Me Enamoré De Tu Amor

La tarde había sido preciosa, un paseo enriquecedor sobre información y gustos, todo iba bien así que me atreví a mencionarle al príncipe Aiden lo que la doncella Marli me comentó por la mañana pero no esperaba la reacción que trasmitía.

-Tu doncella es una chica alta con el cabello verde y amplia sonrisa ?- su pregunta me causaba nervios, pensaba que si la mencionaba de esa manera era porque la estimaba mucho o se conocían desde pequeños al igual que con Tyler, agache la cabeza fijando mis ojos magenta en el pasto recién cortando y jugueteando con los dedos.

-No debes hacerle caso ni creer nada de lo que te diga. Quiere alejarte de mi ya que nos conocemos desde niños y desarrollo un cariño muy grande por no decir especial hacia mi pero al crecer y mis padres fallecer me di cuenta de que se trataba de amor porque me ve cómo hombre así que ha alejado a toda dama que se me acerca con la intención de ser cortejada así que por favor haz caso omiso de Marli.

Me alegraba compartir mis inquietudes con el príncipe Aiden, el si escuchaba y no respondía por quedar bien.

Antes de entrar al castillo un caballero de armadura azul con negro corría por el pasillo para informarle un asunto de gran importancia por lo qué tuvo que ausentarse de emergencia y regrese sola no sin que me diera un beso en los nudillos así que camine tranquila hasta el pasillo que conectaba con el salón para dirigirse a las habitaciones, me gustaba el piso imitación madera, se sentía como adentrarse al bosque pero sin perderse entre su follaje como me había ocurrido recientemente.

-Asi que estabas aquí y no con la reina Zoe. Debo admitir que me impresiona la osadía de tus padres para mentirme de esa manera siendo mi prometida y más por el hecho de que estás aquí, en la nación más aburrida de todas donde no vas a aprender ni siquiera a prender una vela lo cual creo aún no sabes hacer. -No sabía cómo se había enterado de que estaba con el príncipe Aiden pero alteraba mis planes bastante. Su traje negro con bordados rojo carmesí y medallas de su difunto padre hacían ver sus ojos morados más llenos de malicia sin dejar de lado su blanca dentadura que me provocaba asentarme un golpe.

-Su llegada aquí fue muy inesperada príncipe Rhett y la princesa Celeste es una gran invitada a quien yo pedí asistencia, solo que ella había tardado en aceptar mi petición por el contrario de usted que no se a que a venido a Celstya y me gustaría abandonara mi nación en la mayor brevedad posible por más inconvenientes que esto le este ocasionando porque no pienso permitir que la infeste de arrogancia y egocéntrismo.- Rhett había venido por mi pero no estaba dispuesta a irme con el y menos perder el hermoso cortejo que el príncipe Aiden me estaba propiciando. Avanzo hasta Aiden con paso determinado sin quitar la mirada hacia mi vestido que había cubierto de rosas bordadas imitando las del kiosko.

-Mi venida a su aburrida nación ha sido solo para llevarme a mi prometida por si no lo sabe ella ya es más mia que de sus padres y espero no haya intentado cortejarla porque es demasiado caprichosa y torpe. La magia de esta princesa es para reírse, incluso un niño de 5 años le gana, solo me caso con ella para que no quede soltera y - Rhett no pudo terminar de insultarme porque Aiden lo encerró en una burbuja insonora e impenetrable que no lo dejaba producir sonido alguno pero si podía escucharnos. Inútilmente golpeaba sin poder ponerse de pie ya que el tamaño de la burbuja era reducido y su cabello lleno de gel ahora estaba desordenado, aquel mechón que no le gustaba posaba ahora en su frente.

