Maria una chica Argentina, fue a una fiesta para distraerse un rato. Cuando fue a buscar algo para tomar, un hombre se acerca, le echa droga a su bebida y se la lleva. Después de dos días se entera que está casada con un hombre que no conoce.
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CAPÍTULO 6
En el despacho
Al entrar al despacho nos dimos cuenta de que avía un hombre, las chicas se pusieron alerta, temiendo a qué esto fuera una trampa.
—Hola buenas tardes, me presento, soy Fernando Laniz
—Mucho gusto, yo soy María Reyes y ellas son mis hermanas, Jimena, Sarita y Livia Reyes
—Quisiera hacerte unas preguntas Maria— Dice la señora Victoria
—Claro que si
—Por que Alejandro y tú decidieron mantener su matrimonio en secreto
—Bueno, de eso precisamente quería hablarle, lo que pasa es que su hijo y yo, no...— Antes de poder terminar de hablar entra un hombre al despacho
—Bruno, que pasa, por qué entras de esa manera— Dice la señora Victoria
—Madre, ella es la esposa de Alejandro verdad?
—Si, que pasa?
—Maria, cómo estás— Dice para luego abrazarla
—¿Te conozco?— Le pregunto
—Es obvio que no me vas a recordar, ya que solo nos vimos un instante
—¿Ustedes se conocen?— Pregunta Fernando
—Si, nos conocimos en la boda
—¿Tú estuviste en la boda?— Pregunta la señora Victoria
—Si madre, Alejandro prefirió no decirle nada a nadie
—¿Y por qué?— Pregunta la señora Victoria
—Bueno madre, el pensó que tu no ibas a aprobar su matrimonio, ya que Maria y él no eran de la misma clase social
El tal Bruno siguió contando cosas que yo literalmente no recordaba, ya que el estaba hablando como si Alejandro y yo nos hubiéramos conocido desde ya hace mucho tiempo, lo cual era imposible.
Después de quince minutos aproximadamente, la señora Victoria termino de entender lo que estaba pasando, pero yo no, ya que para mí todo eso era una mentira, y lo termine de comprobar cuando la señora Victoria se retiró para despedir a las personas que estaban en la sala, el señor Fernando Laniz también se fue con ella, haciendo que en el despacho solamente quedáramos mis hermanas, yo y el hijo de la señora Victoria, Bruno.
—Me podrías explicar que fue todo eso que le dijiste a tu madre, porque estoy completamente segura de que yo no te conozco y mucho menos a ese tal Alejandro
—Mira, vas a mantener tu boca cerrada sino quieres tener problemas
—¿Me estás amenazando?
—Si, te estoy amenazando y si te atreves a decirle algo a mí madre, te vas a arrepentir toda tu vida, vas a actuar como la típica esposa que ha perdido a su esposo, entendiste— Dice sujetando a Maria de los brazos
Las chicas estaban a punto de agarrar a Bruno, pero les hice una seña para que no agan nada. En eso entra la señora Victoria con Fernando y actuamos como si nada.
—Hija, tenemos que ir a... a enterrar a Alejandro, nos quieren acompañar— Pregunta la señora Victoria
—Claro— Le digo
—Muy bien, vámos
—Voy a ver si ya está el coche abajo— Dice Bruno
—Esta bien hijo
—No puedo creer que ese tipo te dijo eso, porque no nos dejaste golpearlo— Dice Jimena
—No se preocupen, tengo un plan, ese tipo no debió amenazarme, el en estos momentos está pensando que le tengo miedo y eso es un punto a mí favor, ya que el teniendo ese pensamiento no sabe lo que le espera
—Buena esa— Dice Sarita
—Y entonces que vamos a hacer— Pregunta Livia
—Bruno quiere que le sigamos el juego y eso es precisamente lo que vamos a hacer, los vamos a acompañar al cementerio y vamos a actuar como si estuviéramos dolidas por la muerte de Alejandro, pero sin exagerar
—Esta bien, eso no va a ser ningún problema o si chicas—Dice Jimena
—No, eso es muy fácil— Dice Livia
—Que probabilidad hay de que ese tal Bruno tenga algo que ver con lo que te paso la otra noche— Dice Sarita
—¿Por que lo dices?
—Piensalo, el te amenazó para que no le digas a su madre la verdad, que no conocías a Alejandro y ademas le invento toda una historia sobre una boda, la cual nunca existió
—No lo avía pensado, tenemos que investigar eso, pero por el momento no digan nada, una vez estando en el hotel nos pondremos a investigar, tengan mucho cuidado
—Está bien, no te preocupes, nos sabemos cuidar— Dice Sarita
Nos subimos al auto y nos fuimos al cementerio, estando ahí me percaté de que el apellido de mi supuesto esposo era Lombardo, ese apellido me sonaba, pero no sé de dónde.
