Bruno Vólkov, un hombre completamente distinto a sus hermanos. Reservado, un poco timido y distraído.
Con el trabaja una bella mujer de delicadas facciones y de carácter extrovertido. La cual pondrá su mundo de cabeza y se apoderará de su corazón.
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Capítulo 5
Inca
Cuando por fin entramos en la sala de conferencia, todo el mundo guarda silencio y siguen con la mirada el camino recorrido por Bruno. Veo al señor Valdimir junto al podio y yo me quedo parada en medio camino viendo como mi sexy ruso avanza. De la nada lo veo detenerse y mirar hacia mí, luego regresa y me toma de la mano arrastrándome con él. Esa acción hace que todo dentro de mí se remueva y muchas mariposas inquietas no me dejen ni pensar.
_ ¿Qué hace? _ Le digo por lo bajo _ Todos nos miran.
_ Eres mi secretaria, debes seguirme. Así que si quieren mirar que miren para que luego se vayan acostumbrando _ Dice regalándome una sonrisa.
_ Como quieras entonces.
Una vez él llegó al podio, el señor Vladimir comenzó a hablar y todos atendían seriamente. Cuando fue el turno de Bruno, todo mi cuerpo se aflojó al escucharlo hablar y mientras apuntaba lo que él decía en la tablet. Pude ver como muchas mujeres de esta empresa se lo devoraban con la mirada y entre ellas la perra de Victoria.
Al ver esto, no pude evitar sentir celos y creo que esto será un problema para mí en esta empresa. No pienso permitir que ninguna de estas trepadoras me lo quite y mucho menos Victoria. Tal vez opinen que estoy loca u obsesionada con este hombre. Seguro dirán que solo me enganche con él por su voz y que es imposible que con solo una hora de conocerlo en persona, ya este loca por él. No obstante, la realidad del asunto es esta y opino que ya no hay vuelta atrás.
La reunión termina y todos vuelven de a poco a sus puestos de trabajo. Siento una mano en mi hombro y al voltear veo a Cara quién me mira como si yo fuera una aparición. Oh tal vez se deba a que la aparición sea mi sexy jefe ruso y justo detrás de ella está Omar.
_ ¡Por todas las vírgenes! Ese hombre esta como quiere, con razón te tiene enloquecida amiga.
_ ¡Por dios, Cara! Baja la voz y si tienes razón.
_ ¿Tú que opinas Omar? _ Le pregunta Cara.
_ ¿Y por qué yo debería de opinar? El hijo del jefe es un hombre como cualquier otro.
_ ¡Hay si! Hablo el agua fiestas, mejor nos vamos a trabajar y después hablamos amiga.
_ Está bien, vayan tranquilos.
Veo como mis amigos se van y yo me dirijo hacia donde están mis jefes quienes conversan con algunos trabajadores. En ese momento, me fijo que entre las personas del grupo se encuentra Victoria y la muy descarada se le está tratando de insinuar a Bruno. Fijo bien mis ojos en él tratando de ver si él responde a sus coqueteos, ya que si es así el encanto que siento por él puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Aun de este modo lejos de eso, él solo mantiene una postura seria y no le presta atención.
Dejando una sonrisa en mi rostro, al fin estoy junto a ellos y él me sonríe al verme. Es de esas sonrisas que mojan hasta tus bragas y yo trato de que no se me note.
_ Vaya Inca, ese cambio de look te queda genial _ Dice la señora Irina encargada del área financiera, ella es una excelente mujer de cuarenta años muy amable.
_ Gracias Irina, creo que ya me hacía falta. Ahora si señores lamento la interrupción, pero hay una reunión pendiente.
_ Bueno entonces pasemos al último piso y yo los dejaré en compañía de mi hijo debido a que yo ya me voy _ Ahora hablo el señor Valadimir.
