Ella, una pobre chica burlada y abandonada con un hijo. Él, un amargado hacendado a quien nadie quiere y todos le temen y respetan. Sus mundos se cruzarán gracias a una treta del destino. ¿Qué pasará? Descúbrelo aquí.
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Arrestada
Lorena.
Me refugié en una casa abandonada en las afueras de la hacienda. Allí me escondería en el día, y en la noche saldría por ahí a buscar a mi hijo, no podía ir a la cárcel, yo no había hecho nada mal, solamente servirle a esas personas malvadas que habían hecho mi vida un infierno. Pero la verdad es que no pude, sentí que estar así, solo me haría ver más culpable y que esconderme le daría la razón al señor Mendiola y a la policía, así que decidí enfrentar la situación, me llegará el agua hasta donde llegara, yo tenía que ser valiente y luchar por mi niño.
Con decisión me dirigí a la comandancia, y tan pronto puse mis pies allí, me tomaron y me llevaron a un cuarto, lo supe, estaba detenida, me meterían a la cárcel y seguramente perdería a mi hijo, pero iba a pelear y a defenderme, no me dejaría hundir así nada más.
— Señora Márquez, ¿Sabe por qué está aquí verdad?
— Estoy aquí porque vine a buscar noticias sobre mi hijo, pero no entiendo por qué me han traído a este lugar y ahora me están mirando como si fuera una criminal.
— Señora Márquez, recibimos información sobre usted, donde nos aseguraron de que el hecho de que su hijo este desaparecido, es su responsabilidad, hicimos averiguaciones en la hacienda donde usted ha trabajado los últimos 6 años, allí nos confirmaron los hechos, que usted es una madre desobligada, que no cuida de su hijo y no se preocupa por él en lo más mínimo. El día que su niño se perdió, usted lo dejo solo en la hacienda, un niño sin supervisión adulta, puede perderse con facilidad, o puede sufrir un accidente, ya que es un lugar donde hay animales y máquinas, dígame señora Márquez, ¿Es cierto?
Escuché cada cosa que ese hombre dijo, y en mi pecho se alojó como un cuchillo que me rascaba por dentro. En la hacienda todos se habían puesto del lado de los Mendiola y me habían echado tierra, hasta ahora me quedaba claro que sí ellos habían decidido hundirme, nadie me salvaría de eso.
— No es verdad, desde que mi hijo nació, ha sido la prioridad en mi vida, he hecho todo por su bienestar, señor, mi hijo es mi vida entera, es todo lo que le puedo decir. La verdad es que no entiendo por qué todos dijeron esas cosas sobre mí, nunca les he hecho nada malo, solo hago trabajar y trabajar de sol a sol, pero jamás pierdo de vista a mi niño, siempre he estado pendiente de él, yo no soy ninguna mala madre, tiene que creerme por favor.
Cada palabra la dije desde mi alma, me sentía tan sola y pérdida, que solo me quedaba el alma y el deseo inmenso de ver a mi niño bien.
— Yo sé que no tengo nada, y mi hijo ni padre tiene porque no se quiso hacer responsable, él y yo estamos solos en el mundo, solo nos tenemos el uno al otro. Si ustedes me meten a la cárcel por todas esas mentiras, ¿Qué será de mi niño? Yo me voy a morir de pena, prefiero morirme antes que perder a mi hijo, señor policía por favor, se lo suplico, se lo ruego, no le quiten a mi niño, yo solo quiero a mi niño y nada más, me iré lejos, o haré lo que sea que me pidan, solo no quiero perderlo, ni quiero ir a la cárcel porque no hice nada malo, pueden vigilarme, pueden hacer lo que quieran, pero no me lo quiten.
Me arrodillé, junte mis manos y suplique, estaba desesperada y sentí que me moría. No le deseo a nadie que pase por algo así, estar solo en la vida, sin nadie que te defienda o que se interese por ti es muy duro, la sensación de estar solo en el mundo, es terrible, sentir y pensar que puedes morir y nadie llorará por ti, que ni se acordarán de ti, es muy duro.
Alejandro.
— Basta, Gonzalo, haz que paren ya, no puedo seguir mirando esto. Escucha, no la presionen más, déjenla tranquila.
— Está bien, como digas. ¿Qué hacemos a continuación? Está claro que esa pobre mujer está sufriendo mucho.
Suspiré, estaba enojado, y bastante afectado por lo que acababa de presenciar, me molestaba la injusticia y la maldad, así que rápidamente pensé en algo.
