Eloisa se encontraba llena de tristeza mirando el cielo rojo que se pintaba con el atardecer, en su mente las imagines de su madre se hacían presente, recordaba con dolor la traición del hombre que le juro amor eterno, sentía que su vida ya no tenía sentido en tan poco tiempo había perdido tanto. No tenía idea por dónde comenzar, mientras caminaba perdida por la arena de la playa, se encontró con un perro, este la siguió por todo la playa, cuando Eloisa estaba apunto de subirse a su auto, el perro le ladro. Ella dejo que el perro entrara a su auto en la parte trasera, cuando llegó a su departamento, acomodo al perro en una esquina del pequeño balcón que tenía, le colocó agua y comida. Desde ese día su vida de Eloisa a cambiaría por completo, descubre que el pequeño perro que adopto es miembro importante de una numerosa familia que llevan semanas buscando al pequeño perro, ya que el dueño es el hijo mayor de la familia quien se encuentra en un viaje.
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Me vas a pagar está
Gonzalo miraba en la mañana a peludo.
- Vamos peludo, come no me hagas esto amigo, ya estás más flaco.
Peludo lo miraba con tristeza.
- Extrañas a esa zorra, me cambiaste por un par de tetas, vamos peludo somos solo tú y yo.
Peludo cerro los ojos y Gonzalo estaba furioso, salió de la mansión lleno de rabia, cuando llegó a su oficina le pedía a su gente que destruyeran las oficinas.
En la noche un grupo de hombres llegó a la agencia de viajes y destruyó las oficinas, después que las alarmas sonaron se dieron a la fuga.
En la madrugada Mayra, Rubí y Eloisa miraban a los bomberos apagar las llamas.
- ¿por qué?, lloraba Mayra.
Eloisa sabía que ese hombre era el culpable, que su amenaza no era falsa, se sentía culpable por qué tal vez si ella no le hubiera corrido nada de eso hubiera ocurrido.
En la mañana Mayra se había marchado a levantar una denuncia, Anahí y Rubí se habían marchado a buscar nuevas oficinas. Eloisa se quedó en el lugar tratando de rescatar la poca información que había quedado en los archiveros que no se habían quemado.
Gonzalo miraba a peludo, este ya había dejado de moverse, lo llevo al doctor, le colocaron un suero, pero el no se levantaba.
Tienes que darle a tu perro lo que desea, decía el veterinario, el está en depresión.
- Es mierda no existe en los perros, decía enojado Gonzalo.
- Va a morir de tristeza, decía el veterinario.
Gonzalo se sentía furioso, salió de la veterinaria y le pidió al chófer que lo llevará a las oficinas de la agencia de viajes.
Se bajó con peludo en brazos.
- Peludo, levantó la mirada, comenzó a olfatear.
- No hay nada aquí, decía Gonzalo sonriendo de lo que había hecho.
Peludo lo miró triste y empezó a sollozar.
- No me hagas esto peludo, decía Gonzalo triste.
- ¡cabron de mierda!, todavía te atreves a venir a ver tu obra, ¡juro que te voy hacer pagar todo!, gritaba Eloisa con un tubo en la mano corriendo directo hacia Gonzalo.
Gonzalo la miró asombrado.
Eloisa se detuvo cuando miró a rojo en los brazos de ese idiota.
- Rojo, ¿que te pasó?, decía triste al ver a rojo muy flaco y sin fuerzas.
- ¿rojo?, que estúpido nombre dijo Gonzalo.
Rojo ladro con fuerza al mirar a Eloisa y movía despacio su cuerpo.
Eloisa se acercó a el y lo acaricio de las orejas mientras Gonzalo lo tenía en sus brazos.
- ¡No toques a mi perro!, grito Gonzalo alejándose de ella.
- ¡Estás matando a mi perro idiota!, dijo Eloisa enojada.
- ¿Tu perro?, el es mío, decía enojado Gonzalo.
Eloisa miró triste a rojo.
- No te mueras rojo, se fuerte, debe ser horrible vivir con un monstruo como el, pero prometo que te voy a salvar, decía Eloisa sin dejar de mirar a rojo.
- A ver tonta, yo amo a peludo el es lo único que tengo, fuiste tu la que llegó a su vida y trato de matarlo.
- Yo, jamás, el es lo más lindo que me ha pasado en mi vida, yo no quería que se marchara de mi lado, pero tú estúpida novia vino a quitarlo de mis brazos.
- Yo no tengo novia tonta.
- Pues claro quién iba a querer salir con un imbécil como tú.