También noté que ahí estaban las dos chicas que avía visto en la casa de la señora Victoria, no dejaban de mirarme, sabía que estaban juzgando mi forma de vestir, era obvio, personas como esas solo usan vestidos de diseñador, en cambio, yo solo uso ropa común, lo cual no me importa, ya que la ropa no hace a la persona.
Después de estar un buen rato en el cementerio fingiendo llorar, volvimos a la casa de la señora Victoria.
—Señora Victoria, yo creo que ya es hora de que mis hermanas y yo nos vayamos
—Porque no se quedan hija, ya es muy tarde
—No, cómo cree, ya dimos muchas molestias
—Claro que no, quédense por favor, insisto
—Esta bien— Digo no tan convencida
—Ezequiel— Llama al mayordomo
—Dígame señora
—Prepara cuatro habitación por favor
—Claro que si señora, enseguida
Estuvimos hablando con la señora Victoria, bueno más bien respondiendo a las preguntas que me hacía sobre mi familia.
—¿Ellas son tus únicas hermanas?
—Sí, son ellas tres y un dos hermanos más
—¿Ustedes trabajan?
—Ellas y mí otro hermano están estudiando, mi hermano mayor y yo somos los únicos que trabajamos
—Y en qué trabajan
—Trabajamos cómo meseros en un restaurante
—Señora Victoria las habitaciones ya están listas— Dijo Ezequiel
—Está bien, vayan a descansar hijas, ya es muy tarde
—Buenas noches señora, que descanse
—Nos vemos mañana— Dice para luego irse
Una vez estando cada una en nuestro cuarto revisando que no había nadie, nos juntamos en el cuarto de Jimena y empezamos a planear lo que íbamos a hacer.
—Bien, llama a Josué para que investigue a esta familia, sobre todo a Bruno y a Alejandro Lombardo el cual ya no está en este mundo, pero de todos modos que lo investigue
—¿Ese es su apellido?— Pregunta Jimena
—Sí, necesito que los investiguen, quiero saber quién era Alejandro, el apellido Lombardo me suena, pero no sé de dónde, quiero saber todo sobre esta familia
—Está bien, estoy llamando a Josué
*En llamada*
—Josue
—Señorita Jimena, como está, que necesita
—Hola, Josué presta atención, Maria quiere que investigues a Bruno y a Alejandro Lombardo
—Claro que si
—Y también investiga a su familia
—Esta bien señorita Jimena, le tendré esa información lo antes posible
—Gracias Josué, apenas la tengas me la mandas si
—Claro que si, buenas noches señorita
—Buenas noches Josué
*Fin de la llamada*
—¿Y qué te dijo?— Pregunto Livia
—En cuánto tenga la información me la va a mandar
—Está bien, entonces por el momento solo nos queda seguir actuando hasta mañana, volveremos al hotel y seguiremos investigando
—Bien, mejor ya vámonos a dormir— Dice Sarita bostezando
—Bien, vámonos cada una a nuestro cuarto, descansen
Volvimos a nuestros cuartos silenciosamente, pero al momento de entrar a mi cuarto Bruno entro detrás de mí, cerrando la puerta y tapando mi boca.
—Escúchame bien, tienes prohibido volver a hablar con mi madre
—Para empezar, no me vuelvas a tocar— Digo mientras quito su mano de mi boca —Y segundo, fue tu madre la que me empezó a hacer preguntas
—No me importa como haya sido, dentro de tres días va a venir el abogado y lo que va a decir es que tú como la viuda de Alejandro te vas a quedar con todo, a lo cual vas a responder que no quieres nada y que la voluntad de Alex, mi hermano, era que yo me quedara con todo, vas a firmar un documento donde me transfieres todo lo que era de Alex, entendiste
—Porque debería hacer eso
—Si no lo haces, yo me voy a encargar de que tú y tus hermanas se vayan a la cárcel por estafar y pretender ser quienes no son
—Yo fácilmente podría decir que no es cierto
—Y a quien crees que van a creer, a una simple mesera o a un Lombardo, más te vale que hagas lo que te digo o pagarás las consecuencias, descansa y piensa muy bien en lo que vas a hacer— Dice para luego irse
—Si que eres un desgraciado Bruno Lombardo, no me cabe la menor duda de que tú tuviste algo que ver con la muerte de tu hermano, nada más deja que investigue y en cuanto en enteré de la verdad te vas pudrir en la cárcel.