EL REY DE LA MAFIA

El sol se elevaba lentamente sobre la mansión Calderón, bañando el lugar con una luz dorada que contrastaba con la oscuridad de las intenciones que se cocían en su interior. Isabella se levantó temprano, con la mente ocupada en los eventos de la noche anterior y en la incógnita que la mantenía en vilo: el hombre de la cicatriz.

Mientras tomaba su desayuno en el comedor, Mateo entró con una expresión grave en su rostro. "Necesitamos hablar," dijo sin preámbulos.

Isabella lo siguió hasta una sala más privada, donde Mateo cerró la puerta tras ellos. "He investigado al hombre con la cicatriz, como sugeriste. Se llama Vicente, y ha estado en la organización por más tiempo de lo que puedo recordar. Pero he encontrado algo interesante."

Isabella lo miró con atención. "¿Qué encontraste?"

Mateo sacó un sobre de su chaqueta y lo abrió, mostrando unas fotografías. "Estas fotos muestran a Vicente reuniéndose con personas fuera de nuestro círculo. Personas que, según mis fuentes, están vinculadas a una organización rival."

Isabella sintió un escalofrío recorrer su espalda. "¿Estás diciendo que Vicente podría ser un traidor?"

Mateo asintió lentamente. "Es una posibilidad. Pero necesitamos pruebas concretas antes de actuar. No podemos permitirnos errores en este momento."

Isabella asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. "¿Cuál es el plan?"

"Vamos a seguir vigilando a Vicente. Necesitamos más información sobre sus movimientos y sus contactos. Y mientras tanto, debemos asegurarnos de que Alejandro no se entere hasta que tengamos algo sólido," explicó Mateo.

Durante los días siguientes, Isabella y Mateo trabajaron juntos para reunir pruebas sobre Vicente. Fue un trabajo meticuloso y peligroso, que requirió de noches sin dormir y de constantes movimientos entre las sombras.

Una noche, mientras seguían a Vicente hasta un almacén abandonado en las afueras de la ciudad, Isabella sintió que estaban a punto de descubrir algo importante. Vicente entró en el edificio, y ellos esperaron unos minutos antes de seguirlo.

El interior del almacén estaba oscuro y húmedo. Los sonidos de las ratas y el goteo del agua creaban una atmósfera de terror. Isabella y Mateo avanzaron con cautela, manteniéndose en silencio para no ser descubiertos.

Finalmente, llegaron a una sala donde pudieron ver a Vicente hablando con un hombre desconocido. Isabella no pudo escuchar todo lo que decían, pero captó lo suficiente para saber que algo grande se estaba planeando.

"Esta es nuestra oportunidad," susurró Mateo. "Necesitamos grabar esta conversación."

Isabella asintió y sacó un pequeño dispositivo de grabación de su bolsillo. Lo activó y comenzó a grabar, capturando cada palabra que Vicente y su contacto intercambiaban.

Después de unos minutos, Vicente se despidió de su contacto y se dirigió hacia la salida. Isabella y Mateo se escondieron rápidamente, esperando a que se fuera antes de salir del almacén.

De vuelta en la mansión, se dirigieron al despacho de Alejandro. Era el momento de revelar lo que habían descubierto.

"Alejandro," comenzó Mateo, entrando sin previo aviso. "Necesitamos hablar contigo de inmediato."

Alejandro levantó la vista de sus papeles, frunciendo el ceño ante la interrupción. "¿Qué ocurre?"

Isabella tomó una profunda respiración antes de hablar. "Hemos estado investigando a Vicente, y creemos que es un traidor. Tenemos pruebas."

Alejandro los miró con incredulidad. "¿Pruebas? ¿Qué tipo de pruebas?"

Mateo sacó el dispositivo de grabación y lo colocó sobre el escritorio de Alejandro. "Escucha esto."

Alejandro activó el dispositivo y escuchó atentamente la grabación. A medida que las palabras de Vicente y su contacto se reproducían, la expresión de Alejandro se oscureció. Cuando la grabación terminó, Alejandro se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar.

"Esto es grave," dijo finalmente. "Si Vicente está trabajando para nuestros enemigos, debemos actuar rápidamente."

Isabella y Mateo asintieron, sabiendo que el siguiente paso sería crucial. Alejandro se levantó de su silla, su rostro mostrando una mezcla de ira y determinación.

"Mateo, reúne a los hombres. Vamos a enfrentar a Vicente esta noche," ordenó Alejandro.

Esa noche, la mansión se preparó para una confrontación. Los hombres de Alejandro se armaron y se desplegaron en posiciones estratégicas. Isabella, aunque sabía que su papel principal era el de observadora y estratega, no pudo evitar sentir un nudo de nervios en el estómago.

Finalmente, Vicente fue llevado al despacho de Alejandro. Estaba visiblemente nervioso, pero trataba de mantener una fachada de calma.

"Alejandro, ¿qué está pasando? ¿Por qué me has traído aquí?" preguntó Vicente.

Alejandro lo miró con frialdad. "Vicente, hemos descubierto que has estado trabajando con nuestros enemigos. Tenemos pruebas."

Vicente palideció, su fachada de calma comenzando a desmoronarse. "Eso es una mentira. Yo soy leal a ti, Alejandro."

"Entonces, ¿cómo explicas esta grabación?" Alejandro activó el dispositivo de nuevo, y las palabras incriminatorias llenaron la habitación.

Vicente se quedó en silencio, sin palabras para defenderse. Sabía que estaba acorralado.

Alejandro se acercó a él, sus ojos llenos de furia. "Has traicionado nuestra confianza. Y en este mundo, la traición se paga con sangre."

Isabella observó cómo los hombres de Alejandro llevaban a Vicente fuera del despacho. Sabía que nunca lo volverían a ver. La justicia en el mundo de la mafia era rápida y brutal.

Esa noche, mientras la mansión se sumía en el silencio, Isabella se dio cuenta de lo cerca que estaba de su objetivo. Había ganado un aliado en Mateo y había demostrado su valía ante Alejandro. Pero también sabía que el peligro era constante y que debía estar preparada para cualquier cosa.

El camino hacia la venganza estaba lleno de desafíos y sacrificios, pero Isabella estaba dispuesta a enfrentarlos todos. Porque en el oscuro mundo de la mafia, solo los más fuertes y astutos sobrevivían. Y ella estaba decidida a ser una de ellos.