Hannah CEO: Frígida Venganza

Nací en la familia típica norteamericana. Un hermano, mis padres y yo. Siempre creí tenerlo todo pero no sabía que vivía en una fantasía y que todo lo que conocía se iría al diablo en un abrir y cerrar de ojos.

Mis padres tenían una empresa próspera, yo tenía todo lo que deseaba y más, mí hermano lo mismo. Carro del año, dinero disponible, ropa de primera, relojes caros, lo mejor de lo mejor.

En casa todo se trataba de dinero. A mis padres jamás les importó cómo nos iba en el colegio ni absolutamente nada. Fuimos criados por las mejores niñeras que podían pagar y nos llenaron de regalos para compensar la falta de atención.

Su matrimonio era solo de apariencias, no existía. Mí madre una mujer fría y calculadora que gastaba dinero en cosas innecesarias, una adicta a las compras sin remedio y mí padre pagaba por compañía femenina, prostitutas vip para ser exactas.

Su matrimonio se fue a la ruina al tiempo que la empresa quebró. Mí hermano fue preso por tráfico de drogas y tenencia de armas porque gracias a malas compañías empezó a andar en malos pasos, mí madre se fugó del país y mí padre no alcanzo a hacerlo por fraude a uno de sus socios.

En fin, fui el único que estudió, se graduó con buenas notas y que gracias a lo que obtuve vendiendo los regalos caros de mis padres y un dinero que tenía guardado pude estudiar en Harvard dónde también tuve una beca por mis buenas calificaciones. Me gradué como contador con honores y aquí estoy pagando una renta en un barrio de clase media porque no tengo dónde vivir. A punto de ser desalojado y con mis ahorros acabandose, así me encuentro.

Mí prometida me dejó cuando mis padres perdieron absolutamente todo y cuando ya no tuve más dinero que gastar. Me confesó que estaba conmigo por lo que le ofrecía y que amaba a otra persona. Ella creía que más allá de la mala fama que obtuvo mí familia yo poseia algún dinero o bienes pero no era así.

Salí adelante, trabaje en una empresa como asistente del contador, no me hacía feliz ser un simple asistente pero el trabajo pagaba las cuentas así que debía soportar y no quejarme.

En una fiesta de la empresa yo me quedé adelantando trabajos porque no me podía dar el lujo de asistir con todo lo que había pendiente. El maldito contador me encomendaba casi todas sus tareas llevándose todos los créditos por mí trabajo.

Unos toques en la puerta interrumpieron mí labor y abrí. Había una hermosa rubia, alta, ojos celestes, grandes pechos, vestida para matar obviamente. Se arrojó a mis brazos y no pude resistir caer en la tentación. Me besó y tocó mí miembro por encima del pantalón y perdí el control. La senté en mí pequeño escritorio, metí mí mano bajo su vestido, le arranque las bragas, coloqué un condón que siempre traía en mí billetera y la embestí salvajemente. Ella jadeaba, gemia y me clavaba sus largas uñas.

Hacía demasiado que no tenía sexo, luego de mí prometida comencé a trabajar y no tenía tiempo de tener vida social así que no pude negarme a semejante mujer. La rubia terminó y creo que hicimos demasiado ruido porque antes de que pudiera terminar yo la puerta se abrió y sentí un golpe que no supe ni de dónde vino. Sebastián, mí jefe, me dio un puñetazo por follar con su esposa. Yo no sabía ni como se llamaba pero perdí mí empleo y aquí estoy ahora buscando trabajo.

Ya he recorrido cada sitio pero no hay vacantes, busqué incluso en lugares donde necesitan cualquier tipo de personal pero no logro encontrar trabajo y comienzo a desesperarme.

Otra semana transcurre y aquí me encuentro comprando un periódico para seguir buscando empleo. Un anuncio llama mí atención donde solicitan contador y me dirijo rápidamente para dejar mí currículum cruzando los dedos para tener un poco de suerte.

Me senté en un pequeño banco en una plaza a comer mí pobre almuerzo antes de regresar a casa.

Una mujer se sienta a mí lado y me ofrece una tarjeta con una dirección con la promesa de cambiar mí vida y devolverme la suerte. Soy escéptico, no creo en tarotistas, videntes y esas cosas pero ésto era gratuito, no había nada que perder.

Miré la tarjeta con atención Sasha tarot, videncia, runas, carta astral, etcétera. Satisfacción garantizada, 100% confiable. Vale por una lectura sin cargo. Con todo mí escepticismo me dirigí al lugar creyendo que era una estupidez.

Llegué a un pequeño lugar oscuro, golpeé la puerta y me dijeron pase. Entré y me dio un poco de escalofríos, ¿Donde rayos me había metido?