Katherine, una universitaria tranquila, se ve envuelta en una apasionada relación con Areu, un misterioso joven italiano con un carácter fuerte. Tras una noche intensa, sus vidas se entrelazan, pero Areu guarda oscuros secretos que podrían destruir lo que están comenzando a construir. Mientras la atracción entre ellos crece, él lucha por protegerla sin revelar su peligrosa verdad. ¿Podrá Katherine enamorarse de alguien cuya vida está llena de sombras?
NovelToon tiene autorización de Scarlet Ortiz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
|5|
...[Desicion Final]...
Una vez dentro de la habitación me acuesto y segundos después siento como el tambien se acomoda y se tapa con la cobija.
– Buenas noches Kath - dice mirándome directamente.
– Buenas noches Areu - respondo y me giro a un lado para evitar seguir con las miradas.
Luego de varios minutos, que se sienten como horas, de dar vueltas, de no poder dormir y de pensar en el hombre que está a centímetros de mi en la misma cama, me comienzo a debatir en que debería hacer.
En serio me atrae Areu, cada mirada, cada risa y cada roce casual que hay entre nosotros me pone a pensar en querer ir más allá. Pero ¿Por qué un hombre que solo conocí hace unas horas puede hacerme sentir demasiado? Solo necesito un tipo de empujón o señal para darle paso a esta aventura.
– ¿No puedes dormir? - la señal llega. Y sin darle más importancia a la razón le doy paso al deseo solo por esta noche.
– No, estaba pensando - giro y quedamos frente a frente, con una corta distancia entre nosotros
– ¿En que?
– Dijiste que te negara un beso si me lo pedías… - me observa de manera confundía - pero no hablaste sobre el que yo te pidiera uno.
Sus ojos se oscurecen y sin dudarlo más me acerco acortando totalmente el espacio entre nosotros y lo beso.
Sus labios chocan con los míos con una urgencia que me deja sin aliento. No hay titubeos ni suavidad, solo deseo crudo y desbordante. Siento su mano aferrarse a mi cintura, arrastrándome sobre él, como si necesitara sentir cada centímetro de mi piel contra la suya. El calor de su cuerpo me envuelve y el roce de su lengua contra la mía desata un escalofrío que me recorre entera.
No pienso ni respiro. Solo lo beso más fuerte, devolviendo cada caricia con la misma intensidad, como si en ese momento nada más importara. Mis dedos se enredan en su cabello, tirando de él con desesperación, mientras nuestras respiraciones se mezclan en jadeos cortos y hambrientos. La habitación desaparece, y solo quedamos nosotros, perdidos en ese beso que quema más que cualquier palabra o infierno.
Al terminar ese beso siento ganas de continuar e intensificar la situación.
– Si seguimos me va costar detenerme, Katherine- lo dice con la voz gruesa pero siento algo más en su voz, como si tuviera ese acento característico italiano pero enseguida lo alejo de mi mente porque cada que hablamos su voz es neutral sin acento de nada.
– No quiero que te detengas, haz exactamente lo que estás planeando hacer conmigo porque quiero que el resto de la madrugada lo pasemos así - inmediatamente me gira quedando esta vez yo abajo y él entre mis piernas.
– Si vieras todo los que quisiera hacerte no dijeras eso - dice mientras va subiendo su mano lentamente desde mi muslo, pasando por cintura hasta agarrar uno de mis pecho por encima de la ropa arrancándome un gemido involuntario, para terminar con mano en mi cuello para volverme a besar de una manera que parece que fuera su presa.
Yo levanto mi cadera para sentirlo más cerca, comienzo a rezarle en su miembro pero me detiene con su mano libre.
– No comas ansias, Kath - comienza a desabrochar la camisa que tengo puesta y solo puedo hacerle caso mientras miro atenta sus movimientos. Luego quita el pantaloncillo dejándome completamente desnudarte a sus ojos.
– Eres espectacular, te ves como una diosa debajo mío, si solo te vieras. - dice una gravedad en sus voz que me hace querer apretar las piernas de deseo pero él no lo permite así que giro la cara avergonzada.
El va dejando su ropa en el piso para después comenzar a besarme de los pies y subir a mi pecho, se mete un pezón a la boca y lo agarra con su mano, y yo suelto un sonido lastimero tratando de no gemir.
– Suéltate Katherine - agarra mis manos y las subes por encima de mi cabeza - te quiero gimiendo para mi y por mi toda la maldita noche.
Abre un cajón de la mesita de noche, saca un condón que se coloca y se pone entre mis piernas.
– Desde ahora te quiero no gimiendo gritando por mi Katherine. Cada vez que lo retengan yo atravesé tu organismo y créeme no será nada satisfactorio