En la época medieval todo es complejo y los matrimonios forzados siempre son la cereza del pastel ¿será nuestro príncipe capaz de afrontar su amor o dejarlo ir y sufrir en un matrimonio forzado?
NovelToon tiene autorización de Roberto Carlos López Escalona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La Gran Fiesta II
La música de la fiesta real se desvanecía tras las puertas del jardín, donde el aroma de las flores nocturnas se mezclaba con el frescor del aire. Kael se adentró en la penumbra, sintiendo cómo la opulencia de la celebración se desvanecía, dejándolo a solas con sus pensamientos. La risa y los murmullos de la nobleza parecían un eco lejano, una burbuja de felicidad que no podía alcanzar. Había sido un acto desgastante, fingir que era un simple noble, un simple amigo de Aric, su amor oculto, mientras el mundo los observaba con ojos críticos.
Se detuvo junto al rosal del jardín, sus dedos acariciaron suavemente los pétalos, buscando consuelo en la fragilidad de la flor. Pero su mente estaba en otro lugar, atrapada en el momento en que Aric había sonreído a otra persona, un gesto casual que le había atravesado el corazón como un puñal. ¿Por qué debía ser así? ¿Por qué el deber y la tradición los mantenían separados?
El sonido de pasos suaves rompió la quietud de la noche. Kael se giró, preparado para enfrentar a cualquier intruso que pudiera interrumpir su soledad. Pero fue Aric quien apareció entre las sombras, su rostro iluminado por la luz de la luna, reflejando una preocupación que Kael no había visto antes.
—Kael —dijo Aric, su voz un susurro tierno que rompía el silencio.
El corazón de Kael se aceleró, pero no podía permitir que la alegría lo invadiera. Mantuvo una expresión seria, intentando ocultar su vulnerabilidad.
—No debiste seguirme —respondió, tratando de mantener la distancia emocional—. La fiesta es para ti, no para mí.
Aric dio un paso más cerca, su mirada intensa como el fuego. —No puedo disfrutar de nada si tú no estás a mi lado. Sabes que esto me duele tanto como a ti.
Kael sintió un nudo en el estómago. La sinceridad en los ojos de Aric lo desarmaba, pero también lo llenaba de confusión. —¿Y qué hay del deber? Deberías estar allí, sonriendo y conversando con los nobles. No puedes dejar que tu posición se vea comprometida por mí.
—¿Y qué si me compromete? —Aric tomó una respiración profunda, su voz temblando ligeramente—. Estoy cansado de vivir en una jaula dorada. Quiero ser libre, Kael. Libre para amarte sin miedo a las consecuencias.
Las palabras flotaron en el aire entre ellos, cargadas de una tensión palpable. Kael sintió su corazón dividirse entre el deseo y la realidad. —No es tan simple, Aric. La nobleza no perdona. Si nos descubren…
—¿Y si no nos descubren? —interrumpió Aric, su tono desesperado—. ¿Y si seguimos así, escondiéndonos? No quiero pasar mis días deseándote desde lejos.
Kael cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo las emociones lo abrumaban. La idea de ser descubierto lo aterraba, pero la posibilidad de vivir plenamente junto a Aric lo llenaba de esperanza. —No puedo arriesgar tu futuro por un sueño.
—¿Qué futuro? —preguntó Aric, su voz llena de frustración—. Un futuro donde me obliguen a casarme con alguien que no amo? ¿Donde mi vida se convierta en una serie de compromisos vacíos?
Kael abrió los ojos y se encontró con la mirada ardiente de Aric. —No puedo ser el motivo de tu infelicidad.
—Pero tú eres mi felicidad —respondió Aric con firmeza—. No puedo ignorar lo que siento por ti.
Un silencio denso se apoderó del jardín mientras ambos procesaban las palabras que habían intercambiado. Kael sintió cómo su corazón luchaba entre la razón y el deseo. La noche era testigo de sus anhelos reprimidos.
—Si nos descubren… —comenzó Kael, pero Aric lo interrumpió nuevamente.
—Si nos descubren, enfrentaremos las consecuencias juntos. No estoy dispuesto a perderte por el miedo a lo desconocido.
Las palabras resonaron en Kael como un eco profundo. Nunca había considerado esa posibilidad; siempre había pensado en proteger a Aric a toda costa. Pero ahora se daba cuenta de que también debía pensar en sí mismo y en lo que realmente quería.
—¿Y qué pasa si eso significa renunciar a tu título? —preguntó Kael con voz temblorosa—. ¿Estás dispuesto a dejarlo todo por mí?
Aric sonrió tristemente, su mirada llena de determinación. —Si eso es lo que debo hacer para ser feliz contigo, entonces sí. He estado atrapado en este papel durante demasiado tiempo. Quiero vivir, Kael, y quiero hacerlo contigo.
Kael sintió cómo una mezcla de miedo y esperanza se apoderaba de él. Era una decisión monumental, pero el peso del amor que sentía por Aric comenzaba a desplazar sus dudas. Sin embargo, había algo más que lo inquietaba: la sombra del futuro incierto.
