Renace en un mundo magico decidida a cambiar el destino de Ruby.
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
** Todas novelas independientes **
NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Ya te encontré
Orlando había cabalgado horas siguiendo la pista que lo había llevado hasta aquel pequeño pueblo escondido entre los árboles… al llegar, dejó su caballo en el establo de la entrada y, con el corazón latiéndole con fuerza, caminó hasta la posada del lugar.. el sitio era sencillo, con mesas de madera gastadas y un fuego encendido en la chimenea que mantenía el ambiente cálido.. se acercó al mostrador donde un hombre robusto y calvo limpiaba unas jarras. Orlando respiró hondo antes de hablar, tratando de sonar sereno aunque por dentro estaba devorado por la ansiedad.
Orlando: busco a alguien.. una mujer alta, de cabello rojo, muy hermosa, tal vez la haya visto…
el posadero lo miró con cierta curiosidad, luego entrecerró los ojos como si intentara recordar.
—hmm, pues sí, hay una viuda que llegó hace unos meses… pone un puesto de cremas y ungüentos, vive a unas calles de aquí…—
Orlando sintió que la sangre le hervía en las venas, sus manos temblaban, la idea de que pudiera ser Ruby lo llenaba de una mezcla de emoción y miedo.. estaba a punto de preguntar más detalles cuando, de pronto, algo lo golpeó con una fuerza indescriptible: un aroma dulce, delicado, tan familiar que lo dejó paralizado.. giró lentamente la cabeza, y allí, a unos pasos, vio a una figura cubierta con una capucha, intentando pasar desapercibida. no necesitó verla por completo para saberlo. podía reconocerla en medio de mil personas, en medio de cualquier multitud. ese aroma, ese aire que la rodeaba, era de ella.
Ruby.
Orlando apenas respiró, la emoción lo estrangulaba, el corazón le rugía en el pecho. dio un paso hacia ella, y en ese instante ya no había duda, no había error posible. era su esposa, la mujer que había buscado durante casi un año entero.
Orlando sintió que el mundo se le detenía, su corazón casi se le sale del pecho cuando su mirada se cruzo con esos ojos que tantas veces lo habían hechizado, Ruby.. ella estaba allí, con la capucha cubriendole parte del rostro, pero no podía engañarlo, jamás podría.. el aroma dulce que siempre la rodeaba lo había delatado incluso antes de verla de frente.
Ruby se quedó inmóvil, con la mano aún en la puerta, intentando salir sin hacer ruido, pero cuando escuchó su voz en la posada, supo que ya era tarde. y ahora, frente a él, sentía como si todo el aire desapareciera, sus piernas temblaban y no sabía si correr o enfrentarlo.
Orlando la sujetó del brazo con fuerza, no con violencia, sino con la desesperación de alguien que había atravesado el infierno para tenerla otra vez frente a él.
Orlando: Ruby…
ella bajó la mirada, el corazón le latía con tanta fuerza que pensaba que todos alrededor podían escucharlo. había soñado tantas veces con este momento, pero también lo había temido. no estaba lista, no después de la carta, no después de haber decidido cortar con todo lo que los unía.
Ruby: suélteme…
Orlando la miraba como si se tratara de un milagro, como si no creyera todavía que era real. el tiempo, el dolor, las noches de insomnio… todo se desvanecía porque ella estaba allí, viva, hermosa, tal como la recordaba. y sin embargo, en el fondo de sus ojos podía ver que algo había cambiado, que la Ruby que tenía frente a él ya no era la misma mujer que había huido de la mansión.
Orlando: no… no vuelvas a irte Ruby, no otra vez…
Orlando no la soltaba, su corazón latía tan fuerte que temía que ella pudiera sentirlo, y aunque su furia y desesperación lo empujaban, había algo en su interior que sabía que debía protegerla, cuidarla, aunque ella se resistiera.
Ruby: duque Miller…—Ruby habló con la voz más tranquila, intentando sonar firme—no tenemos nada de qué hablar…
pero Orlando no escuchaba razones, su mirada estaba fija en ella, y cada palabra calmada solo lo frustraba más. antes de que pudiera protestar otra vez, él la levantó con sorprendente facilidad, cargándola sobre su hombro como si fuera lo más natural del mundo. la capucha cayó un poco, dejando entrever su rostro, y Orlando sintió que todo su mundo se condensaba en esa visión.
los murmullos y miradas del interior de la posada se desvanecieron, nadie importaba, solo Ruby y él.. la joven, aunque intentaba mantener la calma, sentía cómo su corazón se aceleraba, un cúmulo de emociones que mezclaban miedo, incredulidad y una chispa de algo que todavía no podía negar… el afecto profundo que alguna vez compartieron.
Ruby no dejaba de luchar, cada intento de soltarse parecía aumentar la furia de Orlando, y aun así él no la soltaba. ella le golpeaba con las manos, lo arañaba, incluso intento morderlo en un acto desesperado por recuperar algo de control, pero nada funcionaba.
—¡suéltame, orlando! —gritaba con todas sus fuerzas, su voz resonando en la calle mientras las miradas de los curiosos se clavaban en ellos.
