crecía, y con ella, mi determinación de no ceder.
POV SKAILER
La junta concluyó, y la habitual corriente de empleados salió de la sala.
Cuando ella se disponía a salir llame su tención.
—¿Puedes quedarte un momento por favor?— Pude sentir cómo se tensaba en su asiento cuando el resto del personal comenzó a retirarse, y cómo se quedaba paralizada en su lugar, con una mezcla de sorpresa y aprensión en su rostro.
Cuando todas las demás salieron y solo quedábamos ella y yo, rompí el silencio.
—¿Qué crees que haces?—preguntó.
Le respondí con un gesto, arrastrando unos documentos por la mesa hacia ella con mis dedos. El movimiento fue deliberado, calculado.
—Toma esto y firmalo— dije, —Son los documentos de esta compañía—
Ella los miró con recelo, sin tocarlos.
—¿Qué es esto?—preguntó, su tono aún escéptico.
—Son los documentos de esta compañía— repetí. —Que los firmes para que esta quede a tu nombre—
Mis palabras parecieron resonar en la sala, cayendo como un rayo. Pude ver el asombro, la incredulidad, la pura confusión pintada en su rostro. Era como si le hubiera ofrecido el mundo entero y ella no supiera qué hacer con él.
La vi suspirar, un suspiro que parecía llevar consigo el peso de todas las expectativas y malentendidos. Luego, con una determinación renovada, se acercó un poco más. Se deslizó hacia el asiento contiguo, apoyando las manos en la mesa, agachándose hasta quedar a mi altura, cara a cara.
—Señor Skailer— comenzó, su voz ahora era más baja, pero con una intensidad que me conmovió profundamente. —Creo que no me entendió el mensaje que le quise dar ayer. Yo no necesito de usted ni de su dinero. Yo puedo salir adelante sola, siempre lo he hecho—
Sus palabras me golpearon con una fuerza inesperada. No era avaricia lo que buscaba, ni una salida fácil. Era orgullo, era autosuficiencia. Y en ese momento, la admiración que sentía por ella se profundizó aún más.
Me di cuenta de que mi estrategia, basada en la suposición de que necesitaba ayuda, había sido un error garrafal.
—Señor Skailer— dijo, sin dejar espacio para la duda. —No me interesan las razones por las que está aquí. Lo único que le pido es que no me trate de esta manera. Me he ganado este trabajo por mi misma, y usted no vendrá a estropear eso. No me gusta verme en los ojos de los demás como una aprovechada—
Sin esperar una respuesta, sin darle la oportunidad de replicar a mi determinación, salió de la sala. La vi salir, dejando atrás el peso de mi oferta y la incomodidad de mi presencia.
Me quedé sentado, observando la puerta por donde había desaparecido. Una pequeña sonrisa, casi imperceptible, se dibujó en mi rostro.
Había sido rechazado nuevamente, sí, pero de una manera que me hizo verla con otros ojos. De cerca, había podido detallar mejor su rostro. Era, sin duda, muy hermosa. Una belleza que contrastaba con la brusquedad de sus acciones, pero que, en ese momento, solo me generaba una mayor intriga.
POV NELLY
Salí de la sala de juntas con el eco de mis propias palabras resonando en mi cabeza. El aire del pasillo se sentía más fresco, pero la tensión aún me envolvía. Al caminar hacia mi oficina, noté las miradas. Eran sutiles, disimuladas, pero estaban ahí. Un murmullo bajo acompañaba mi paso, como una sombra invisible que se extendía detrás de mí. Sentí cómo la piel se me erizaba, pero me obligué a mantener la cabeza alta, a no mostrar ninguna señal de incomodidad.
Justo cuando estaba a punto de llegar a la puerta de mi oficina, sentí una presencia a mi lado. Era Marta, con esa sonrisa de suficiencia que siempre la caracterizaba, y con esa arrogancia que la hacía tan insoportable.
—Vaya, vaya, Nelly— dijo, con su voz melosa y cargada de sarcasmo. —¿Ya estás regalándote al nuevo jefe?—
Me detuve en seco. El impulso de seguir caminando, de ignorarla, desapareció al instante. La miré fijamente, mis ojos recorrieron su rostro con una intensidad que la hizo retroceder un poco. La rabia burbujeaba en mi interior, pero la canalicé, transformándola en una calma helada.
—Marta— respondí, cada sílaba estaba cargada de un peso que la hizo tragar saliva. —A diferencia de ti, yo me he ganado este puesto por mi propio esfuerzo y talento. No necesito "regalarme" a nadie. Mi valor no se negocia en los pasillos ni se vende por una sonrisa falsa. Así que, si vas a hablar, asegúrate de que lo que dices tenga al menos una pizca de verdad, o mejor, guarda tu opinión para ti misma—
La dejé ahí, con la boca abierta, procesando mis palabras. Una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro mientras abría la puerta de mi oficina y entraba, cerrándola suavemente detrás de mí. Los susurros afuera parecieron intensificarse por un momento, pero ya no me importaban.
Había defendido mi espacio y mi dignidad una vez más.
porque si no es como yo lo pienso o me lo imagino y de verdad Skailer cayo en la trampa y le dio la casa y la tarjeta confiando en que Elena hará lo que el dice sería idiota y un ingenuo
y esa será la prueba que ellas necesitan para su mentira
pd: espero que no la encuentren
ya que cuando estuvo con Nancy el sintió muchas cosas y que se de cuenta que eso es una trampa