Conoce a Morgan, deja que te envuelva en su historia y siente cada una de sus emociones como si fuera tuya.
NovelToon tiene autorización de Mar-4538 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo: 6
MORGAN.
El sol me da de lleno en la cara, y, al abrir los ojos, me doy cuenta de que Caleb me está abrazando. Intento moverme, pero su agarre es fuerte.
—¡Caleb, me tienes que soltar! —exclamo.
—Shhh, Morgan, déjame dormir, nena. No hay prisa —murmura, somnoliento.
—Caleb, tengo que irme a casa. Me duele la cabeza —digo, sujetándome la frente con las manos.
—De acuerdo, ya voy —gruñe con un bostezo.
Se levanta y camina al baño. Mi teléfono comienza a sonar, y lo tomo rápidamente.
Llamada con Mason
—Hola, Mason, ¿cómo estás? —contesto.
—Hola, preciosa. Muy bien, ¿y tú? —
pregunta su voz al otro lado.
—Bien. ¿A qué se debe la llamada?
—Estoy de camino a tu departamento. Te extrañé mucho, aunque solo haya sido un mes. Extraño nuestros encuentros.
—Claro, si yo fui la estúpida que aceptó una relación de amigos con derechos contigo.
—Oh, vamos. Sabes que no es solo eso. Intenté conquistarte, pero no me das ni la hora.
—Vale. Entonces voy para allá. Te veo en veinte.
—Claro, adiós.
Fin de la llamada
CALEB.
No puedo creer que esa chica que está en mi habitación haya sido una vez una persona diferente. Escuché un poco de su llamada y, la verdad, no quiero que vea a ese tal Mason.
Cuando salgo del baño, le digo:
—Listo, vamos a tu casa a buscar ropa y luego tenemos que ir a la de Dylan.
—¿Qué? No. Un amigo que no veo hace un mes viene a mi casa a verme. No puedo.
—Pues vamos, yo te llevo.
Se mete al baño y, cinco minutos después, sale con la ropa de ayer. Pasa por mi lado, con prisa, hacia la puerta.
En el camino a su casa, ella no para de sonreír mientras mira su teléfono.
—¡Creí que no te gustaban los compromisos! —le digo, sin rodeos.
—¿De qué hablas? —pregunta, confundida.
—De nada. Cosas mías. Olvídalo.
El resto del camino es silencioso. Al llegar a su casa, me bajo para abrirle la puerta.
—Gracias por lo de ayer y por traerme —dice, y camina hacia la entrada.
En lugar de irme, la sigo. Se da la vuelta y me mira, confundida.
—¿Por qué me sigues?
—Me quedaré aquí contigo.
—Claro que no. Yo no te invité.
—Pues te aguantas a que me quede contigo todo el día o, mejor, vamos a la casa de Dylan a la piscina.
—No puedes obligarme a hacer ninguna de las dos cosas.
—Claro que puedo. Tú decides, muñeca.
Ella bufa, rueda los ojos y teclea algo en su teléfono. Luego, me mira con el ceño fruncido.
—De acuerdo. Tú ganas. Ya cancelé a Mason. Me ducho y busco un traje de baño. No tardo.
—Claro, linda —le susurro, guiñándole un ojo.
MORGAN.
Me meto a la ducha mientras pienso en cómo deshacerme de Caleb para poder ver a Mason. Al salir, me pongo mi traje de baño, una blusa blanca básica, unos shorts y mis Converse.
Cuando salgo del baño, Caleb me mira como si me hubiera salido un tercer ojo.
—¿Qué tanto miras, idiota? —pregunto, sintiéndome incómoda bajo su mirada.
—¿No vas a entrar a la piscina? —me pregunta.
—Claro que sí. El traje de baño está debajo de la ropa.
—Ah, bueno, menos mal.
—¿VAMOS? —grito, molesta. La verdad, no quiero ir.
—Sí, claro, vamos.
CALEB.
Cuando llegamos a casa de Dylan, Morgan se baja dando un portazo. No sé qué le pasa, pero me está agotando la paciencia.
Al entrar, la encuentro sentada en la orilla de la piscina, quitándose la ropa. Dios, ese traje de baño le queda de maravilla.
—Cierra la boca. Estás babeando —me dice Hunter, burlón, mientras se mete una papa frita en la boca.
—No es para tanto, amigo. He visto mejores —respondo, tratando de disimular.
—¿De qué hablas, Caleb? Ella ha pasado por mucho. No intentes jugar con ella —dice, haciendo una pausa—. La verdad es que sus padres no se molestaron porque se quedara aquí con Brandon. La abandonaron porque no querían a "alguien tan estúpida que deja que los demás se aprovechen de ella".
—¿Qué? No puedo creerlo. Es una broma, ¿verdad?
—No, Caleb. Ella no cambió solo por Brandon. Cambió por todo y por todos.
Era buena, pero estaba sola. Ahora es una persona diferente, más fría y distante, pero tiene a más gente a su lado. Su lado despreocupado y fiestero le ganó muchas amistades en las vacaciones, aunque casi no salía y se la pasaba llorando.
Suelta una risa irónica.
—Imagínate que tus padres te abandonen, y que, una semana después, te enteres de que el idiota al que le entregaste todo solo te usó para llegar a tu amiga.
—No quiero lastimarla. Quiero que sea como antes. Quiero conocer esa parte de ella —respondo, sintiéndome seguro de mis intenciones.
—Eso es lo peor que podrías desear para ella. Si piensas así, aléjate antes de que la destruyas por completo. Hazlo por ella, si de verdad te importa.