Todos afirmaron cordialmente ante las palabras del señor Vadimir, todos espeto la trepadora de Victoria quien mantenía sus fuertes coqueteos hacia Bruno. Cuando salimos de la sala y vamos caminando por el recibidor, unos finos tacones se hacen sonar en el pulido piso. Veo la sonrisa y el carisma de la señora Mayara que ha acabado de llegar.
Ella se dirige hacia nosotros y una vez frente a su esposo, el señor Valdimir le deja un beso sobre su labio. Yo daría mi vida entera por tener un amor como el de ellos, un amor que sin importar el tiempo que haya pasado se siguen amando.
_ Hola a todo _ Saluda ella con una sonrisa _ Espero no interrumpir nada, solo vengo por mi marido y de paso a saludar a mi hijo _ Ahora se dirigió hacia el susodicho y lo abrazo.
_ No interrumpes nada mamá, papá ya se iba y yo me dirigía hacia una reunión.
_ Mi bebé siempre tan trabajador.
_ Mamá, por favor.
_ Haz silencio, soy tu madre y voy a seguir llamándote así.
Cuando la señora Mayara dijo eso, no pude evitar ocultar una sonrisa que se formó en mis labios y de un segundo a otro ella tenía sus ojos puestos en mí. Vi como me miro de pies a cabeza y no supe interpretar su mirada, ya que siempre que hablábamos ella me trataba superbién.
¡Oh mio dio, che bellezza! _ Dijo la señora Mayara en un perfecto italiano y yo me ruboricé porque ella me dijo bella _ ¿Inca eres tu querida? Estás bellísima, cariño _ Ahora viene hacia mí y me abraza.
_ Muchas gracias, señor Mayara. Usted también es muy bella.
_ Hay cariño agradezco que digas que soy bella, no obstante los años no pasan por gusto. Veo que ahora tú serás la secretaría de mi hijo, si este cabeza dura te da muchos problemas me llamas y yo vengo a tirar de sus orejas.
Ante ese comentario el señor Valdimir soltó una sonora carcajada que contagio a muchos de los presentes, incluyéndome.
_ Bueno será mejor que yo me lleve a mi mujer antes de que ella empiece a hablar cosas íntimas de nuestro hijo.
_ Si será mejor papá _ Dijo Bruno algo apenado.
Luego de eso, ellos se fueron y de a poco los directivos de la empresa fueron subiendo a los asesores. Yo me quede esperando a que no hubiera tanta gente porque no me gusta estar amontonada. Cuando estoy ya en el ascensor, entra Bruno colocándose hasta el fondo conmigo y detrás de él entra Victoria con la señora Irina.
Todo el trayecto hacia arriba, fue en un completo silencio algo incómodo a decir verdad. Pues claramente pude sentir la penetrante mirada de Victoria sobre mí, es que juro que cada vez me dan más ganas de estrangular a esta tipa. Una vez las puertas del elevador se abrieron, todo bajamos.
_ Señora Irina, señorita Victoria ustedes adelántense a la sala de juntas. Yo debo ir a mi oficina por unas cosas, acompáñame Inca _ Dijo Bruno, en un tono serio y autoritario que me gusto bastante.
_ Claro, señor.
Voy tras él hacia la oficina y una vez adentro, veo como se recuesta sobre su escrito dejando escapar un suspiro.
_ ¿Le pasa algo señor Bruno?
_ No tranquila Inca y por favor no me digas señor cuando estamos solos, mejor dejemos lo de señor para mi papá.
_ Está bien, me parece perfecto. Ya las carpetas con las informaciones para la junta están hechas desde ayer.
_ Estupendo, Inca ¡Oye! Tenías razón con lo de la señorita Victoria, pude darme cuenta de lo que me contaste por qué desde que tuvo oportunidad no dejo de insinuárseme.
_ Ya lo sabía, me pude dar cuenta.
_ Si le soy sincero, no me gustan para nada las mujeres como ella. Me parece una falta de respeto para ellas mismas y para las otras personas involucradas. Yo digo que una mujer para seducir a un hombre, no debe de perder ni la elegancia y mucho menos la dignidad.