— Escucha lo que vas a hacer. Mendiola quiere que la arresten, así que hazle creer que lo hiciste, espósala y di que la llevaras a prisión a la capital, pero en realidad, llévala a la hacienda, me ocuparé de esto yo mismo.
— ¿Estás seguro que eso es lo que quieres hacer?
— Estoy muy seguro, te espero allá.
Salí de la comandancia directo a la hacienda, la imagen de esa mujer suplicando y llorando de esa manera tan desgarradora, me habían dejado muy afectado. ¿Por qué Mendiola quería hacerle daño a esa mujer? ¿Quién era ella o que les había hecho tan mal? Tenía que saberlo, porque no podía quedarme así nada más.
Llegue a la hacienda y lo primero que vi, fue a un pequeño niño corriendo en el antejardín, correteaba las mariposas y la escena me calmó el alma, tan inocente criatura, ni siquiera se daba por enterado de lo que sucedía a su alrededor y de lo que podía ser su futuro si alguien no lo protegiera a él y hasta a su madre. Pensé en el padre del niño, el maldito que dijo ella ni se quiso hacer responsable ¿Cómo podría haber seres así? Los cuales se hacían llamar hombres y no eran más que un montón de desgraciados. Sentí asco por ese tipo de personas y también de Roger Mendiola, infeliz.
— Hola Dylan.
Salude al niño, quien al verme sorpresivamente corrió a mis brazos, y por instinto me arrodillé y lo recibí en un abrazo, ¿Qué era esto? Me sentí totalmente desubicado, pero no niego que fue hermoso.
— ¿Estás bien pequeño? ¿Ya comiste?
A todo asintió, y luego corrió tras la pelota, sentí que se me derritió algo en el pecho, ese niño en tan poco tiempo, se había convertido en algo muy importante para mí, lo único capaz de hacerme sentir así.
— ¿Estás sonriendo? No lo puedo creer, esta escena es digna de una foto.
Sebastián apareció de la nada y me sentí feliz de verlo, mi amigo llevaba dos años fuera del país, y aunque hablábamos por teléfono, no era lo mismo verlo en persona, así que lo abrace feliz.
— ¿Cuándo llegaste? Debiste avisarme para ir a buscarte, que gusto me da de que por fin estés aquí.
— Si te aviso daño la sorpresa, y mira que el sorprendido fui yo. ¿Cuándo tuviste un hijo? ¿Por qué no me habías contado?
— Oye, no es mi hijo, es una larga historia, la cual te contaré cuando encuentre el pedazo que le hace falta.
— Oh no, a mí me cuentas de una vez, porque el hecho de que el gran Alejandro Montalver tenga en su fuerte a un niño que no es nada suyo, lo cuide y lo proteja de la manera en que me han contado que has hecho, eso sí que es una bomba y quiero saber todos los detalles.
— Que chismoso me saliste, pero está bien, ven, sentémonos aquí y te cuento rápidamente los aspectos importantes.
Le conté a Sebastián los detalles y por dónde iba la cosa, él se molestó mucho.
— Ese viejo es un maldito, concuerdo contigo en que algún interés tiene de lastimar y hacerle mal a esa mujer y a su hijo. ¿Pero por qué? Ahora que ella esté aquí, lo averiguaremos.
— Es lo que pienso hacer, sin embargo, no quiero presionarla, no tienes idea de cómo sufría por su hijo, eso no se le hace a nadie.
Tome mi celular y llamé a Gonzalo, sentí que tardaba demasiado y quería que aquella madre se reencontrara con su hijo pronto. Por alguna razón, yo quería subsanar su dolor.
— Te ves inquieto, cálmate, ya dijo Gonzo que están por llegar, vamos a la sala, esperemos allí.
Acepte, tome al niño de la mano y fuimos a la sala a esperar.
Lorena.
Mis súplicas no tuvieron validez, porque luego me esposaron y dijeron que me llevarían a la prisión en la capital, en ese momento sentí que estaba totalmente perdida, ni siquiera pedí abogado, aunque sabía que tenía derecho a uno. En ese momento me sentí muerta en vida, y solo dejé que mi mala suerte hiciera lo que quisiera.
— Déjame quitarte las esposas, lamento haberte tratado así, creo que no eres culpable de nada de lo que se te acusa, una mala madre no sufriría de esa manera por su hijo perdido.
Me quedé estupefacta ante tal giró de actitud de ese hombre, ¿Qué estaba sucediendo?
— ¿Entonces no estoy arrestada? ¿Me va a dejar ir?
— Te voy a llevar con tu hijo, una persona lo encontró y quiere que te encuentres con él.