Tras morir de una manera cruel y también injusta, Dayana de una manera misteriosa ha regresado en el tiempo.
En su regreso, ella planea no volver a ser una tonta que se dejó engañar de sus enemigos.
Ella en esta segunda vida será realmente una villana, y no tendrá piedad de quienes la dañaron.
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Incendio
Después de eso, ella busca algo de comer y aceite, y al tener todo, lanza el aceite por todas partes, y al terminar, toma la lámpara y simplemente antes de salir de la cocina, la deja caer en dónde había aceite y el lugar comienza a arder en llamas, la niña se retira del lugar como si nada había pasado.
Ese día había eliminado a dos sirvientes, los cuales son aliados de aquella mala mujer.
Cuando estuvo en su habitación, se comió sus alimentos, y se quedó sentada en la cama, en espera del gran espectáculo.
No pasó ni media hora, cuando se escuchó un escándalo fuera de la habitación, eso eran los sirvientes, quienes corrían de un lugar a otro, para salvar la cocina.
Todos ellos estaban durmiendo, cuando un guardia al ver el humo salir de esa parte del palacio, despertó a todos.
Lo primero que trataron de hacer fue evacuar el lugar, luego tratar de apagar el fuego de la cocina, la cual estaba en llamas.
Pasó lo inevitable, y la cocina terminó convertida en carbón, por suerte, los sirvientes y guardias lograron apagar el fuego, y este no llegó a más lugares, pero la cocina no sobrevivió, como tampoco, un sirviente que se encontró dentro al momento del fuego.
Claro, el hombre no sufrió al ser quemado, después de todo, ya la pequeña Dayana lo había mandado al más allá con su compañera sirvienta.
Cuando se le dijo lo que pasó a Dayana, ella hizo su mejor actuación, tanto, que hasta lloraba de miedo.
Esa noche la pequeña y los sirvientes fueron llevados al palacio principal, en dónde Marta y el emperador los recibieron, estos al saber lo que pasó, deciden que lo mejor para todos, es que se queden a dormir, ya que aún no se han investigado los hechos.
Marta se encargó de darle a Dayana la habitación más pequeña y fea que había en el lugar, y ella sin objeciones la tomó, ya que no le conviene iniciar una pelea en ese palacio, teniendo Marta más aliados que ella, quien por el momento no tiene ninguno.
Por esa noche, solo se dedicará a descansar, eso sí, puso seguro en la puerta, y también algunos objetos cerca, por si acaso, después de todo, ella está en el nido de víboras.
***
Al día siguiente
Un nuevo día había llegado, y con ese día, el palacio estaba en movimiento.
Un sirviente llegó a buscar a la pequeña Dayana, quien es invitada a desayunar con el resto de la familia imperial.
Ella al no tener ropa allí, se lavó el cuerpo, y para su incomodidad, se colocó su misma ropa.
Al estar lista, ella se fue al comedor sola, ya que ningún sirviente se molestó en esperarla.
Cuando llegó, estaba la familia de tres reunidos, dos de los cuales la veían con desagrado.
Ella de manera educada, saluda a todos allí, y solo se limita a sentarse en una silla lo más alejada posible.
Marta dio orden de que se sirviera el desayuno y los sirvientes encargados de servir, fueron y así lo hicieron.
Todo estaba bien por el momento, y Marta no le causó problemas a Dayana y por esa razón ella comenzó a desayunar tranquila.
En medio del desayuno, Marta habla.
—Esposo, creo que las niñas ya tienen edad para iniciar con sus clases, ambas deben de ir recibiendo la educación que toda noble recibe— dice la mujer y el emperador acepta su idea.
—Claro, está buena la idea, tú ocúpate de buscar a los mejores maestros para mis hijas— dice el emperador y la mujer sonríe.
—Claro, así será— dice ella y sonríe con malicia mientras mira a Dayana.
Dayana también le devuelve la sonrisa, cosa que hace que la mujer sienta escalofríos.
Marta ya no volvió a hablar del tema, pero habló de su próxima coronación, la cual será en un mes.
Ella asegura que los preparativos estaban casi listos, y que su pequeña víbora la ayudó en algunos asuntos relacionados con la fiesta.
El emperador halaga a la niña, quien solo sonríe un poco apenada.
Tania asegura que dará lo mejor de sí para enorgullecer a sus padres.
Claro, pero será al revés, de eso se encargará Dayana, esa pequeña serpiente sabrá lo que es la humillación en persona, y sufrirá lágrimas de sangre. Lo mismo va para su madre y aquel bastardo de Cristian Sandoval.
**
El resto del desayuno, Marta hablaba sobre su celebración de su coronación, mientras que Dayana solo pensaba en la manera de arruinar a dicha mujer.
Cuando terminaron de desayunar, cada quien se fue a hacer lo suyo, y Dayana se regresó a su palacio, para cambiarse de ropa.
El lugar aún estaba en movimiento, puesto que, estaban restaurando la cocina.
Al no tener nada que hacer, ella se dedica solo a estudiar sus libros de magia, y cuando llegó la noche, un sirviente del palacio principal llegó a buscarle, la razón de eso es que Marta desea hablar sobre algo en particular.
Ella sin darle importancia, se fue con ese sirviente, y aquella persona la llevó al comedor, en donde estaban la familia de tres reunidos como siempre.
Nada más sentarse, Marta le comunica lo siguiente.
—Ambas en el día de mañana comenzarán con su educación, y princesa Dayana, espero y no dejes en vergüenza a la familia— dice Marta con malicia.
—Claro que no dejaré en vergüenza a mi familia, daré lo mejor de mí para traer orgullo a mi padre, lo mismo debe de hacer mi hermana— expresa la niña y la mujer hace una mueca de fastidio.
—Como sea, espero y puedas dar buenos resultados— dice la mujer para luego ordenar a los sirvientes que pasen a traer la cena.
Ella se creía la dueña del palacio, solo por ser la que calienta la cama del emperador, quien estaba más embrujado que la casa de una bruja.
Cuando la cena terminó, Dayana regresa a su palacio, para descansar.
Ese día había mucha vigilancia en ese lugar, para así evitar futuros inconvenientes.