La Princesa Del Pirata

Las nuevas sensaciones que estaba experimentando lo incitaban a lanzarse sobre la joven quien era verdaderamente hermosa. Un hada de los bosques que lo había hechizado en un momento. Tenía algunas dudas sobre ella, pero eran pocas en realidad.

No sabía que acciones tomar. Kira era su amada hermana de la vida, siempre la había protegido, era una niña dulce e inocente ¿Qué razón había tenido para mentirle de esa manera? Porque si lo que Malika decía su adorada Kira le había mentido descaradamente.

Él escuchó esa conversación claramente. No había manera de que ellas supieran de su sistema de escucha. Ellas hablaron de una realidad que distaba mucho de la que a él le habían contado. Si esa pequeña, que no tenía más de dieciséis años era inocente entonces él casi comete un terrible acto de injusticia, y no hay nada en el mundo que odie más que las injusticias.

Tardaría unos días en saber la verdad, pero, a pesar de eso él ya estaba convencido, con verla una vez a los ojos supo que ella no mentía. El dolor en sus palabras al hablar con su sirvienta sobre su familia y la manera en que la habían vendido.

Unos golpes en la puerta lo alertaron. Habían llegado sus invitadas, Teresa no pensaba despegarse de su señorita, corría riesgo de ser abusada por ese hombre, aunque ahora, después de hablar con ella un poco no estaba segura de sí el abusado no sería él después de todo.

Tanto Ares como Aldric, su hombre de confianza y mejor amigo, esperaban ansiosos por ver a sus dos hermosas y apetecibles prisioneras. Por ahora se limitarían a solo pasar cierta cantidad de tiempo junto a ellas. Querían conocerlas un poco más y verificar si su personalidad iba de acuerdo a lo oído unos minutos antes.

Las dos mujeres se miraron un tanto dudosas. No sabían bien qué actitud tomar. Paradas, sin atreverse a moverse, esperaron las indicaciones que se les darían.

Tomen asiento…es hora de almorzar dijo Ares de manera amable.

Ahora si estamos fritas, pensaron las dos mujeres. Estaban convencidas de que esa sería su última cena, o almuerzo si eran más específicas.

Ocuparon su lugar. No querían ni moverse, ni hablar, casi que ni respiraban para no tentar a ese hombre a que las matara. De repente una idea cruel y extremadamente macabra las invadió ¿Será que nosotras seremos su comida? Pensó Malika, que ahora temblaba de manera estrepitosa.

¡Por favor no nos coman!... soltó de repente dejando pasmados a las otras tres personas presentes en esa cabina somos demasiado jóvenes, yo apenas tengo 16 años y Tere 27…somos hermosas y sensuales y queremos poder disfrutar un poquito…bueno no, mucho, muchísimo…yo quiero disfrutar demasiado de los placeres de la vida. Si me comen ahora moriré nuevamente sin saber lo que se siente. No puedo tener tanta mala suerte, al final debía de lanzarme al mar y morir de manera rápida y sin sufrimiento…. iba a continuar desvariando cuando un codazo en su costilla la hizo enmudecer por el dolor que la hizo sentir.

Ahhh…pero que cuando estaba por reprender a Tere vio el rostro de pánico de esta y…como poseída por muchos demonios, volteó a ver el rostro entre enfurecido y desconcertado de los dos hombres que estaban en el lugar.

¿Qué? gritaron al unísono.

¿Comerte? preguntó Ares con una voz un tanto extraña, por lo menos ella no la había escuchado nunca. Luego estudió al hombre y vio en él una mirada hambrienta, pero un miedo diferente al anterior recorrió su espina dorsal.

Mmmm…eso suena delicioso…claro que quiero comerte…y te aseguró hermosa princesa que terminaré comiéndote una y otra, y otra, y otra, y otra vez la miraba profundamente plagado de una lujuria nunca antes vista, tenía hambre y sed y quería satisfacerse dura y profundamente con el delicioso cuerpo de esa jovencita que solo hablaba de que no quería morir sin ser devorada antes.

Pero tranquila, te prometo que también lo disfrutaras y que degustaras del alimento que yo te ofrezco. Pronto saciaré ese hambre que te está corroyendo por dentro ella no era tonta…bueno quizá si un poquito, pero sabía que Ares Dark no estaba hablando en sentido literal. Estaba convencida que ese hombre terminaría por devorarla de maneras que ella solo ha podido soñar, y la expectación inundó por completo todo su ser.

Bueno…ahora que ya hemos aclarado un poco las confusiones…deberíamos comenzar a comer esta comida que está servida sobre la mesa Aldric se vio en la necesidad de cortar el momento. Parecía que la temperatura había comenzado a subir y ya estaba a punto de tomar en sus brazos a la hermosa rubia y correr a su camarote.

Ares miró aún hambriento a Malika, pero le mostró con su mano nuevamente el lugar que debía ocupar para que finalmente los cuatro comenzaran a degustar esos alimentos tan exquisitos.

El almuerzo fue un tanto extraño. El clima no se sentía tenso, pero si se notaba el ambiente un tanto enrarecido. Ares observaba a Malika de manera insistente. Ella sentía que escudriñaba su alma y, en cierta manera, era así. Él necesitaba algo que le indicara que Kira no había mentido, porque él nunca había dudado de su palabra hasta ahora, y en este momento, se preguntaba, si le mentía en esto ¿Le habrá mentido también en otra cosa?

Una semana había pasado y ellos estaban anclando en el puerto de Sox. Ese era el lugar donde siempre paraban y en donde ellos se sentían protegidos. Fueron recibidos por todos con una gran algarabía, todos los habitantes se sentían tranquilos al ver llegar a sus protectores y es que para estas personas ellos no eran unos inefables piratas sino los que cuidaban de ellos, los protegían y brindaban alimentos.

Malika había continuado realizando sus comidas en compañía de Teresa, junto con Ares y Aldric, cosa que las tenía sumamente inquietas ¿Dónde se había visto a unos captores tan amables con sus prisioneras? Pero realmente nunca nadie fue descortés, excepto a su llegada, ni le había faltado el respeto de ninguna manera.