¿Qué es lo primero que haces cuando encuentras a alguien herido frente tu puerta? Ver si sigue vivo?, llamar una ambulancia?.
No. Lo primero que Michael hizo fue pensar que era lindo.
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CAP 6
La apariencia casi humana y su comportamiento escalofriante hicieron que el corazón de Michael latiera con terror.
Bum, bum, bum... El sonido resonaba en sus oídos, y lo que era aún más aterrador era que el pelinegro sospechaba que el vampiro podía oír su ritmo acelerado. La sonrisa macabra del ser, con sus largas y aparentemente afiladas garras y colmillos, lo perturbaba.
¿Un arma? Necesito un arma... se repetía en su mente confusa, tratando de recordar dónde la había dejado tras los eventos del día anterior. Estar completamente desarmado mientras un monstruo lo acechaba le provocó un escalofrío. ¿Por qué su vida había dado un vuelco desde que conoció a Elysian? Aunque pensó que ese día sería su día de suerte, ahora sentía que solo habían sucedido desgracias.
El vampiro le lanzó una mirada fugaz que lo hizo sentir incómodo. Es un pervertido, un pervertido que ama la sangre, pensó con desdén.
El ser amenazante amplió su sonrisa y se lanzó a atacar al Cazador con sus garras, a una velocidad aterradora. Elysian reaccionó al instante, desabrochando el dije de su collar; la cruz se transformó en un sable en un movimiento fluido. Con un empujón firme, apartó a Michael y bloqueó el ataque con la espada, el metal chocando con un estruendo que resonó en la habitación.
El vampiro soltó un chillido agudo que resonó en la habitación, y unas alas negras, similares a las de un murciélago, emergieron de su espalda. Con un golpe de viento, cambió de dirección y contraatacó ferozmente. Se lanzó hacia Elysian, sus garras brillando en la luz tenue, buscando desgarrar su carne.
Elysian esquivó el primer ataque, girando ágilmente sobre sus talones, pero el vampiro fue más rápido, lanzándose en un giro mortal. Las garras del vampiro rozaron la camisa del cazador, rasgándola y dejando una línea roja en su piel. La batalla estaba en su punto más intenso.
El aire se convirtió en un torbellino a su alrededor, golpeando a Elysian y empujándolo junto a su espada contra la pared. Michael sintió un dolor agudo en el pecho, como si el viento mismo estuviera intentando desgarrarlo. ¿Era esto lo que Elysian estaba sintiendo? Se preguntó con desesperación. Era doloroso; en esa situación, se sentía inútil.
—¡Elysian...! No... déjame intentarlo... Puedo ser de ayuda... No... déjame ser útil... —gritó Michael, gimiendo en voz alta, confundido por la impotencia y el dolor. Ser inútil le recordaba su triste infancia y se sentía atrapado en una sombra emocional.
Aún contra la pared, el peliplateado respondió: —¡Ya eres útil!... —. Usando su aura en el vínculo.
Esa declaración atravesó la mente caótica de Michael y lo forzó a volver a la realidad a través del lazo que compartían.
—Cazador... ¿qué pasó? Te volviste débil como un mísero humano —dijo despreciativamente el vampiro, preparándose para atacar nuevamente.
Con un gruñido malhumorado, Elysian hizo un esfuerzo por levantarse. Su cuerpo podía estar debilitado, pero su determinación era feroz. En un movimiento rápido, giró su sable, arremetiendo contra el vampiro en un ataque. La espada cortó el aire, buscando abrir una brecha en la defensa del monstruo.
El vampiro se agachó, esquivando por poco el ataque, y contraatacó con un puñetazo que Elysian bloqueó con su espada, el sonido del metal resonó en toda la habitación. Con un giro ágil, el cazador aprovechó la inercia y arremetió hacia adelante, deslizándose bajo el vampiro mientras lanzaba una patada a su pierna, derribándolo.
—Los animales... no deberían hablar más de lo que pueden —respondió Elysian, invocando su amuleto, una cruz en forma de espada, mientras se levantaba, listo para el siguiente intercambio.
Al observar a Elysian esforzarse por mantenerse en pie y, aun así, luchar con fuerza, la mente de Michael se llenó de preguntas. ¿Era ese el cazador en quien tenía tanta confianza y que irradiaba poder? Si estaba tan mal, ¿por qué se levantaba? Su fuerza de voluntad y su ayuda en sus pesadillas lo cautivaron y modificaron ligeramente su percepción.
Debo ayudarlo, concluyó. Ese sería su pago... No le gustaba tener deudas.
Lentamente, se levantó, observó sus alrededores en búsqueda de un arma, se fijó en una lámpara cercana, la tomó y, con determinación, la alzó. Empleando lo último de su fuerza, golpeó al vampiro, sintiendo el cristal romperse al impactar contra el monstruo.
El monstruo giró en su dirección, listo para el ataque, un humano al que no prestaba atención, había intentado acabar con él. —¡Tú...! —lo oyó gritar, unos segundos después de que una espada con un brillo azulado lo atravesara por la espalda.
La cara del vampiro se desquebrajó mientras decía: —Crees que las cosas terminarán de una manera simple... mi clan me vengará, jaja, cuida bien a tu mascota, cazador —rió maníacamente en sus últimos momentos de vida, dejando una amenaza. Su cuerpo se incineró y se convirtió en cenizas.