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De Señora Davenforth A Montgomery

De Señora Davenforth A Montgomery

Status: En proceso
Genre:CEO / Amor de la infancia / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Casada con el millonario / Amante arrepentido
Popularitas:2.3k
Nilai: 5
nombre de autor: 𝐁𝐄𝐀𝐓𝐑𝐈𝐙 𝐘𝐎𝐒𝐄𝐅

Grayce pensaba que conocía el amor, pero su matrimonio con Seth se ha convertido en una prisión de desprecio y agresión. Cuando la misteriosa Dahlia, supuesta amiga de la infancia de Seth, entra en escena, las traiciones comienzan a salir a la luz, desmoronando la fachada de su vida perfecta.

En su desesperada búsqueda de libertad, Grayce se cruza con Cassius, un hombre cuya arrogancia y misterio la obligan a cuestionar todo lo que creía sobre el amor y la lealtad. ¿Puede un contrato con alguien tan egocéntrico y desafiante realmente salvarla de su pasado oscuro? ¿O solo la llevará a un nuevo abismo?

Lo que comienza como un acuerdo frío y calculado, se transforma en una pasión ardiente e inesperada, desafiando las sombras que han dominado su vida.

¿Hasta dónde llegará Grayce para reclamar su propia felicidad?

¿Podrá Cassius ser la chispa que ilumine su camino o será solo otra sombra en su vida?

NovelToon tiene autorización de 𝐁𝐄𝐀𝐓𝐑𝐈𝐙 𝐘𝐎𝐒𝐄𝐅 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 14

El aire en la sala se tornó denso y pesado cuando finalmente me enfrenté a Seth, parado como un guardián justo al lado de Dahlia, que aún yacía en el suelo. El rincón donde había tratado de encontrar refugio ahora era una trampa, y el torbellino de emociones que me abrumaba no dejaba espacio para la calma.

Seth se alzó, haciendo un esfuerzo vano por comprender qué estaba sucediendo. Su mirada entrecerrada alternaba entre Dahlia y yo, como si ambos fuéramos enigmas que debía resolver. Pero yo sabía que, en ese juego de máscaras, él nunca había sido el jugador más astuto.

—¿Por qué siempre tienes que hacer drama, Grayce? —su voz fue fría, impregnada de una indignación que me heló el corazón. Su tono despreciativo cortó cualquier vestigio de calidez en la habitación—. ¿Acaso no puedes dejar las cosas en paz?

¿Drama? La palabra resonó como un eco burlón en mi mente. Era una realidad amarga, uno de esos giros que no sabes si reír o llorar.

—Grayce, ¿qué demonios te pasa? —la voz de Seth brotó con fuerza, cortando el aire como un cuchillo. Su incredulidad fue un golpe en el estómago. «¿Así es como me ve? ¿Como una agresora?» Vi su rostro lleno de desdén, y aunque estaba dolida, una chispa de desafío se encendió en mí.

—¿A qué te refieres, Seth? ¿A que yo sea la mala de la película aquí? —respondí, mi voz más firme de lo que me sentía en ese momento. Sentía que las defensas levantadas en mi interior se resquebrajaban. —Solo he tenido suficiente de esta farsa.

Dahlia, aún tirada en el suelo, miró a Seth con ojos suplicantes, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa que desafió a la sinceridad.

— Ay, Grayce, no tenía idea de que estabas tan sensible. Es solo que… probablemente te molestaste por algo que dije. No era mi intención hacerte sentir así. —Su tono era meloso, como si intentara envolverme en algodón de azúcar. Pero conocía esa táctica demasiado bien. Era la misma actuación de siempre, una forma de desviar la atención, de convertir la culpa en compasión. Sus palabras eran un veneno disfrazado.

— Conmigo no tienes que fingir, Dahlia —le respondí, con una sonrisa sardónica—. Sé bien qué tipo de mujer eres. Aquella que siempre busca ser el centro de atención. La dulce, pero letal, sirena que atrae.

Su intento de dulzura era tan evidente que dolía. Esa faceta de Dahlia, siempre azucarada y omnipresente, buscaba atraer la atención de Seth como un imán a un clavo. Lo conocía demasiado bien; su manipulación era un arte.

Los ojos de Seth se entrecerraron; mientras la incredulidad lo envolvía. —¿Por qué no puedes ser simplemente amable? —preguntó, su tono despectivo reforzando mi frustración. Su mirada se fijó en mí, como si mi propia existencia fuese un papel en el que él no quería leer.

Seth pareció tambalearse entre nuestras palabras, sus ojos moviéndose de una a otra, buscando claridad en un mar de confusión. Mi corazón latía fuerte mientras miraba a Dahlia, y entonces, decidí que ya era suficiente. Fue un acto impulsivo, pero no pude evitarlo.

—Abre bien los ojos, Seth. Mira cómo realmente se ve un empujón — dije y, con un movimiento rápido, la agarré por el brazo y la empujé hacia atrás. Ella se cayó al suelo con un grito exagerado que sonaba más a teatro que a dolor. — ¿Ves cómo realmente se ve un empujón?

—¡Grayce! —gritó, como si mi acción hubiera sido el mayor escándalo del mundo. La indignación en su voz era casi palpable. En un instante, se acercó y, en un arranque de furia ciega, me empujó.

