El silencio puede ser ensordecedor, como dijo algún poeta cuyo nombre ya olvidé. La oscuridad puede ser más cruel que la luz. Y algunas prisiones no necesitan barrotes para ser imposibles de escapar.
Si decidiste abrir este libro, debes saber que estás a punto de cruzar una frontera peligrosa. Aquí, no hay garantía de finales felices, ni promesas de redención. Esta no es una historia de amor común. Es una historia de posesión, dolor y supervivencia.
Las páginas que siguen contienen temas intensos y perturbadores. Aquí nada está suavizado. Aquí nada es fácil de digerir…
Aquí, las cadenas no siempre son visibles…
Aquí, el deseo y el miedo caminan de la mano…
Aquí, nadie sale ileso.
Este libro no trata de cuentos de hadas. No hay héroes ni villanos evidentes. Solo hay supervivencia. Y la línea entre víctima y prisionero, entre pasión y miedo, entre amor y obsesión… es más delgada de lo que parece.
NovelToon tiene autorización de Syl Gonsalves para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 14
La tensión en la habitación era palpable. La respiración de Vini se volvía más irregular, sus ojos fijos en los de Stefan, como si estuviera buscando algo a lo que aferrarse, algo que le hiciera entender lo que estaba sucediendo.
Stefan observaba todo, notando cada mínimo cambio en el comportamiento de Vini. Podía sentir la tensión en el aire, el miedo disfrazado de resistencia, y eso solo alimentaba su deseo de continuar la manipulación silenciosa. Él sabía exactamente cómo y cuándo tocar, cómo y cuándo acercarse, porque entendía el poder que tenía sobre aquel cuerpo y mente.
Con un movimiento lento, Stefan tocó la barbilla de Vini, levantando suavemente su rostro, forzándolo a encararlo. La proximidad era sofocante, y Vini sintió su cuerpo estremecerse con el contacto.
—Mírame, Vini —dijo Stefan, con la voz baja y llena de autoridad—. No vas a huir. No puedes.
Vini quería protestar, quería gritar que no quería aquello, pero las palabras se perdían en la garganta. Él sabía que no tenía fuerza para luchar contra la presencia de Stefan, contra el magnetismo de aquella mirada que parecía succionarlo. Y, por más que quisiera alejarse, algo dentro de sí parecía ceder a cada palabra, a cada toque, como si él estuviera siendo lentamente derretido, perdido en la voluntad de entregarse.
—Será más fácil si simplemente lo aceptas —Stefan continuó, sus dedos deslizándose suavemente por la mandíbula de Vini—. Sé que tienes miedo. Y es exactamente eso lo que va a hacer de ti alguien mucho más... interesante. Cuanto más te resistes, más fuerte se vuelve esta conexión. No intentes luchar contra eso.
Vini quería gritar, quería decir que no podía continuar así, pero en vez de eso, su cuerpo cedió, sintiendo el toque cálido y firme de Stefan sobre él. Un impulso lo llevó a cerrar los ojos por un momento, intentando escapar de aquella realidad, pero fue en vano. Cuando los abrió nuevamente, Stefan estaba aún más próximo, sus labios ahora a centímetros del suyo.
—Ahora, acuéstate —susurró Stefan, con una autoridad suave, pero que no dejaba espacio para negativas—. Confía en mí.
Vini no tuvo tiempo de reaccionar. El comando salió de forma tan natural que él obedeció antes incluso de pensar en lo que estaba haciendo. Él se acostó nuevamente, su respiración ansiosa, el pecho subiendo y bajando en un ritmo descompasado. No sabía si debía moverse, o si debía esperar. Estaba perdido en un torbellino de emociones que no conseguía nombrar.
Stefan se acostó a su lado, su presencia aún más opresora ahora que estaban tan próximos. Vini podía sentir el calor del cuerpo de Stefan, el peso de la respiración del hombre sobre él. Los dedos de Stefan, con la misma firmeza de antes, comenzaron a recorrer la piel de Vini, explorando cada curva, cada parte de su cuerpo con la suavidad de quien sabe exactamente lo que está haciendo.
—Relájate, Vini —dijo Stefan, en un tono casi calmante, pero aún con la autoridad de quien tiene control sobre todo—. Si confías, todo será más fácil.
Pero Vini no conseguía relajarse. El miedo aún estaba allí, y la sensación de estar siendo manipulado, de estar siendo moldeado de una forma que él no comprendía, lo hacía sentirse aún más perdido. Él no sabía hasta dónde iría aquello, pero no conseguía parar.
Los toques de Stefan continuaron, más intensos, más provocadores, hasta que, inevitablemente, los labios de Stefan encontraron los de Vini. El beso fue lento, casi como una prueba, una evaluación del límite que Vini aún guardaba dentro de sí. El joven se sintió inmerso en aquel beso, mezclando miedo y deseo, rabia y entrega. Su cuerpo, aparentemente, no sabía más lo que quería.
Cuando el beso se rompió, Stefan quedó a pocos centímetros de Vini, la mirada profunda y penetrante.
Vini sintió el aire quedando cada vez más denso, más caliente. El toque de Stefan, aunque suave, parecía consumir toda su atención, cada fibra de su cuerpo reaccionaba a cada movimiento, a cada palabra que él decía. Y cuanto más intentaba alejarse, más atraído se sentía. La mente de Vini se tornaba un torbellino de confusión. Él no entendía por qué estaba permitiéndose pasar por todo aquello, por qué estaba aceptando aquel control, pero el simple acto de entregarse a la voluntad de Stefan parecía hacerlo sentir algo nuevo, algo diferente, que él no sabía identificar.
Stefan, por su parte, estaba completamente consciente de todo. Él sabía que estaba guiando a Vini, conduciéndolo por un camino donde el miedo y el deseo se entrelazaban de forma casi imperceptible. Y, al contrario de lo que parecía, él no hacía aquello por placer egoísta. Lo que él quería era mostrar a Vini lo que era necesario para liberarse, para entregarse completamente.
Con la mano aún firme en la cintura de Vini, Stefan se inclinó nuevamente, sus labios casi tocando los de Vini, pero esta vez, él no besó. En vez de eso, sus dedos comenzaron a deslizarse lentamente por la piel del joven, explorando su respuesta al toque, con una paciencia que rayaba lo cruel.
Vini estaba tan confuso que ni conseguía más distinguir sus propios sentimientos. El miedo, la tensión, la atracción —todo estaba mezclado en su mente y cuerpo.
—Respira —ordenó Stefan, su voz firme, casi como una orden militar—. Respira hondo y déjate llevar.
El corazón de Vini aceleró con las palabras. A cada comando, él se sentía más enredado, más preso en aquel juego psicológico que Stefan parecía estar conduciendo. Sin querer, él siguió la orden, inspirando profundamente. Cuando exhaló, una sensación de calma lo envolvió por un instante, como si el miedo estuviera siendo sustituido por algo más profundo, más confuso.
Stefan observó el efecto de sus palabras, satisfecho con la reacción de Vini. Él sabía que estaba llegando cada vez más cerca de quebrar el último vestigio de resistencia del joven. Entonces, con un movimiento suave, él se posicionó de forma que sus cuerpos estuviesen casi pegados, pero sin que hubiese una presión explícita. Era una proximidad estratégica, algo que dejaba a Vini aún más vulnerable.
—Lo estás haciendo bien —dijo Stefan, la voz más suave ahora, como si estuviese elogiando a Vini por su sumisión—. No tengas miedo de lo que está por venir. Todo va a estar bien.
...****************...
¡No dejes de darle like al capítulo! ¡Comentarios, votos y regalos también son importantes! Buena lectura!