él, con una mezcla de determinación y desesperación, la mantuvo firme. sin perder un instante, la subió a su caballo, asegurándose de que no pudiera escapar. Ruby seguía gritando y luchando, pero su resistencia se encontraba con la fuerza de alguien que había esperado demasiado para volver a tenerla cerca.. el caballo empezó a caminar con pasos firmes, y Orlando sostenía a Ruby con cuidado pero sin debilitar la firmeza de su agarre. cada grito de ella, cada intento de zafarse, solo lo hacía sentir más vivo y más consciente de lo que estaba en juego.
Mientras cabalgaban entre los árboles, el viento golpeando sus rostros, Orlando habló con voz grave, pero con un dejo de complicidad que Ruby no esperaba.
Orlando: Ruby… sabes que me gusta cuando participas… —dijo, observando cada movimiento suyo— sabes que me gusta rudo… y con cada golpe que me das, con cada intento de morderme, solo me estas provocando…
Ruby lo miró, los ojos entrecerrados por la mezcla de enfado y confusión.. su corazón latía con fuerza, no solo por la velocidad del caballo, sino por la intensidad de sus palabras.. por un instante, se detuvo en sus movimientos, evaluando si realmente estaba hablando en serio o solo intentaba asustarla.
él, notando su pausa, sonrió con cierta malicia contenida y continuo..
Orlando: no pienses que tus golpes me hacen daño… me emocionan, me hacen querer… —sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras la sostenía con firmeza, cada palabra cargada de deseo y control—…quiero que sepas que aunque luches, aunque grites, siempre vas a ser mia.
Ruby dudó por unos segundos, sus manos aflojaron un poco los golpes y por un instante su corazón pareció detenerse. Orlando lo notó de inmediato, su mirada se fijó en ella con una intensidad que casi la hizo temblar.
Ruby: ¡estas loco!¡déjame en paz! ya nos hemos separado, ¡no tienes derecho!
Orlando la sostuvo más firme, sin perder el ritmo del caballo, pero sin soltarla. su respiración era agitada, y la mezcla de frustración, deseo y alivio lo golpeaba con fuerza.
Orlando: separados… en verdad, Ruby, nunca dejaste de ser mia. nunca dejaste de ser mi esposa..
Ruby jadeaba mientras el caballo giraba en una curva pronunciada, intentando aprovechar el movimiento para soltarse. sus manos golpeaban el pecho de Orlando, y por un instante creyó que podría zafarse de su agarre.
Ruby: ¡suéltame!
Pero Orlando, rápido y decidido, ajustó su agarre. con una sola mano, hábilmente, la sujetó ahora por debajo de su vestido, controlando sus movimientos sin perder el equilibrio sobre el caballo. Ruby sintió un escalofrío recorrer su espalda y un rubor inesperado subió a sus mejillas, mezcla de miedo, sorpresa y algo que no quería admitir.. la excitación que la acción provocaba.
Orlando: Ruby… —dijo él con voz grave, casi ronca—…¿crees que vas a escaparte de mi tan fácil?
Ruby lo miró con los ojos fulminantes, la respiración entrecortada por la rabia y la vergüenza, y le gritó:
Ruby: eres un desvergonzado, un pervertido… ¿cómo te atreves?
Orlando la sujetó con más firmeza, pero no con violencia… había en su gesto algo de posesión y algo de dolor. y entonces, se rio, una risa baja y amarga que le salió de dentro…
Orlando: sí.. es cierto.
La miró a los ojos con una mezcla de desafío y deseo, y añadió, sin apartar la mano..
Orlando: ahora mismo… podría hacerte todo lo que sabes que puedo hacer.
Las palabras colgaron en el aire, pesadas. Ruby sintió como si un escalofrío la atravesara, no sólo por la posibilidad física, sino por lo que implicaba.. la cruza entre su poder y el de él, entre la furia y la atracción. quería escupirle, separarse, humillarlo frente a todo el mundo… pero tambien, en un rincón oscuro de su pecho, algo se removía.. memoria, instinto, la parte de ella que habia amado.
Ruby: no lo harás.. no tienes derecho.
Orlando clavó en ella una mirada que era a la vez suplica y orden. por un instante, la dureza se quebró y asomó una verdad que no sabia decir de otro modo..
Orlando: no quiero hacerte daño, Ruby. no quiero perderte otra vez.
Esas palabras, sinceras o no, alcanzaron a tocarla. Ruby cerró los ojos un segundo, luchando con la mezcla de miedo, rabia y una dolorosa nostalgia.. su cuerpo todavía buscaba salir, sus manos la empujaban a huir, pero su voz al final fue un susurro..
Orlando: déjame bajar, orlando.. estoy cansada.
él asintió, con una rigidez que ocultaba alivio y culpa, y la sostuvo con cuidado mientras la ayudaba a montarse mejor, a recobrarse. el caballo siguió su camino, entre sombras y hojas, y entre ambos, la tensión seguía, densa, imposible de ordenar.
Mientras avanzaban, cada uno con sus demonios, ambos sabían que aquel encuentro no se resolvería en un día.. que venian capítulos duros por delante, preguntas sin respuesta y la necesidad de decidir si el pasado podia curarse, o si lo que quedaba era solo la memoria de lo que alguna vez fueron.
Será otra hermosa historia
Pobre duque 😝