Seth, con su voz elevada, llena de furia y protección hacia su amiga. En un solo movimiento, se lanzó hacia mí, empujándome con fuerza. Me quedé atónita, incapaz de procesar que había golpeado a su propia esposa por una mujer que no era más que un espectro egoísta.

El golpe me dejó helada. Él había empujado a su propia esposa, y en su mirada había un matiz de defensa hacia Dahlia, como si ella fuera la víctima en toda esta realidad retorcida. Me quedé quieta, anclada en la comprensión de que ya no importaba cuánto amor intentara dar; para él, la lealtad siempre se había inclinado hacia una imagen distorsionada de lo que creía correcto.

—¿Qué te pasa? —exclamé, sintiendo la ira surgir como un volcán.

—¡No puedes tratarla así! —vociferó, su mirada llena de incredulidad y rabia. En ese momento, vi las piezas caer en su lugar, una revelación amarga. Era evidente que él todavía veía a Dahlia como una víctima, y su furia se volcaba sobre mí.

Me reí sarcásticamente, sintiendo la traición hundirse más hondo que cualquier empujón.—Ya entiendo todo —musité, riendo sarcásticamente, aunque mi corazón ardía de enojo—. Al parecer, yo soy la que sobra en esta historia. ¿Verdad? —exclamé — entonces está claro que yo soy la que sale sobrando aquí, ¿no es así? —supe que lo decía con frialdad y desprecio, pero también con un profundo dolor escondido en el fondo de mi ser.

Me levanté del suelo, la ira pulsando en mis venas como un torrente. Estaba cansada de ser un mero personaje en este juego de roles, y no podía soportar la idea de ser un punto de inflexión en el caprichoso destino de Seth y Dahlia.

La risa se convirtió en una risa fría, casi burlona. —Ya entiendo todo, Seth. La verdad es que, para ti, yo no soy más que un decorado en esta casa, mientras que ella... —miré a Dahlia, que ahora se incorporaba, ajena a la tormenta que había desatado— es la víctima aquí.

—Grayce… —comenzó Seth, pero mis pasos ya me llevaban lejos de su perfecto mundo de ilusiones.

—No te molestes. —El tono que tomé fue frío y decisivo, como si la distancia que estaba creando entre nosotros fuera un muro. Cada paso que daba hacia mi habitación era un acto de liberación, una reafirmación de que merecía más que ser una opción.

Y sin darles tiempo a responder, caminé hacia la habitación. La necesidad de alejarme de la escena, del dolor, del amor que se había convertido en una lucha constante, era más fuerte que mi orgullo herido. Podía sentir sus ojos ardientes en mi espalda. A pesar de todo, la ironía era amarga; había sido yo quien había decidido irme, pero en ese momento, parecía que también dejaba atrás una parte de mí misma.

Seth me siguió, la puerta de la habitación se cerró suavemente detrás de nosotros. El silencio reinaba, pero la tensión colgaba en el aire, palpable. Necesitaba entender por qué ambos parecían perderse en la espiral de decepción y celos, mientras tanto yo me quedaba ahí, luchando por encontrar mi propio lugar.

—Grayce, espera —dijo él, su voz más suave, pero todavía llena de frustración. No podía soportar ese tono. Quería que me viera, que me escuchara, no que buscara un escenario para su drama personal con Dahlia.

—¿Esperar para qué? ¿Para que me digas que me equivoqué? O que debería disculparme por defenderme de la manipulación de tu amiga? —mi voz resonó en el espacio, llena de toda la rabia que había acumulado.

—No es así. Estoy tratando de entender. —Su mirada era intensa, pero no había nada en ella que me convenciera.

—Entender —repetí, riéndome entre dientes—. Esto nunca ha sido sobre entender, Seth. Siempre se trata de ti, de lo que tú sientes, de cómo te afecta todo esto. Y yo, simplemente, siempre estoy un paso atrás, ajustando mis deseos a tus necesidades.

Me di la vuelta, sabiendo que debía permanecer firme. La verdad era que él no podía oírme, no en medio de su confusión. Pero lo que realmente importaba en ese momento era que necesitaba saber quién era realmente yo, más allá de ser una esposa, más allá de ser su opción.

—Quizás esta vez, deberías abrir bien los ojos —le dije en voz baja, con un tono cargado de resignación—. Porque puedo seguir adelante sin ti, y quizás eso sea lo que realmente no quieres entender.

Con esas palabras resonando en el aire, abrí la puerta, dejando a Seth atónito y perdido. Lo último que vi antes de cerrar la puerta fue su expresión, una mezcla de confusión, miedo y, tal vez, un destello de comprensión. Una nueva realidad comenzaba a formarse, y estaba lista para enfrentarla, sola o no.

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bruja de la imaginación 👿😇
será q el prometido era 😲uy esto está cada día más interesante
Maria Lorena Martinez Ortiz
maravillosa historia autora felicidades
bruja de la imaginación 👿😇
más capitulos 🤩🤩está historia es adictiva
Jenny🌺🌺🌺
excelente me atrapó en el primer capítulo.
Xu xu
Simplemente genial, hay más?
Bonsai Boy
Tu talento para contar historias es impresionante, ¡sigue adelante con tu sueño de ser escritora! 📝🌟
zhouzhou_zz
Necesito más para leer
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