-Princesa mia, disculpa la blasfema boca de este supuesto príncipe que no tiene el más mínimo respeto por una flor tan delicada y destinada a la grandeza como lo es usted. Príncipe Rhett, escuché bien mis palabras porque se las repetiré las veces necesarias, la princesa Celeste está siendo cortejada por mi y tengo la absoluta autorización de sus padres para poder hacerlo, créame que aunque usted la haya o este cortejando la última palabra es de la princesa así que no pienso ceder ante usted y con la manera en que se dirije hacia ella dudo mucho que desee estar a su lado o desposarse con alguien de mente tan vacía y sin la mínima intención de incluir a la futura reina de su nación en decisión importantes. -Aiden hablaba muy claro y le había plantado cara a Rhett, nadie lo hacía por ser el príncipe pero ahora que alguien le hacía frente no tenía con que defenderse ni arma para lastimar, por dentro sentí una gran satisfacción pero por fuera estaba aterrada, Rhett cuando se enojaba desataba magia sin control y todo el que estaba cerca terminaba lastimado, lo sabía muy bien ya que mi espalda había recibido el impacto después de darle una cachetada por intentar obligarme a perder mi pureza diciendo que debía hacerlo porque ningún futuro rey quería en su cama a una mujer que no se supiera mover y complacerle. Aiden frunció el ceño mientras liberada a Rhett quien quedó de rodillas frente a nosotros, tras levantarse y sacudir el polvo de las rodillas irguio la espalda, apretó los puños hasta dejar sus nudillos blancos y nos sonrió.

-Los dejaré por ahora pero tengan presente que soy más poderoso que ustedes juntos y lo seré aún más así que Princesa Celeste esperame en tu cumpleaños porque te daré el mejor regalo y jamás lo olvidarás, te lo prometo y tu príncipe Aiden súplica por poder estar cerca de ella porque muy pronto no podrás ni mirarla. - Una amenaza más que clara y no solo para mí sino también para el príncipe Aiden quien le había declarado la guerra al expresar su cortejo, ahora tendríamos que reforzar la seguridad y ser cautelosos con los invitados dentro de un mes. Rhett giro sobre sus talones, avanzo hasta la salida mientras Aiden y yo contemplamos su oscura silueta alejarse dejándonos con la incertidumbre de lo que podría estar tramando con el fin de alejarnos.

El príncipe Aiden me despidió frente a la puerta de mi habitación a la cual hubiera preferido no volver a entrar. Los lirios estaban regados por la alfombra beige, el espejo roto, los cajones sacados con brusquedad,vacíos y la carta del príncipe Aiden rota mientras en la cama había una maceta con un enorme girasol y una nota con el nombre de Rhett, el sabia que odiaba los girasoles ya que nunca me habían parecido una flor bonita o romántica y aún así el me las enviaba y suponía lo seguiría haciendo. Senti el dolor de mis rodillas que habían chocado con el piso mientras mi cuerpo temblaba y juntaba lentamente los trozos de papel esparcido.

-Por todas las naciones princesa Celeste,que ha ocurrido aquí?, yo venía a comentarle que sus cosas están tiradas en el patio llenas de barro y rotas porque dicen haber visto una silueta negra en el balcón de esta habitación.- Tyler estaba igual de asombrado que yo, no dije nada pero sentí que mis lágrimas brotaban solo para caer al piso mientras apretaba la carta destrozada y maldiciendo al pobre girasol. Tomo mis brazos levantándome, seco con su pañuelo negro mis lágrimas sin intentar quitarme la carta de mis manos.

Tyler me escoltó tropezando a una habitación cercana a la del príncipe Aiden mientras pedía limpieza en la anterior e investigaba al causante de tal alboroto pero a mí no me cabía la menor duda de que hubiera sido el mismísimo Rhett o alguno de sus mercenarios.

Reconstrui la carta que el príncipe Aiden me había enviado con esos hermosos lirios ahora destrozados y mis sentimientos aumentados con ganas de vengarme, mi falta de confianza me había hecho crecer coraje y resentimiento a todos sus maltratos a lo largo de los años, no podía entender porque cuando empezaba a tener amor de otra persona los problemas comenzaban y parecian no alejarse. Si el problema era yo quería que me lo dijeran o si querían lastimarme que lo hicieran pero porque hacerlo con cosas que no le hacían mal a nadie.