Mónica es una joven de veintidós años, fuerte y decidida. Tiene una pequeña de cuatro años por la cual lucha día a día.
Leonardo es un exitoso empresario de unos cuarenta y cinco años. Diferentes circunstancias llevan a Mónica y Leonardo a pasar tiempo juntos y comienzan a sentirse atraídos uno por el otro.
Esta es una historia sobre un amor inesperado, segundas oportunidades, y la aceptación de lo que el corazón realmente desea.
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Más que un simple regalo
Cuando el día del nuevo ultrasonido llegó, y como en las visitas anteriores, todo el grupo insistió en acompañar a Mónica a la clínica. Esta vez, las expectativas eran altas, ya que todos querían saber si finalmente descubrirían el sexo del bebé. El ambiente estaba lleno de emoción mientras caminaban hacia el consultorio.
-¿Crees que hoy sí nos dirán si es niño o niña?- preguntó Laura, con una sonrisa en los labios, mientras caminaba junto a Mónica.
-Espero que sí, aunque no me hago ilusiones- respondió Mónica, riendo levemente- Parece que mi bebé está decidido a mantener el secreto un poco más.
Una vez en la clínica, el grupo esperó afuera mientras Mónica ingresaba al consultorio, esta vez el médico había sido otro y no la doctora de la vez anterior, por lo tanto no les permitió entrar. Minutos después la muchacha salió de la habitación con una sonrisa agridulce.
-¿Y? ¿Sabemos ya que será?- preguntó Diego, anticipando la respuesta.
Mónica negó con la cabeza, sonriendo.
-No, aún no se dejó ver. Al parecer, tendremos que esperar hasta la próxima cita.
Los murmullos de decepción se esparcieron por el grupo, pero pronto fueron reemplazados por preguntas sobre los cuidados y recomendaciones que el médico le había dado.
-¿Te dijo algo sobre lo que deberías estar comiendo?- preguntó Cintia, siempre preocupada por los detalles.
-Sí, me recomendó que aumente el consumo de frutas y verduras, y que beba más agua- respondió la muchacha- También me dio algunas vitaminas para asegurarme de que todo esté en orden.
-Y sobre el ejercicio, ¿puedes seguir caminando con nosotras por el parque?- preguntó Rocío.
-Claro, mientras no me canse demasiado, está bien caminar. De hecho, es recomendable- explicó Mónica, agradecida por el interés de sus amigos.
El médico había respondido todas sus preguntas con paciencia, asegurando que todo estaba yendo bien con el embarazo. Aunque el sexo del bebé seguía siendo un misterio, el grupo se sintió aliviado al saber que Mónica y el pequeño estaban sanos.
De regreso a casa, Diego, quien iba al volante, hizo una pausa inesperada frente a un centro comercial.
-¿Por qué nos detenemos aquí?- preguntó Mónica, un poco desconcertada.
-Inés nos pidió que hiciéramos un encargo- respondió Diego, con una sonrisa que no lograba ocultar algo más.
Los chicos salieron del automóvil, y tras unos segundos de duda, Mónica los siguió, acompañada por las chicas. Caminaban por los pasillos del centro comercial, charlando animadamente, cuando de repente se detuvieron frente a una tienda de productos para bebés.
-¿Qué estamos haciendo aquí?- preguntó Mónica, con los ojos abiertos de par en par.
-Vamos, entra- insistió Laura, empujándola suavemente hacia el interior.
-Pero... ¿por qué?- preguntó Mónica, aún desconcertada.
-Solo entra, ya verás- dijo Alicia, sonriendo mientras las demás chicas la guiaban hacia adentro.
Al cruzar la puerta de la tienda, Mónica se quedó sin palabras. Las estanterías estaban llenas de diminutas prendas de bebé, mantas suaves, juguetes adorables y muebles para la habitación infantil. Laura y Rocío no tardaron en empezar a seleccionar pequeñas prendas de ropa, mientras Mónica las seguía, aún asombrada por lo que estaba sucediendo.
-Mira esto- dijo Rocío, levantando un pequeño gorrito amarillo- Es perfecto para el bebé.
-Y este body blanco es tan bonito, ¿no te parece? - agregó Cintia, mostrándole una prenda similar.
Mónica no podía evitar sonreír, aunque se sentía un poco abrumada.
-Pero... aún no sabemos si es niño o niña- dijo, con una mezcla de nervios y emoción.
-Por eso elegimos colores neutros-respondió Laura- Blanco y amarillo van bien para cualquier bebé.
