Hay amores inolvidables, amores para toda la vida y amores imposibles. Está es la historia de Lina una chica musulmana con un gran amor capaz de afrontar cualquier dificultad, sobre todo leal a su amado Amir. Un amor prohibido por el padre de Amir, ya que Lina no seguía las costumbres del islam. Ibrahim jamás permitirá que una mujer de cuna inferior e infiel a la religión entrara a su familia, aunque esa era la excusa ya que él la deseaba con locura. Lina y Amir aprenderán que el tiempo y la distancia no es capaz de terminar su gran amor, descubrirán que pueden volver a luchar para encontrar el paraíso en su unión.
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No hay otra
Capítulo 17
Ibrahim estaba furioso por no haber podido atrapar a Lina, a sus recuerdos ella se veía tan diferente. Se veía tan bella aún vestida como una occidental común, pero se veía sin duda más hermosa. Suponía que seguía viviendo en España, así que volvió a llamar a su investigador para encontrarla.
—Señor Rashid, ¿sigue con nosotros?—
—Lo siento Ekrem estaba pensando, ¿qué me decías?—
—Le decía que necesito que su hijo Amir venga a reunirse conmigo para hacer el trato. Sé que con usted lo negocié pero si el dinero proviene de su hijo, él es el indicado para firmar nuestro acuerdo.—
—Está bien, en unos días él estará aquí para reunirse contigo. Ahora si me disculpas debemos irnos.—
—Fue un gusto tenerlos aquí, que tenga un buen viaje.—después de que Ibrahim se marchó
Ekrem pensaba en Lina, lo contagió del miedo que ella sentía. Sus ojos estaban llenos de sufrimiento y terror.
—¿En qué piensa señor?—preguntó Cihan
—Hoy salve a una jovencita, creo que la intentaban secuestrar. Debe ser horrible vivir con miedo, afortunadamente pude ayudarla. En cuanto al señor Rashid hay algo en el que no me convence. Por eso pedí que su hijo viniera a firmar, hay padres capaz de robar o hacer cualquier cosa en contra de sus hijos.—
—Ahorita que tocas el tema, ocurrió algo extraño. Por un momento desapareció de mi vista no solo el, también su acompañante. Unos minutos después él llego manchado de café y se veía realmente furioso.—
—Tendrá algo que ver con la joven que ayude, porque ella mencionó que se encontró al hombre que le arruinó la vida. Estaba huyendo como una gacela de un león, así que mejor investiguemos bien a los Rashid. Por si las dudas, los hombres de Arabia son de cuidado. También investiga a Lina Fayed, por favor pero no comentes con nadie el nombre de esa joven, porque si se está está escondiendo no quiero arriesgar su seguridad.—
—Como usted lo ordene señor Ekrem.—
Ekrem era un hombre de negocios, que además se distinguía por su gran calidad humana. Pero no era ingenuo y aunque confiaba en las personas, siempre verificaba que fueran personas honorables.
Más tarde Lina volvía a casa, sabía que ahí nunca la encontraría. Al llegar decidió no decirle nada a sus padres, para no darles más preocupaciones.
—Hija regresaste antes, ¿todo bien?—
—Si papá, Kate regresó y aproveché para no volver sola.—
—¿Que tienes mi vida?—
—Nada papá fue algo increíble el congreso, sé que me volveré la mejor cirujana y especialista en traumatología. Me gusta estar en urgencias, ¿Ismael está durmiendo?—
—No creo tu madre lo está bañando.—
—Subiré a saludar, padre te quiero.—
—También yo mi princesa.—
Lina subió a la habitación del pequeño Ismael, su madre aún lo vestía.
—Hola mamá, me dejas ayudarte.—
—Si mi amor, mientras le pido a Nadia que te prepare algo de cenar. Y yo me encargo de llevarme todo esto para la ropa sucia.—
Lina tomó al pequeño Ismael entre sus brazos, tomó asiento en la mecedora. Mientras trataba de arrullarlo, le platicaba lo que había ocurrido. Ismael se había vuelto su motor y su fuerzas para seguir, estando a su lado todo era mejor.
Días después Amir preparaba su maleta para viajar a Madrid, pero Iris estaba descontenta todo el tiempo, se volvía cada vez más insegura. Amir trataba de hacerla sentir feliz, pero no lo conseguía. Se la pasaba reclamándole cualquier cosa por más insignificante que esta fuera.
—Yo voy contigo.—
—Voy a un viaje de negocios, no tardaré. Además sigues recuperándote del último bebé que perdimos, no es prudente que viajes.—
—Vas a buscar una segunda esposa verdad.—
—En Madrid hay mujeres de occidente, no musulmanas. Como voy a buscar una segunda esposa, ya te he dicho hasta el cansancio que no haré eso.—
—Amir tú eres lo más importante para mí, te amo y no estoy dispuesta a compartirte con nadie. Vamos intentemos una vez más tener un hijo.—
—No Iris no voy a seguir arriesgando tu vida, debo cuidar de ti.—
—Eres un hipócrita, no quieres tener hijos conmigo. Quisiera saber la razón, es por otra mujer verdad.—
—Ya basta Iris, que no. Es más sencillo que me divorcie de ti a que yo me case con otra sin amarla, no volvería a cometer ese error. Nuestro matrimonio está muy lejos de ser el paraíso, esa es la respuesta que necesitabas. Ya estoy cansado de tanto cuestionamiento, y de tus inseguridades.—
—Pues no te creo nada, y mientras yo cumpla con mis obligaciones no tendrás motivos para anular nuestro matrimonio. Jamás voy a perderte.—
—Tu sabes, pero ya déjame tranquilo con el tema de la otra.—
Amir sentía que Iris abusaba de su buena voluntad, tal vez lo que necesitaba era reforzar su carácter, ya estaba cansado de que tanto ella como su padre lo manipularan a su antojo. No había día que no se arrepintiera de haberse casado con ella, su cobardía evitó que se enfrentara a su padre. Por eso viviría con el remordimiento todos los días de no haber defendido a su gran amor.
Como ya lo había dicho Amir viajó a Madrid para reunirse con Ekrem, tenía años sin ir a España. El corporativo de los Demerci era enorme, sin duda estaba tratando con una familia poderosa.
—Señor Demirci, lo busca Amir Rashid.—
—Hazlo pasar prepara la sala de juntas, llama a Cihan, también a Vasco y de una vez a Madrigal. Hoy entra un nuevo socio a nuestra empresa.—
—Si señor.—dijo su asistente
Era joven para ser el líder de todo un imperio, heredado siglos atrás. Tenía una personalidad imponente y desafiante, su experiencia era mayor que la de Amir, si se dejaba guiar Ekrem lo volvería exitoso y autónomo.
Amir se sintió intimidado al conocerlo, pero también le inspiraba mucha confianza. Ekrem observaba lo diferente que se había imaginado a Amir, tenía un parecido físico a su padre Ibrahim. Pero le daba más confianza, y sin temor a equivocarse sería más sencillo llevar una sociedad más amable con él que con Ibrahim.