En La Trampa De Un Mafioso

— Conmigo no intentes nada sexual— dijo Osiris— Puedo soportar todo excepto que tengamos sexo.

— ¿Eres virgen?— Preguntó Dominik con intriga.

Osiris se quedó en silencio, evitando así decir la verdad.

— ¿Tú eres virgen acaso?— Respondió Osiris.

Dominik se puso rojo como un tomate y le cubrio la cara con la sábana.

— He estado con tantas mujeres, que es vergonzoso decirlo— contestó Dominik.

Osiris se destapó la cara y le beso la frente.

— ¿Pero no podías amarlas cierto?— Preguntó Osiris.

— ¿Tu amabas a tu ex novio?— Preguntó Dominik curioso.

Osiris sonrió y no sabía cómo describir lo que sentía. Había querido a su ex novio, pero nunca logro ir más allá que unos cuantos besos.

— Te enseñaré que se siente ser amado— Dijo Osiris poniendo ambas manos en el rostro de Dominik — ¿Tus padres nunca te lo demostraron?.

—Mi padre era un hombre violento, que me hizo asesinar a una edad temprana y mi madre me abandonó al tenerme — Contestó Dominik — Mi padre la violó.

Osiris se levantó de la cama y se sentó en la orilla de la cama.

— Tu infancia fue dura —

— Uno aprende a sobrevivir— contestó Dominik abrazándola por detrás .

— Abandona este tipo de vida y seamos felices— dijo Osiris.

— Este tipo de vida lo he llevado desde que nací, ¿un monstruo puede obtener la felicidad?—.

Osiris sonrió mostrándole cierta esperanza a Dominik, Dominik respeto el espacio de Osiris, mirando por primera vez una mujer que no se revolcaba en su cama.

Días después parecía que Osiris se había acostumbrado a ese tipo de vida, miraba cada noche como llegaba cubierto de sangre Dominik sabiendo que había asesinado y torturado a alguien nuevo. Dominik se quitaba la ropa y la incineraba en la chimenea. Osiris observaba y no decía nada.

— ¿No preguntarás a quién mate hoy?— Preguntó Dominik un poco molesto al ver la indiferencia de Osiris ante sus asesinatos.

— No quiero saberlo — Contestó Osiris sin temor.

Dominik se puso frente a ella y camino unos pasos hasta ponerla contra la pared.

— No te da miedo que pueda acabar contigo — Dijo Dominick recargando su cabeza en el hombro de Osiris.

— Dominik, no creas que soy tan inocente — Dijo Osiris acariciando su cabeza— Yo también soy un monstruo.

Dominik se alejó de ella y le tomo la mano.

— Tu nunca podrías ser un monstruo —.

Osiris sonrió y mirándolo a los ojos confesó una verdad que la convirtió en un monstruo.

— Yo maté a mi familia —

Dominik se rrioy siguió incinerando su ropa. Osiris se sentó a su lado mirando como la ropa llena de sangre se quemaba, y ver cómo la risa de Dominik seguía, no quedó más que preguntar el por qué no le creía.

— ¿Por qué ries?— Preguntó Osiris molesta.

— Alguien como tú no puede hacer esas cosas— Contestó Dominik incrédulo.

Osiris sonrió y se quitó la camisa mostrando así, las cicatrices que tenía en la espalda, y pecho. Cicatrices enormes y otras que parecían haber sido hechas por cigarrillos.

— Cuando han profanado tu cuerpo de este modo, ya no hay vuelta atrás — Contestó Osiris con cierta melancolía.

Dominik se detuvo en seco, su risa desapareciendo instantáneamente. Su mirada se fijó en las cicatrices que cubrían la espalda y el pecho de Osiris, su expresión cambió a una de shock y horror.

— ¿Quién te hizo esto? —preguntó, su voz baja y llena de rabia.

Osiris se encogió de hombros, su sonrisa aún en su rostro.

— Mi familia me vendío—dijo.

Dominik se sintió un golpe en el estómago, su mente intentando procesar la información. No podía creer que alguien hubiera hecho eso a Osiris, que alguien hubiera podido lastimarla de esa manera.

—Se siente bien confesarlo—dijo, su voz llena de emoción— se que no me verás cómo un monstruo.

Osiris se puso la camisa de nuevo, y volvió a su mirada suave. Abrazando a Dominik, se sintió segura.

Lo tomó de la mano y lo hizo salir fuera, donde había un hermoso jardín, observaba las rosas marchitas que adornaban el ambiente.El sol iluminaba cada rincón de esa mansión y sus jardines, iluminando así algo que llamó la atención de Osiris.

— ¿Por qué es lo único marchito aquí?— Preguntó Osiris señalando las rosas grisaseas.

—Intente mantenerlas vivas, pero murieron— Contestó Dominik tocando los pétalos, y estos se deshacían al mínimo contacto pues su fragilidad era claramente notoria — No podían estar vivas, fue difícil cuidarlas después de 6 años.

Ese rosal había sido algo muy importante en la vida de Dominik, y al ver marchitas las rosas le hizo darse cuenta de que su padre tenía razón al decir que no merecía nada que pudiera ser hermoso. Osiris notó la mirada perdida y melancólica de Dominik

— Señor López, sucedió una emergencia — Dijo uno de los hombres de Dominik en su oído.

Dominik se fue despidiéndose con una sonrisa y dejando a Osiris en el Jardín, no sin dejar a un guardaespaldas a su cuidado.

Osiris observó el rosal y no podía dejar de pensar en la manera de salvar un poco lo que fue de ese rosal.

Arrancó un retoño de edelal, un retoño que aún no se marchitaba.

Hizo un pozo pequeño a un metro del otro rosal y clavo ahí el retoño. Vio la mirada del guardaespaldas que parecía intrigado al ver cada uno de los movimientos de Osiris.

—¡No solo te quedes mirando y ayúdame!— Grito al guardaespaldas.

—Señora, no puedo acercarme a usted, son órdenes del señor López— respondió el guardaespaldas.

—No, no me llames así —interrumpió Osiris—. Me llamo Osiris.

El guardaespaldas se disculpó y se mantuvo en silencio, observando cómo Osiris cuidadosamente regaba el retoño y lo cubría con tierra.

—¿Qué está haciendo —preguntó finalmente el guardaespaldas.

Osiris sonrió.

—Estoy dando vida a algo que se pensaba que estaba muerto —dijo— Por una extraña razón siento que se todo sobre los rosales pero solo mi subconciente lo sabe.

El guardaespaldas la miró con curiosidad.

—¿Cree que puede salvar el rosal? —preguntó.

Osiris asintió.

—Ese rosal fue muy valioso para Dominik, ¿No es así?—dijo.

El guardaespaldas sonrió ligeramente.

— El señor cambio cada vez que veía como morían cada una de las rosas— Contestó el guardaespaldas dando un leve suspiro — Ese rosal era el único recordatorio del momento donde más sintió felicidad.

Continúaraa.