Un mundo fantástico, lleno de seres que jamás creíste poder ver, a excepción de los libros, las películas y relatos. Ahora has llegado a este sitio, donde no solo puedes verlos, tocarlos y hablar con ellos, sino que estás dentro del cuerpo de uno de ellos.
Mi nombre es Dagny y está es mi historia. Entré al cuerpo de un ser místico y mágico, nunca entendí por qué, pero no pude tener mejor suerte que esta, al amar todo tipo de historias de fantasía, intentaré vivir bien y vivir feliz.
¿Podré hacerlo?, ¿Tendré dificultades como en el pasado?, ¿Deberé cambiar mi forma de ser para que me acepten?
Sigue mi historia y entérate del final.
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Llegada
A los hombres no les quedó opción que hacer caso a lo que se les dijo, pues la mirada tan directa de Dagny, realmente daba miedo.
Dagny caminó unos 200 metros y se encontró con un pequeño claro, el lugar perfecto para meterse a lavar su cuerpo como pudiera. Se tomaría su tiempo para esto, así que se quitó la ropa ya estando dentro del agua, que aunque un poco fría, era reconfortante para ella. Nadó por un rato y después decidió salir para cambiarse y darle fin a ese largo viaje.
Regresó al carruaje totalmente transformada de como iba al principio y así el viaje siguió
—Nick, Nick, Nick…— los pensamientos fueron esfumados por alguien que le aventó agua fría a la cara.
—Disculpe alteza, ¿me decía?— habló
—He terminado, ya podemos irnos. ¿Debo preocuparme por algo?—
—No es nada, sigamos— se sacudió un poco y subió a su caballo.
Aquel hombre de aspecto varonil y joven, había ido a traer un poco de agua al claro, era para que su señor se pudiera lavar la cara, pero cuando estaba volviendo, pudo ver cómo una hermosa mujer llegaba al lugar y se metía a nadar, decidió esperar hasta el final y jamás se arrepentirá de haber recibido por ello un buen regaño, incluso aquella agua en el rostro.
—»Es hermosa«— continuó recordando lo que sus ojos habían visto, en su rostro se formó una gran sonrisa, que claramente, su acompañante pudo notar.
Por otra parte, Dagny había terminado el recorrido de su largo viaje, le avisaron que debía bajar y así lo hizo.
—Está es la princesa del reino élfico, la entregamos como se prometió— el cochero habló
—Me presento, mi nombre es…— estaba haciendo una reverencia, pero fue interrumpida por una de las mujeres que fue por ella.
—Muy bien, nos la llevamos, recuerden decirle a sus reyes que tienen una ceremonia a la cual asistir en dos semanas, los ancianos darán su bendición y después de eso se planeará la boda—
Con esto, la mujer se fue directo a su carruaje al igual que los que acompañaron a Dagny hasta aquel lugar, sin darle tanta importancia al hecho de que tenían frente ellos a un integrante de la realeza.
—Tu irás en ese carruaje, es el más adecuado para la gente como tu— señaló otra de las mujeres y se subió igualmente al carruaje donde estaba la otra mujer.
Dagny sin decir nada, subió al carruaje que le designaron, por el olor, pudo darse cuenta que era el que utilizaban para hacer mandados o incluso en el que transportaban la basura.
—Recuerda el plan, al final tienes experiencia haciendo grandes negocios y cerrando tratos— suspiró profundamente.
—Pobre tonta, si cree que le obedeceré, está muy equivocada. Fue una humillación que la familia Sound fuera tratada de esta manera, somos altos mandos y me envían a servirle a alguien como esa basura—
—Digo lo mismo, simplemente no entiendo porque la reina nos hace esto, seguramente está teniendo problemas de la cabeza—
—De cualquier forma, a mi ya me pagaron muy bien para hacerle la vida imposible a esta mujer, la concubina Umeko está furiosa por su llegada—
—A mí también me pagó por adelantado la concubina Chiara, ella está igual que las otras dos, se imaginaban subir al trono, pues era lo esperado, pero tuvieron que hablar sobre la estúpida colaboración para mantener la paz—
Una plática amena, se daba entre las dos mujeres, pensando que era totalmente privada, sin embargo jamás imaginaron que Dagny las podría escuchar, ya que con el paso de los días, descubrió que además de ser una elfa real, también contaba con ciertos dones de curación, velocidad, oído y vista avanzados. Su alcance puede ser de muchos metros, lo comprobó al escuchar muchas conversaciones dentro del castillo donde la tenían, también pudo ver lo que hacían otras personas a cientos de metros de distancia.
—Será más difícil de lo que esperaba, aunque no es la primera adversidad en mi existencia— su resignación no llegaría pronto, en su vida anterior tuvo que lidiar con este tipo de gente, pero pudo controlar cada situación, eso continuará así, mientras nadie domine su mente.
Intentando no escuchar más la conversación ajena, decidió mirar por aquella puerta casi a punto de caerse del carruaje. El lugar era bonito, tal y como se describían en los libros o incluso mucho más, no obstante, al cruzar un arco hecho de flores rojas, pudo notar que de un segundo a otro, habían llegado a una ciudad, pues se veían infinidad de construcciones, sus ojos quedaron maravillados por lo que veían, no fue hasta que alguien la tomó de la manga del vestido que salió de su asombro.
—Lady, debe bajar de este carruaje, hemos llegado y debe parecer que llegó en el carruaje que vienen sus doncellas— habló el cochero
Sin nada que decir, Dagny solo hizo caso a lo que le dijeron y se subió para poder aparentar que la gente de Athel hacía bien su trabajo.
Fueron solo minutos los que pasaron para que llegaran hasta las puertas del castillo principal, un lugar hermoso, casi en su totalidad dorado, con tonos plateados y blancos, una enorme construcción de al menos unos cuatro pisos, con muchísimas habitaciones, salas y otros lugares.
—Baje, debe saludar a sus majestades y ni se atreva a preguntar por el príncipe, él no quiere conocerla ni tratar con usted— habló la segunda doncella, de nombre Giss.
—Entiendo— asintió