Mis Concubinos

Cuando llegué y entré al palacio principal todos, absolutamente todos pausaron su trabajo por un instante únicamente para inclinarse ante mí y saludarme.

"Saludos a su majestad, la emperatriz Victoria Alles Trovi, luna del Imperio".

¿Era necesario todo esto?, era incómodo.

Las chicas me guiaron hasta la biblioteca y ahí les pedí que me dejaran sola, y así lo hicieron. Busqué por todo el lugar hasta que encontré algunos libros que me ayudaron a entender que efectivamente estoy en el mundo real varios años atrás, me sente en el suelo en algún lugar en medio de las estanterías; continúe con la lectura, sin embargo, estos libros no especifican la fecha, pero me ayudaron a entender un poco mejor este lugar, seguí buscando desafortunadamente no encontré nada que pudiera ayudarme a regresar, ¿y ahora qué haré?. Estaba tratando de encontrar otra manera de obtener información que no me di cuenta cuando alguien se sentó a mi lado, no lo noté hasta que aquélla persona comenzó a hablar.

???: Cuñada, es bueno ver que ya estás mejor, aunque también me enteré sobre tu condición, lo lamento, deseó que te recuperes pronto.

Fruncí el ceño y miré con los ojos entrecerrados a aquel chico, se veía muy joven y era prácticamente igual al emperador.

Victoria: Tú...

Lucían: Lo siento cuñada, he sido grosero, yo soy Lucían, tercer príncipe de este Imperio y hermano menor de tu esposo el emperador. Me ofreció una sonrisa cálida, esté chico parece una buena persona.

Victoria: Oh... lamento no recordarlo, yo...

Lucían: No te preocupes por eso, con el tiempo lo harás.

Victoria:... Si...

Lucían: Estás leyendo, ¿qué es?.

Victoria: Quiero enterder mejor este lugar, después de todo soy la emperatriz, así que...

Lucían: Ya veo... Puedes preguntarme si no entiendes algo, con gusto te ayudaré.

Victoria: Bueno... ¿Podrías ayudarme a entender mejor mis obligaciones?, quiero hacerlo bien.

Él volvió a sonreír, y me explicó todo muy bien, mi trabajo consistía en leer y firmar papeles y velar por mi pueblo, supongo que necesitaré asesorías de alguien. Aquél chico se tuvo que ir, yo también me levanté y salí de ahí.

Berta: Su mjestad, ¿ya terminó?.

Victoria: Si, vámonos.

Comencé a caminar hacía la salida y ellas me seguieron, justamente al llegar a la puerta me encontré con el emperador, vaya suerte la mía. Pensaba ignorarlo y pasarme derecho, sin embargo, cuando pasé a su lado él me tomó del brazó y me giró para quedar frente a él.

Victoria: Sueltame, me lastimas.

Se veía realmente aterrador, al escuchar mis quejas me soltó.

Victoria:... Loco...

Nicolás: ¿Qué has dicho?. Se veía aún más aterrador, sin embargo, no es la primera vez que trató a gente así, me armé de valor y hablé.

Victoria: Dije que estás loco.

Nicolás: Victoria no agotes mi paciencia.

Victoria: WOW, no puedes estar más loco, fuiste tú el que me tomó violentamente del brazo ¿y soy yo la que va a acabar con tu paciencia?.

Su rostro se relajó un poco, pero seguía viéndose mal.

Nicolás: ¿Qué haces aquí?. Preguntó mientras frotaba su entrecejo.

Me encogi de hombros y conteste a la ligera.

Victoria: Vine a la biblioteca.

Me miró fijamente por un segundo tratando de comprender algo.

Nicolás: ¿De verdad sólo viniste a eso?.

Victoria: Si, ahora si me disculpa tengo cosas que hacer. Me giré y seguí mi camino dejando confundido al emperador.

Dalia: Su majestad ¿está bien hablarle de esa manera al emperador?.

Victoria: No lo sé. Me encogi de hombros y seguí caminando.

Quiero visitar el pueblo, quiero ver como es, quiero conocer a la gente, quiero verlo todo.

Victoria: Chicas quiero ir al pueblo.

Berta: ¿Ahora su majestad?.

Victoria: Si, ahora.

Se miraron entré ellas y al final accedieron.

Adela: Pediré que preparen el carruaje. Y se fue.

Mientras regresaba Adela me puse a mirar los alrededores y me percaté de que en un árbol un pájaro bebé cayó de su nido, pobre cayó sobre la nieve debe tener frío. Me acerqué a él rápidamente y lo sostuve en mis manos, su nido estaba un poco alto por lo que no tuve de otra, subí un poco mi vestido y comencé a trepar el árbol. Al parecer las chicas no se dieron cuenta pues de lo contrario ya me hubiesen regañado. Logré dejar al pajarito en su nido, sin embargo, cuando intenté bajar mi pie resbaló y caí del árbol, por inercia cerré los ojos esperando el golpe, pero esté no llegó. Abrí lentamente los ojos y ví el rostro de un ángel.

Victoria: ¿Estoy muerta?.

Aquél hombre soltó una pequeña carcajada y me miró directamente a los ojos. Es guapísimo, es alto al igual que el rubio de antes, sin embargo, esté tenía el cabello negro al igual que sus ojos, piel blanca, ¿todos los hombres aquí serán igual de guapos?. Mientras pensaba en eso escuché una voz muy masculina.

???: Su majestad ¿se encuentra bien?.