Gonzalo la miró furioso.
Rojo salto al suelo y corrió a los brazos de Eloisa, Eloisa lo besaba y lo acariciaba.
- Te extrañe amor, no podía olvidarte, decía Eloisa besando a rojo.
Gonzalo estaba furioso, se acercó para arrebatarle a su perro.
- Pero Eloisa le arrojó una patada.
- ¡Loca, quiero a mi perro!
- No voy a dártelo, mira como lo tienes, pobre cosita linda, decía besando a rojo.
- ¡Peludo ven!, gritaba Gonzalo.
Rojo estaba feliz en los brazos de Eloisa, que ignoraba la orden de Gonzalo.
- Si eso quieres peludo, dijo enojado dando la media vuelta y caminando a su auto.
Peludo al ver qué Gonzalo se marchaba salto de los brazos de Eloisa y le ladro a Gonzalo, el se giro y se agachó para recogerlo.
Eloisa miró triste a rojo.
Gonzalo se subió al auto, pero en el auto peludo iba llorando y ladrando.
- Ya la viste, no me lastimes más peludo, decía Gonzalo.
Peludo volvió a ponerse triste.
Eloisa se quedó mirando al auto alejarse, ahora entendía quien era ese hombre y por qué había destruido el lugar, se sentía culpable que Mayra hubiera perdido todo, no sabía cómo explicarle a su amiga que ella era la culpable de todo.
En la noche Gonzalo miraba a peludo.
- Pensé que te había gustado la de pechos grandes peludo y te enamoraste de esa loca, ay amigo estás loco, decía Gonzalo enojado.
Peludo seguía en su plan de no comer, Gonzalo le gritaba a peludo que no pensaba compartirlo, que el le pertenecía, pero peludo mostraba en sus ojos tristeza.
Salió de su casa y al llegar a su oficina le pidió a sus hombres que fueran a traer a las mujeres que trabajaban en la agencia.
Mayra y Rubi, iban caminado por el centro, los hombres de Gonzalo las subieron a la camioneta y le taparon el rostro.
Eloisa iba caminado con su café, cuando la subieron al auto.
Anahí salía de su casa cuando la subieron al auto.
Gonzalo estaba parado frente a las cuatro chicas con el rostro tapado.
Reconoció a Eloisa por su ropa, ella era la única que usaría botas con pantalón de mezclilla y camisa de cuadros.
Le quitó la bolsa de la cara.
- Hijo de put*, dijo Eloisa cuando lo vio.
- El le pidió a sus hombres que sacaran a las otras chicas.
- ¿nos vas a matar?, decía enojada Eloisa.
- No tonta, solo quería hablar contigo, pero mis hombres tuvieron que traer a todas.
- No pienso hablar contigo, dijo Eloisa caminado hacia la puerta de su oficina, Gonzalo la arrojó a la puerta y la miró con rabia.
- Te odio, pero peludo te ama y no pienso perderlo por ti, quiero que lo visites mientras yo trabajo, a las seis de la tarde quiero que te largues de mi casa, no quiero ver tu rostro, así tu te encargarás de cuidar a peludo mientras yo trabajo, si el muere te voy a matar, decía Gonzalo amenazando con rabia a Eloisa.
- No voy a trabajar para ti, decía golpeando su nariz con su frente.
- ¡Hija de perra!, grito Gonzalo, la sangre mojo su camisa, los hombres de el entraron y al ver a su jefe sangrando la tomaron de los brazos y la sujetaban con fuerza, Eloisa gritaba como loca, uno de ellos le colocó un trapo en la boca para callarla.
Gonzalo se acomodo la nariz frente al espejo y coloco papel dentro de las fosas para limpiarse, Eloisa tenía la frente roja del golpe.
Gonzalo se sentó y tomo un trago.
- ¿La matamos jefe?, dijo uno de sus hombres. Eloisa lo miró asustada y comenzó a moverse para librarse de los hombres.
- No, llévala a mi casa y encierrala en una habitación, si mi madre pregunta o mi hermana ignora sus preguntas, le dicen que es una orden que yo di.
- ¿que hacemos con las otras mujeres?
- Dale este cheque dile que es por las molestias que cause, que a la que quería dañar era a su tonta amiga. Que más vale que no traten de buscarla o terminarán igual que las oficinas.
- Si señor.
Gonzalo se tocaba la nariz y coloco hielo en ella.
- Bruja, juro que me vas a pagar está, decía enojado Gonzalo.
y edson lesly se enfrenta y ay vuelven a unirse ñas dos empresas y hacen una linda sociedad