Herida en el Corazón

"Al otro lado, una chica observaba la interacción entre Lili y su hermano Devan, llena de amor y cariño, un cariño que ella deseaba tanto recibir de su hermano, pero esa esperanza era solo una vana ilusión.

Suspiré. Al principio, intenté ganarme tu afecto, hermano. Tenía que rogar por tu atención y acosar a los demás para que te fijaras en mí. Pero parecía que mis esfuerzos eran inútiles. Ahora soy consciente de que eso nunca sucederá. Suspiro. Espero que seas feliz, hermano. Prometo que me iré de tu vida, incluyendo no volver jamás cuando llegue el momento, murmuró.

¿Qué quiso decir Clara con eso? ¿Realmente se irá? se preguntó él en su interior.

Hola, dijo Bastian, que había estado observando en silencio y se sorprendió al ver a Clara detrás de él.

¿Estás bien?, preguntó Clara.

Estoy bien, respondió.

¿Y tú?, dijo con dulzura.

Estoy bien. Vamos adentro, ya casi suena el timbre para la clase del Sr. Bowo, dijo.

Como ordene, reina.

Jajaja, ¿qué dices? Pareces un refrigerador.

*****

¡Brakkkk!

La puerta de la cancha de baloncesto se abrió de golpe. Por suerte, estaba vacía y no había nadie.

Arghhh, maldición. ¿Por qué? ¿Por qué no soporto ver a Clara con otro? pensó.

No, no, tal vez solo estoy pensando demasiado. No puedo, no puedo. Ya tengo a Lili, así que debo controlar mis emociones. Está bien… Suspiró.

Él era Leon, el líder de la pandilla Antariksa.

***

Eran las 8:30 p.m. Clara regresaba de la escuela después de pasar el rato con sus amigos.

Llegaba un poco tarde porque estaba haciendo una tarea grupal en casa de Aldo.

Al entrar en la casa, Clara se detuvo al escuchar risas provenientes del interior de la mansión. Se veían tan felices, irónicamente. Una hija legítima y una hijastra, eso era lo que Clara Anderson sentía.

Clara ignoró los sonidos y se dirigió a su habitación, sintiéndose agotada por las tareas que le habían asignado.

"Clara, ¿ya llegaste?", preguntó Lili con su rostro angelical y su mirada fingidamente inocente, creando un silencio incómodo en el ambiente. También estaban presentes los amigos de su hermano, incluido Devan.

Clara solo miró a Lili con desinterés y respondió brevemente:

"Sí", respondió.

"¿De dónde vienes, Clara?, preguntó con suavidad.

No está bien llegar tan tarde a casa.

Especialmente siendo tú una chica, no está bien, dijo, sermoneando a Clara*.

Lili sonrió para sí misma. Esta vez, seguramente despertaría la ira interior de Clara. Solo quería provocar la furia dentro de ella, porque eso la haría quedar mal ante los demás.

De repente, la señora Ijah apareció desde la cocina después de escuchar las palabras de Lili y, indignada por su comportamiento grosero, intervino de inmediato:

"Señorita Lili, es usted quien está siendo extraña. Criticando a la gente y diciendo que no está bien que una joven llegue tarde a casa. ¿No se da cuenta de lo que dice? Está hablando de la hija de alguien. Debería tener más cuidado, señorita", espetó la señora Ijah, dejando a Lili sin palabras y apretando los puños.

Devan, al escuchar esto, reprendió inmediatamente a la señora Ijah:

"Señora Ijah", dijo.

"Jeje, lo siento, joven maestro, pero es que lo que dije es cierto. La señorita Lili es la única chica aquí, pero todas las noches viene aquí como si no tuviera casa", respondió sin remordimientos.

"Jeje, la señora Ijah se dejó llevar, joven maestro. Lo siento. Pero lo que dijo la señora Ijah es una lección, señorita Lili. No debería visitar la casa de otras personas tan tarde en la noche. Será mejor que regrese a casa", añadió.

Clara, al ver esto, contuvo la risa. Pfft.

"Ya está, señora Ijah. No les haga caso, no valen la pena. Mejor prepáreme un vaso de leche, señora Ijah. Tengo sueño y quiero dormir. Hoy tuve mucha tarea", dijo Clara.

"Está bien, señorita. Voy a la cocina a preparar su leche favorita", respondió la señora Ijah.

"Gracias, señora Ijah. En ese caso, subiré a mi habitación".

La atmósfera, que antes era animada, ahora estaba en silencio. Eso fue lo que sintió Bagas al entrar en la mansión por primera vez y escuchar las palabras de la señora Ijah. Lo que le dijo a Lili lo hizo sentir un poco culpable por la franqueza de su criada.

Mientras subía las escaleras, escuchó la voz de su padre llamándolo.

"¿De dónde vienes, Clara?", preguntó con tono severo.

"De un trabajo en grupo", respondió Clara con indiferencia.

"¿Un trabajo en grupo? ¿Y por qué no avisaste?", dijo.

"Disculpe, señor. La señorita Clara ya le había pedido permiso a la señora Jum. Hoy tiene mucha tarea, así que le avisó a la señora Jum", dijo la señora Ijah, que ya sabía que la señorita Clara llegaría tarde.

"¿Por qué le pediste permiso a la señora Jum y no a papá?", preguntó.

Antes de que Clara pudiera explicarse, la señora Ijah intervino:

"Es extraño, señor. Antes, cuando la señorita Clara le pedía permiso, usted la ignoraba. No le importaba si llegaba a casa o no. Parecía que no le importaba", dijo con franqueza, dejando a Bagas sin palabras.

La señora Ijah, al ver esto, simplemente se rio entre dientes:

"Jeje, lo siento, señor. Se me escapó. Volveré a la cocina", dijo y se fue inmediatamente a la cocina, temiendo la ira de su empleador.

Bagas se quedó callado al escuchar esas palabras que lo hicieron reflexionar sobre su comportamiento.

"¿Acaso me he olvidado de darle cariño? Lo siento", se dijo a sí mismo.

Mientras tanto, Clara, en su habitación, sentía un fuerte dolor de cabeza. Rápidamente, tomó la medicina que guardaba en su armario.

El autor no sabía qué medicina era, pero era la medicina secreta que había mantenido a Clara con vida durante todo este tiempo.

Nadie sabía que Clara había estado tomando esos medicamentos recetados por el doctor Seno.

"Un poco más, Clara. Aguanta. Cuando llegue el momento, nos iremos a un lugar mejor", dijo con alegría y tristeza a la vez.

"Mamá, espérame. Lo siento, mamá. Todavía no puedo perdonarlos. Haré que mi vida sea feliz en el tiempo que me queda", dijo mientras dejaba caer lágrimas y miraba con nostalgia la foto de su madre.