Después de recibir el rechazo de su compañera destinada por la Diosa Luna, tomó la decisión de no buscar su segunda oportunidad, creía que, con guiar su pequeña manada junto a su hermana, era suficiente, no creía necesitar una luna, él podía trabajar a sol y sombra… hasta que ella apareció y dejó su mundo vuelto de cabeza.
Aurora, lo único que quería era desaparecer de la Metrópolis y que nadie supiera donde estaba, necesitaba encontrar su paz para así poder sanar a su niña interior, necesitaba escapar de aquella relación toxica que tenía con su familia. Un par de chicas que conoce en su huida y guardan un secreto, la guiarán este camino de auto sanación que implica un trabajo en una isla lejana, llena de encanto, leyendas y mitología.
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capitulo 5 parte 2
Llegué a la casa, al entrar pude percibir ruido, mucho ruido, subí las escaleras y a medida que avanzaba el ruido se hacía más claro, lo que sonaba era música, y el volumen era muy alto. Me detuve frente a la puerta y pude distinguir la melodiosa voz de la mujer que estaba dentro. Me tomé la atribución de empujar la puerta que estaba un poco abierta. Y me quedé como piedra con la escena que frente a mí se mostraba. Era una mujer de baja estatura, el pelo era de color castaño oscuro y largo, no era para nada delgada, por los costados de la espalda se podían apreciar los rollitos, estaba desnuda de cintura hacia arriba, usaba solo un calzón negro de encaje y cantaba el coro de la canción con muchas ganas.
Me quedé de pie en la puerta hasta que unos segundos después se giró en mi dirección. ¡Diosa!, ¡sus pechos son hermosos, redonditos y llenitos, la miré a los ojos, son de color castaño, y me encuentro tan perdido en mis pensamientos que no sé qué fue lo que gritó, ¡no la escuche!, corrió a la banca donde tenía la toalla y se tapó como pudo, me carcajee mentalmente, por fuera debía verme rudo y cortante.
Le di tiempo de decir nada más ya que me giré y salí de ahí lo más rápido que pude. Tenía que salir de ahí, si no lo hacía era posible que me la comiera a ella. Kantz otra vez estaba revoloteando en mi cabeza de forma inquieta, pero lo ignoré.
La esperé en la planta baja de la casa, habían pasado unos 10 minutos cuando la escuché acercarse, la sentí bajar las escaleras, cuando llegó abajo se quedó parada a unos metros de mi mirándome fijamente, supongo que esperando que le dijera algo, esto me causó un poco de gracia, estaba colorada…
—Oye… Asistente, si ya terminaste de comerme con los ojos, te aviso que Rocío nos está esperando en mi casa, estaba ocupada así que no te vino a buscar y me mandó a mí.
Me di media vuelta y salí rumbo a la casa central, pensé que se demoraría mucho más en bajar, pero no fue así. Venia detrás de mí, siguiendo mis pasos, no dijo nada en todo el camino.
Era extraño que no quisiera sacar conversación o que no tratara de acercarse, porque por lo general cuando hemos recibido mujeres, que vienen a hacer trabajos de temporada, no pierden el tiempo para tratar de llamar mi atención y la de los machos de la manada.
Llegamos a mi casa, y hasta el momento no he girado a mirarla, seguí de largo hasta llegar al comedor, cuando me senté recién posé mi mirada en ella, directamente en sus ojos y pude ver como se ponía colorada como un tomate, ella saludó a todos los presentes y mi Ro la presentaba como su nueva asistente de aula.
Desde el otro lado de la mesa pude ver la expresión de pregunta que tenía Lucas y Manuel, abrí el enlace y les dije:
—No me miren así, cuando terminemos de cenar, les cuento, ya que puedo notar su cara intriga, ¡parecen viejas copuchentas!
Ambos asintieron sin decir palabra alguna.
Javier debe encontrar su segunda oportunidad