Mónica seguía sin poder creer lo que estaba pasando. Las chicas recorrían los pasillos de la tienda con entusiasmo, eligiendo cuidadosamente cada prenda, como si fuera un ritual de bienvenida para el bebé. Mientras tanto, los chicos habían salido antes que ellas, con la excusa de que necesitaban hacer otra cosa, lo cual solo aumentó la curiosidad de Mónica.
-¿Dónde se habrán metido?- preguntó Mónica, mirando hacia la entrada de la tienda.
-No te preocupes, ya volverán. Seguro están comprando algo aburrido, como comida o algo así- bromeó Cintia.
Una vez que las chicas terminaron de elegir las prendas, regresaron al automóvil, donde los chicos ya las esperaban. Subieron al auto y emprendieron el camino de vuelta a casa. Mónica seguía sin poder asimilar lo que acababa de pasar en la tienda, pero estaba agradecida por el cariño y apoyo de todos.
Al llegar a la casa, las chicas comenzaron a bajar las bolsas con la ropa de bebé. Mónica suspiraba, emocionada, mientras intentaba procesar todo lo que había sucedido ese día. Sin embargo, la sorpresa aún no había terminado.
Minutos después de que todos entraran a la casa, el timbre sonó.
-Voy yo- dijo Diego, corriendo hacia la puerta-Samuel, ven conmigo- agregó, haciéndole una señal a su amigo.
Mónica observó, confundida, cómo ambos desaparecían por la puerta principal. No entendía qué estaba pasando, pero no tuvo tiempo de preguntarse más, porque, unos minutos después, Diego y Samuel regresaron cargando una preciosa cuna de color blanco.
-¿Qué... qué es esto?-preguntó Mónica, llevándose una mano a la boca, incapaz de contener la sorpresa.
- ¿Cómo qué es? Una cuna para el bebé, Moni- respondió Diego, con una sonrisa llena de orgullo- Sabemos que todavía falta un tiempo, pero queríamos que tuvieras algo especial.
Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Mónica mientras veía cómo sus amigos llevaban la cuna hacia su habitación. No podía creer lo que estaba pasando. Los chicos habían planeado todo en secreto, comprando la cuna como un regalo para su bebé.
-No tenían que hacer esto... no sé qué decir...- dijo Mónica entre sollozos, mientras las chicas la rodeaban, dándole abrazos.
-Es lo menos que podemos hacer- dijo Laura, acariciando su espalda- Sabes que siempre estaremos aquí para ti y para el bebé.
-Además, esta cuna es perfecta para tu pequeño o pequeña. Queríamos que tuviera un lugar bonito donde dormir- añadió Rocío, con una sonrisa tierna.
-Es preciosa... es más de lo que podría haber soñado- dijo Mónica, limpiándose las lágrimas mientras intentaba calmarse.
-No llores más, Moni. Hoy es un día para celebrar, no para llorar- dijo Cintia, con una sonrisa traviesa.
-Es que no puedo evitarlo... esto es demasiado. No sé cómo agradecerles- respondió Mónica, aún emocionada.
-No tienes que agradecer nada- dijo Diego, acercándose a ella- Somos tu familia ahora, ¿recuerdas? Y eso incluye al bebé.
Mónica asintió, aún sin poder creer lo afortunada que era de tenerlos a su lado. Mientras los chicos colocaban la cuna en su habitación, las chicas la guiaron hacia la cocina, donde Inés le ofreció una taza de té para calmarse.
-Ahora que tienes una cuna, solo falta decorar la habitación- dijo Laura, intentando animarla.
-¿Qué te parece si elegimos algunos colores para las paredes?- añadió Rocío, emocionada con la idea.
-Me parece perfecto- respondió Mónica, sonriendo entre lágrimas- Aunque no sé si podré con tanta emoción.
Las chicas rieron, abrazándola nuevamente mientras caminaban de regreso al salón.
-Te lo mereces, Moni. Has pasado por mucho, pero ahora las cosas solo pueden mejorar- dijo Laura, con cariño.
Más tarde esa noche, cuando Mónica se retiró a su habitación, se quedó mirando la cuna por un largo rato. No podía dejar de sonreír mientras pensaba en lo afortunada que era de tener a esas personas en su vida. Se acostó en la cama, con una mano en su vientre, y susurró:
-Mira, pequeñito, ya tienes una cuna. Estamos rodeados de personas increíbles que nos cuidan y nos quieren. Somos muy afortunados.
Con esa tranquilidad en su corazón, Mónica cerró los ojos y dejó que el sueño la envolviera, sabiendo que, pasara lo que pasara, no estaría sola en este nuevo capítulo de su vida.
toda la historia en sí está genial
ansiosa a la espera de lo que sigue co esta pareja