Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Esa noche mientras dormía, tuve una horrible pesadilla, mi nombre era otro, tenía otro aspecto y era un niño de 10 años. Caminé por los alrededores de la casa mientras sostenía una linterna.

—Pa… ¿Papá? —pregunté volteando a los alrededores—.

De pronto comencé a escuchar unas risas que provenían de la sala principal de la casa, eran ratas y cuervos. Esas ratas eran distintas a las que había en la habitación de mi bisabuelo, sus ojos eran tan rojos como la sangre.

—¡¿A dónde se lo llevaron?! ¡¿Dónde está mi papá?! —pregunté exaltado y asustado—.

Las ratas y los cuervos solo se rieron mientras empezaban a cantar una canción con sus voces chillonas e irritantes:

“Ya no tienes salida, ya has caído en su trampa, ya no eres humano… Ahora eres solo una comida, nuestra comida, y la comida ya no tiene posibilidad de escapar”

—Freddy… ¿Por qué huyes? ¿No quieres venir a cenar conmigo? —en la oscuridad del pasillo que daba a la cocina, se pudieron ver unos brillantes ojos rojos que te paralizaban con solo verlos—. Tengo mucha hambre… y no podré comer sin tí

Antes de que pudiera gritar me desperté de un salto de la cama, cayéndome de la cama debido al miedo. En el suelo pude ver unas cuantas ratas con afilados dientes y con ojos rojos como los de ese sueño. Ellas al verme, salieron de mi habitación corriendo mientras emitían un chillido que parecía una risa burlona, como si ellas se burlaran de lo que me esperaba en la casa.

—¡May! ¡Mi amor! ¡Baja que ya esta el desayuno! —gritó mi abuelita desde la cocina—.

Adormilada y con los ojos entrecerrados bajé a la cocina, mi abuelita estaba ahí esperándome con un plato lleno de galletas de jengibre y un vaso de chocolate.

—Jaja, sí que eres hija de tus padres, los tres hacen la misma cara cuando se despiertan

—Abuelita ¿Y Mami y Papi? ¿Ya se fueron?

—Sí, se fueron anoche, mi amor, te quedaste tan dormida que no pudieron ni despertarte, pero tranquila yo voy a cuidar de ti hasta que ellos regresen —mi abuelita me dio el plato con galletas y el vaso con chocolate—. Ahora ve a comer con tu hermanito

Cabeceando por el sueño fui a sentarme en la mesa, donde estaba mi tía Mayo alimentando a Jade con un asqueroso puré verdoso. Mientras comía volteé a la puerta, esperando que mis papis regresaran. Cuando ellos no estaban, me sentía un poco sola y ansiosa, aunque no podía llorar como cuando era una bebé. Como toda buena hermana mayor debía ser fuerte y cuidar de Jade.

—¿Y bien? May ¿Ya le hiciste tu carta a Santa?, tu mamá me dijo que te portaste muy bien este año y que Santa te traerá un hermoso regalo

—N-no, es que he estado muy ocupada con mis misiones de cazadora de misterios y no he podido escribirla

—Bueno, ¿y qué le vas a pedir?

—¡Le voy a pedir una hermana! —mi tía soltó una pequeña carcajada al oírme—. Mmm…

—Jaja, nena, creo que tus papis ya tienen muchas bocas que alimentar, dudo que quieran otra en su situación actual, aunque conociendo lo descuidados que son tus padres, no me sorprendería que te hagan un hermanito menor pronto

—Pero yo no quiero un hermanito menor, quiero una hermana mayor como Lana

—Bueno nena, a veces la vida nos da cosas que no deseamos y no podemos hacer nada para cambiarlo, pero mira el lado bueno, deberías estar feliz de ser la hermana mayor de Jade

—Mmm… —me quejé con el ceño fruncido mientras miraba a Jade con un poco de envidia—.

Después de desayunar, mi abuelita nos llevó a Jade y a mi al centro comercial para comprar las cosas para decorar su casa. Debido a que mi abuelita era una mujer que solía tropezar con las cosas, tuve que cargar a mi hermano menor en brazos todo el camino, era cansado debido a lo gordo y pesado que estaba Jade, pero cuando él nació mami me dio la misión de cuidarlo sin importar qué.

—Querida, estás segura de que puedes cargarlo

—S-sí, yo puedo sola

—Y no puedo cargarlo tan siquiera un poquito

—¡No! —respondí al instante mientras retrocedía con mi hermano—.

—Jajaja, esta bien, bien, tú lo cuidas, aunque también necesito que me ayudes a cargar algunas cosas queridas por lo que debemos buscar un carrito de compras con portabebés para tu hermano

Por suerte para mí cuerpo lleno de galletas de navidad y para la higiene de Luna quien estaba siendo manchada de baba por Jade, logramos encontrar un carrito con un asiento para bebés. Gracias a que mami me había enseñado a leer pude ayudar a mi abuelita a recordar las cosas de su lista de compras.

—Hmm… May, es una salsa de tomate o mermelada

—¡Una salsa de tomate! Tomate, abuelita, ¡Tomate! —le recalqué mientras le mostraba lo siguiente que seguía de la lista—.

—Jaja, entonces será el de tomate —dijo, tomando la salsa de tomate—. ¿Y qué sigue después, querida?

—Un pavo para la te… —me detuve para ver mejor lo que estaba escrito—. ¡Cena! Un pavo para la cena

—Bien, entonces vamos que no podemos quedarnos en el pueblo mucho tiempo

—¿Huh? ¿Por qué, abuelita?

—Por nada, mi amor, pero no es muy agradable la vista después del mediodía y tu abuelo se pone muy nervioso si me voy por mucho tiempo de la casa

Cuando terminamos de reunir todas las cosas de la lista, mi abuelita nos compró a mi y a Jade un vasito con nieve de galleta oreo, ¡Era deliciosaaa!. Solo que a Jade se le cayó su vaso mientras mi abuelita pagaba las cosas, y comenzó a gritar como loco, por lo que tuve que compartir mi vasito para que dejara de llorar.

—Te odio… —murmuré mientras le daba de mi nieve a mi hermanito—.

Siempre que pasaba eso, tenía que compartirle de mis cosas, nunca era al revés, lo que me hacía pensar en lo bien que debía ser tener un hermano mayor. Debía ser el paraíso, ya que al ser el mayor él estaba a cargo de todo, y podías culparlo o quitarle su comida, pues en parte era su responsabilidad cuidarte.

Si había un regalo que sí o sí debía pedirle a alguien tan mágico como Santa Claus era un hermano mayor, alguien que me cuidará como mis papis, pero que no fueran ellos