—Y si fallamos… —murmuró Kael, casi para sí mismo.
Aric dio un paso más cerca y tomó las manos de Kael entre las suyas. El contacto envió una corriente eléctrica entre ellos. —No hay garantía en nada en esta vida, pero sé que prefiero arriesgarme a vivir en un mundo sin ti.
Los ojos de Kael se llenaron de lágrimas no derramadas. La vulnerabilidad de Aric lo tocó profundamente; era un reflejo de sus propios sentimientos reprimidos. En ese instante, comprendió que el amor era tanto un riesgo como una recompensa.
Pero antes de que pudiera responderle, un ruido quebró la atmósfera cargada del jardín: pasos apresurados acercándose. El corazón de Kael se detuvo por un instante; el miedo se apoderó de él nuevamente.
—Debemos escondernos —susurró Kael, soltando las manos de Aric y mirando a su alrededor con ansiedad.
—¿Qué tenemos aquí? —se burló una voz conocida.
Ambos se separaron rápidamente al reconocer a Valen, el primo celoso de Aric. Su expresión era una mezcla de desdén y diversión al ver a los dos hombres tan cerca el uno del otro.
—¿Acaso estás coqueteando otra vez con el plebeyo? —preguntó Valen con una sonrisa arrogante—. Esto es realmente patético.
El rostro de Aric se tornó serio al instante, pero Kael sintió cómo la ira comenzaba a burbujear dentro de él. Había estado tan cerca de abrirse por completo a Aric y ahora esa oportunidad se desvanecía ante la interrupción del primo.
—Valen —dijo Aric con firmeza—, esto no es tu asunto. Déjanos en paz.
Valen se acercó un paso más, desafiando la autoridad del príncipe.
—Oh, pero es mi asunto cuando veo a mi primo perdiendo el tiempo con alguien como él —replicó Valen, señalando a Kael con desdén—. No eres más que un guerrero sin futuro.
Kael sintió cómo la rabia crecía dentro de él al escuchar esas palabras despectivas. Pero antes de que pudiera responder, Aric se interpuso entre ellos.
—Basta —ordenó Aric con voz autoritaria—. No permitiré que hables así de alguien a quien respeto y aprecio.
El aire se volvió tenso entre los tres hombres; la noche había tomado un giro inesperado y peligroso. Kael observaba a Aric con admiración y preocupación a partes iguales; sabía que Valen no se detendría fácilmente.
—Vamos, primo —continuó Valen con una sonrisa burlona—. No puedes estar pensando realmente en involucrarte con él. Te arriesgas a perder todo lo que has construido por… por esto.
Kael sintió cómo su corazón se hundía ante las palabras de Valen. La posibilidad de perder a Aric por causa de su propia vulnerabilidad le resultaba aterradora.
Aric giró su cabeza hacia Kael, sus ojos llenos de determinación.
—No me importa lo que diga Valen —dijo Aric firmemente—. Lo que siento por ti es real y no dejaré que nadie me detenga.
Kael sintió una chispa de esperanza encenderse en su interior ante las palabras del príncipe. Pero al mismo tiempo, sabía que tendrían que enfrentarse a Valen juntos si querían tener alguna posibilidad de ser felices.
Sin embargo, antes de que pudieran formular un plan o encontrar una manera de continuar esa conversación tan esperada, Valen dio un paso atrás con una sonrisa astuta.
—Esto no ha terminado —dijo con una risa burlona antes de alejarse—. Tendrás que decidir pronto dónde está tu lealtad, querido primo.
El silencio siguió al comentario cínico mientras la tensión aún flotaba en el aire. Kael miró a Aric, su corazón latiendo desbocado por la incertidumbre del futuro.
Ambos sabían que las palabras de Valen resonarían en sus mentes mientras intentaban navegar por los complicados caminos del amor y la lealtad en un mundo lleno de expectativas y prejuicios.
—Esto es más complicado de lo que pensé —murmuró Kael mientras se pasaba una mano por el cabello despeinado—. Cada vez que intento acercarme a ti hay algo o alguien que nos separa.
Aric soltó una risa suave pero triste:
—Es cierto; parece que el destino tiene sus propios planes para nosotros —dijo mientras miraba hacia el cielo estrellado—. Pero eso no significa que debamos rendirnos ante esos obstáculos.
Kael sintió cómo la determinación comenzaba a formarse dentro de él nuevamente; tal vez había esperanza después de todo si estaban dispuestos a luchar juntos por su amor.
Decidido a no dejarse vencer por las circunstancias externas ni por el miedo interno, Kael dio un paso adelante hacia Aric y lo miró fijamente:
—Entonces hagamos un pacto: independientemente de lo que ocurra, lucharemos juntos por esto —declaró con firmeza—. No dejaremos que nadie nos detenga ni nos haga sentir menos por lo que somos o sentimos.